Los Simpsons

La expresión más icónica de Los Simpson que en realidad nació en España

Una investigación revela cómo este término acabó formando parte del ADN de la familia más conocida de la televisión

"Los Simpson" desvelan el mayor secreto de Homer 35 años después
"Los Simpson" desvelan el mayor secreto de Homer 35 años despuésFox

"Dabuten" pasó de sonar en parques y descampados de los años ochenta a quedarse grabado en la mente de toda una generación gracias al doblaje español de Bart Simpson, aunque detrás de esa muletilla juvenil se esconde una historia mucho más antigua en la que se mezcla germanía, caló, teorías alemanas y una posible huella canaria.

Quien recuerda las primeras temporadas de la serie animada emitida en España seguramente asocia el entusiasmo del travieso Bart con ese "dabuten" que soltaba cada vez que algo le parecía genial, sin embargo la locución no nació en Springfield sino que llevaba ya más de un siglo circulando por el castellano en formas como de buten o de abuten, registradas por la Real Academia Española con el sentido de excelente y lo mejor de su clase, siempre ligada a contextos coloquiales y a hablas populares.

A partir de ahí el rastro de esta voz conduce a escenarios muy distintos porque los especialistas en lexicografía la relacionan con la jerga de la delincuencia del siglo XIX, mientras otros trabajos la enlazan con el caló de las comunidades gitanas e incluso con expresiones de origen alemán, lo que muestra hasta qué punto el término se ha movido por capas sociales y territorios muy variados antes de convertirse en eslogan juvenil en la España de la Transición.

La primera parada obligatoria se encuentra en la literatura realista del XIX ya que Benito Pérez Galdós introduce la forma de "buten" en la novela Miau, donde aparece en boca de personajes vinculados a ambientes modestos y castizos, algo que encaja con su condición de giro popular, y poco después la zarzuela La Verbena de la Paloma incorpora la misma construcción dentro de un diálogo festivo, señal de que el público de la época entendía sin dificultad el matiz elogioso de esa expresión.

Los diccionarios históricos sitúan el origen en la germanía, la jerga empleada por rufianes y presidiarios para hablar sin ser comprendidos por las autoridades, mientras que otros estudios apuntan hacia el caló y recuerdan que voces como "but" o "bute" significan muy o mucho, de modo que una prenda o un objeto de buten equivaldría a algo especialmente bueno, lo que habría facilitado su salto posterior al habla juvenil, donde se consolidan variantes como dabuti o dabuten al final del siglo XX.

Junto a estas explicaciones más asentadas circulan hipótesis mucho más pintorescas, entre ellas la que relaciona la expresión con una supuesta marca de vino italiano apreciada por Amadeo de Saboya durante su breve reinado en España, teoría que los expertos descartan porque el uso documentado de la locución es anterior a la llegada del monarca y porque no existe evidencia sólida de esa etiqueta enológica, lo que no ha impedido que el mito se repita con frecuencia en foros y redes.

Y llegó Canarias

En los últimos años ha ganado visibilidad otra interpretación que sitúa una parte del relato en Canarias y que aparece recogida en el libro Orgullo Canario, obra del periodista Airam González del Rosario, quien sostiene que la popularización moderna del término tendría mucho que ver con la fuerte presencia británica en el Archipiélago, especialmente en Las Palmas de Gran Canaria, donde desde el siglo XIX se asentó una comunidad anglosajona dedicada al comercio, al turismo y a los servicios portuarios.

Esa colonia levantó clubes sociales, hoteles, instalaciones deportivas y hasta cementerios propios, además de importar productos alimentarios que no se fabricaban en las Islas, entre ellos una mantequilla de gran calidad que llegaba en recipientes marcados con la palabra inglesa butter, y según González del Rosario esa etiqueta se convirtió primero en sinónimo de manteca fina y más adelante en referencia para cualquier artículo considerado de primera, lo que habría impulsado una cadena de deformaciones fonéticas que iría de "butter" a "buter", después a "buten" y, ya en pleno auge juvenil, a la forma "dabuten" que sonaba en las calles canarias y peninsulares durante los ochenta y noventa.

Si se cruzan estas piezas el resultado dibuja una trayectoria singular porque la misma familia de formas aparece en novelas galdosianas, en zarzuelas castizas, en repertorios de germanía, en glosarios de caló y en testimonios de barrios periféricos del sur de Madrid, donde la jerga cheli adoptó de "buten" como sello de autenticidad y terminó transformándola en "dabuten", de manera que cuando el equipo de doblaje de Los Simpson necesitó dar un registro reconocible a Bart solo tuvo que tirar de esa reserva de lenguaje juvenil que ya estaba firmemente instalada en la cultura popular urbana.