Gastronomía

¿Dónde se come el mejor cachopo de Canarias? Crujiente, jugoso y digno de un viaje

El secreto del cachopo más querido del Archipiélago nace en la cocina de un chef que trajo la tradición asturiana al sur de Tenerife

Cachopo
¿Dónde se come el mejor cachopo de Canarias? Crujiente, jugoso y digno de un viajeRaza Nostra

Viajar a Asturias sin salir de Tenerife es más fácil de lo que parece cuando uno toma la autopista del Sur rumbo a Arafo y termina sentado en una mesa de Fogón Cho Edu, un restaurante que se ha convertido en punto de encuentro para quienes persiguen el que muchos ya consideran el mejor cachopo de Canarias y quieren, por un rato, sentirse en el norte sin dejar la isla.

Quien llegó hasta allí por recomendación de redes sociales fue el perfil @guachinchesmodernos, que acostumbra a recorrer los bares y restaurantes más auténticos de Tenerife y que, tras hincarle el diente al cachopo de la casa, confesó que el plato los transportaba directamente a Asturias, tanto por el sabor como por la forma de entender la cocina, y remató la visita con una frase que lo resume todo al asegurar que "para creer que están en la tierrina solo les falta asomarse a la puerta y ver una pradera con vacas". Esa sensación de viaje sin avión se ha ido extendiendo entre comensales que cruzan media isla únicamente para probar una ración, pensada para compartir, donde la ternera envuelve jamón, queso que se funde con intensidad y un empanado que llega crujiente a la mesa.

Detrás de ese éxito hay un plato con mucha historia, ya que el cachopo nació en Asturias como una receta fácil de hacer que aprovechaba dos filetes grandes de ternera para convertirlos en un único bocado, relleno tradicionalmente de jamón serrano y queso, rebozado después y frito hasta conseguir una costra dorada que encierra un interior jugoso, y con el tiempo esa fórmula se ha ido adaptando, de modo que muchos locales han añadido quesos azules, setas u otros ingredientes que dan personalidad a cada versión. En Tenerife, Fogón Cho Edu ha apostado por mantener el espíritu clásico, cuidando la carne y el punto de fritura, pero introduciendo matices propios en el relleno y en el pan rallado, de manera que cada corte deja ver un interior cremoso y aromático.

Al frente de este pequeño rincón asturiano está Eduardo Espasande, gijonés, y, por supuesto, cocinero de oficio. Abrió el restaurante en 2013y decidió recrear en una nave cercana al polígono de Güímar el ambiente de las casas de comidas de su tierra, con protagonismo de la madera y una carta sencilla pero muy reconocible para cualquiera que haya pasado alguna vez por Oviedo, Gijón o cualquier aldea de la cordillera.

El local se encuentra muy cerca del cruce de la autopista del Sur, lo que facilita el acceso a quienes se desplazan desde Santa Cruz, La Laguna o el Valle de Güímar, y abre todos los días a mediodía salvo los martes, jornada de descanso del equipo, así que lo habitual es que el comedor se llene en horas centrales con familias, grupos de amigos y parejas que reservan con antelación para asegurarse un hueco.

No solo hay cachopo

Aunque el cachopo se lleva buena parte de la fama, la carta de Fogón Cho Edu permite recorrer otros sabores muy representativos de Asturias y muchos clientes empiezan el festín con croquetas caseras de jamón ibérico y queso cabrales, pequeñas porciones cremosas por dentro y crujientes por fuera que funcionan como el prólogo de un buen libro que estás a punto de comenzar. Otro entrante muy solicitado es el picadillo, elaborado con chorizo, papas y huevos fritos, que llega a la mesa con un toque leve de picante, suficiente para abrir el apetito sin eclipsar lo que viene después, y en muchos casos el siguiente paso pasa por compartir una fabada humeante, ese guiso de alubias, chorizo, morcilla y cerdo que en el Principado se asocia con sobremesas y que en Arafo se ha integrado con naturalidad en las costumbres de la isla.

Para cerrar la comida, el postre más repetido es un arroz con leche servido ligeramente templado, con textura melosa y coronado por una fina capa de azúcar y canela, un final dulce que recuerda a las recetas que se hacían en las cocinas de pueblo y que muchos acompañan con un café o con un pequeño vaso de crema de orujo ofrecido como detalle de la casa, gesto que termina de redondear la experiencia. Cuando uno se levanta de la silla, es fácil entender por qué este restaurante de Arafo se ha convertido en sinónimo de cachopo en Canarias y por qué cada vez más gente habla de él como la mejor manera de viajar a Asturias sin tener que pisar un aeropuerto.

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