Expresiones canarias
Estas cinco expresiones canarias deberían estar en tu vocabulario si vives en la península
Desde 1999, la riqueza del habla canaria está registrada en la Academia Canaria de la Lengua
Cuando se piensa en Canarias, es habitual imaginar paisajes increíbles, aguas cristalinas y un clima que parece vivir en primavera todo el año -aunque ya la realidad es bien distinta-. Sin embargo, estas islas en medio del Atlántico son mucho más que un destino turístico. Su gente, tradiciones y cultura conforman un espacio propio en el que incluso el lenguaje adquiere matices diferentes.
Aquí recogemos cinco de estas curiosidades del lenguaje canario que, si visitas el Archipiélago -o incluso si no lo haces-, te serán útiles y seguramente te arrancarán una sonrisa.
Agüita
Es una interjección que denota asombro, sorpresa o incluso admiración, dependiendo del contexto y del tono. Por ejemplo: “¡Agüita lo que cobró ese restaurante por un café!”. Es tan expresiva porque evoca emociones de forma gráfica y sonora, como ese escalofrío cuando te cae agua fría.
Choso
Es una forma coloquial de referirse a una casa o vivienda, sin importar su tamaño o estilo. Por ejemplo: “Vamos a mi choso a jugar". Nos encanta porque es directa, cercana y tiene un aire desenfadado, mucho más divertida que decir simplemente "casa".
Tolete
Aunque su significado literal es más bien anatómico (órgano reproductor masculino), en el uso cotidiano se convierte en un insulto leve, casi cariñoso, para llamar a alguien torpe o ingenuo. Por ejemplo: “¡No seas tolete y presta atención!”. Lo curioso es que puede ser ofensivo en otros lugares, pero en Canarias tiene un tono mucho más familiar y desenfadado, como parte del humor isleño.
Tenderete
Es mucho más que una fiesta. Se trata de una celebración improvisada, generalmente entre amigos o familia, con abundante comida, bebida y, a menudo, música. Por ejemplo: “Vaya tenderete el del viernes". Enamora porque en Canarias saben que la buena mesa y la buena compañía merecen su propio término.
Machango
Aunque originalmente designa a un muñeco o figura, en el uso popular suele referirse a alguien torpe o tonto. Por ejemplo: "¿Quieres dejar de seguir haciendo el machango?". Vale la pena usarla porque tiene fuerza, sonoridad y una carga humorística muy canaria. Es una forma perfecta de expresar que alguien está haciendo el tonto, pero con un giro simpático y pintoresco.