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Gastronomía

Este pueblo de Albacete es el mejor para comer, según National Geographic

Alta cocina, sostenibilidad y esencia manchega se unen en este sorprendente destino gastronómico

Casas-Ibáñez (Albacete) Guía Repsol

Si hay un lugar en la provincia de Albacete donde la gastronomía ha traspasado fronteras, ese es Casas-Ibáñez. Este pueblo de la comarca de la Manchuela se ha convertido en un auténtico referente culinario en Castilla-La Mancha y en el resto de España.

Así lo confirma National Geographic, que ha elaborado un ranking con los siete municipios albaceteños donde mejor se come, y ha situado a Casas Ibáñez en el primer puesto, por delante de localidades tan reconocidas como Almansa o Alcalá del Júcar.

El secreto del éxito está en la revolución gastronómica liderada por Javier Sanz y Juan Sahuquillo, dos jóvenes chefs que han transformado el panorama culinario local. Todo comenzó con el restaurante Cañitas Maite, que pasó de ser una casa de comidas tradicional a convertirse en un referente de la cocina contemporánea.

Pero fue con la apertura de Oba-, su restaurante más ambicioso, cuando Casas Ibáñez dio el salto definitivo al mapa de la alta gastronomía nacional. Con una estrella Michelin y una estrella Verde por su compromiso con la sostenibilidad, Oba- ha elevado el nombre del municipio a lo más alto de la cocina española.

Casas Ibáñez ya no es solo naturaleza o tradición vitivinícola, ahora es también sinónimo de alta cocina, de creatividad, de producto de cercanía y de sostenibilidad. Como señala National Geographic, este pequeño pueblo ha pasado de ser una parada más en la Manchuela a convertirse en un "gastropueblo imprescindible".

Otros pueblos albaceteños que merecen mesa

Aunque Casas Ibáñez encabeza la lista, la revista también destaca a otros seis municipios donde la cocina brilla con identidad propia. Alcalá del Júcar, por ejemplo, combina su belleza paisajística con una propuesta gastronómica que va desde el cordero a la brasa hasta la sabrosa jeta frita, todo regado con el mejor azafrán local. En Almansa, el prestigioso restaurante Maralba, con dos estrellas Michelin, lleva más de dos décadas siendo un templo culinario que mezcla vanguardia y tradición con maestría.

El encanto serrano de Letur se refleja en sus platos: calderetas, chuletillas y productos lácteos de proximidad como los que elabora la firma Cantero de Letur. Por su parte, La Roda presume con razón de ser la cuna de los míticos Miguelitos, ese hojaldre relleno de crema pastelera que ha conquistado paladares más allá de la provincia.

En Villamalea, el queso es religión y su joya gastronómica se llama Quesos La Rueda, una quesería artesanal que rompe esquemas con sus pastas blandas y afinados con mohos naturales. Y si el plan pasa por respirar aire puro y disfrutar de la cocina de montaña, Riópar ofrece asados tradicionales de cordero y cabrito en un entorno natural inmejorable.