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El abrazo de Sánchez e Iglesias protagoniza una intensa sesión plenaria en las Cortes

Fernández Mañueco asegura que el presidente en funciones «dormirá ahora mucho peor», Igea augura que en seis meses se notarán las «nefastas» consecuencias del acuerdo y el PSOE lo defiende: «Las personas serán lo primero»

El presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, interviene desde su escaño en el Pleno de las Cortes celebrado ayer
El presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, interviene desde su escaño en el Pleno de las Cortes celebrado ayerMiriam ChacónIcal

El acuerdo de coalición alcanzado por el socialista Pedro Sánchez y el líder de Podemos, Pablo Iglesias, como un primer paso para desbloquear la situación política en España, protagonizaba una intensa sesión plenaria de control al Gobierno de la Comunidad en las Cortes de Castilla y León.

El presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, se acordaba la reciente entrevista que le hacía Antonio Ferreras en La Sexta al candidato socialista y que luego le costó una amonestación de la Junta Electoral Central, en la que Sánchez renegaba de un posible acuerdo con Podemos «porque el 95 por ciento de los españoles no dormirían tranquilos con Iglesias de vicepresidente», para asegurar que tras el abrazo de este lunes con el líder morado, el presidente en funciones «va a dormir mucho peor».

Antes, tras salir del Comité Ejecutivo Nacional del PP celebrado en Madrid, Fernández Mañueco echaba en cara a Sánchez que haya elegido el camino de la «radicalidad», y auguraba un Gobierno «complicado y débil» para afrontar los desafíos a los que se enfrenta España, especialmente en lo económico y territorial.

También en el pleno, el vicepresidente de la Junta y líder de Ciudadanos en la Comunidad, Francisco Igea, aprovechaba una pregunta de control formulada por la socialista Patricia Gómez sobre si los partidos independentistas deben ser ilegalizados, como apoyó Cs en la Comunidad de Madrid, para recordar que su partido y él creen en la igualdad, asegurar que el nacionalismo es el «cáncer» de este país e insistir en que Ciudadanos «nunca» lo respaldará.

Replantear el pacto PP-Cs

En una intervención muy aplaudida por los populares y compañeros de Ejecutivo, Igea auguraba que en menos de seis meses los castellanos y leoneses empezarán a notar las «nefastas» consecuencias en Castilla y León de este abrazo entre Sánchez e Iglesias.

Además, pedía al PSOE que haga lo mismo que Ciudadanos y aísle a los nacionalistas «si quiere ser un partido decente», llamaba a socialistas y populares a promover un pacto entre las fuerzas constitucionalistas, y abría la puerta a replantear los acuerdos en las comunidades en las que cogobiernan, como es el caso de Castilla y León, pero siempre y cuando Sánchez replantee su acuerdo con Podemos. «Estamos dispuestos a todo», decía.

La socialista Virginia Barcones, por su parte, defendía el acuerdo «porque es lo que los españoles han votado el domingo», destacaba la apuesta por la España vaciada y contra la despoblación que incluye este pacto, y reivindicaba la puesta en marcha de un Gobierno progresista centrado en las personas «que no dejará a nadie atrás».

Por otro lado, cabe señalar que el habitual cara a cara entre Fernández Mañueco y Luis Tudanca, dejaba la denuncia de este último al presidente, al que acusaba de haber puesto «en riesgo» el Diálogo Social, por las fallidas negociaciones con los sindicatos en la aplicación de las 35 horas de los empleados públicos.

En su respuesta, Fernández Mañueco negaba la mayor y reivindicaba la fortaleza de la concertación social. «Está más fuerte que nunca», decía, ala vez que invitaba al líder de los socialistas a sumarse de una vez a la legislatura y hacer una oposición, dura y crítica si quiere, pero, sobre todo, más constructiva.

Un Gobierno fuerte que defienda al ganadero

El portavoz de Por Ávila (XAV), Pedro Pascual, se estrenaba en las Cortes en un cara a cara con Fernández Mañueco, al que trasladaba su inquietud por el aumento de los ataques del lobo a la ganadería abulense. El presidente contestaba que la directiva europea que prohíbe la caza al sur del Duero es «obsoleta» y exigía un Gobierno fuerte que defienda los intereses de España en Europa.