Sociedad

Hondo pesar en la Guardia Civil por el fallecimiento del teniente coronel Pedro Alfonso Casado

Sus subordinados aseguran que “Perico” era de los jefes que dicen “seguidme”, y no “adelante”

Agentes de la Guardia Civil del teniente coronel fallecido
Agentes de la Guardia Civil del teniente coronel fallecidoPhotogenic/Claudia AlbaEuropa Press

La muerte en acto de servicio del teniente coronel de la Guardia Civil Pedro Alfonso Casado, jefe de la Unidad Especial de Intervención (UEI), ha causado un hondo pesar dentro de la Benemérita por la valía del mando fallecido y por la relevancia de dicha unidad, que ha protagonizado decenas de acciones, en condiciones de gran peligrosidad, en especial en la lucha contra el terrorismo de ETA.

Fundada en 1978, con el nombre de Grupo de Intervención Inmediata (GII), en 1982 paso a adoptar su actual denominación. Uno de sus principios, según me explicó el que fuera uno de sus jefes durante muchos años, era la de pasar inadvertidos, no dar publicidad a sus intervenciones ya que entendían que ello contribuía a que se desconocieran sus sistemas operativos.

La UEI ha participado en la práctica totalidad de las desarticulación de los «comandos» de ETA que había localizado, previamente, el Servicio de Información (SIGC): «Donosti», «Vizcaya», «Araba», «Nafarroa», en varias ocasiones cada uno de ellos, «Barcelona»y «Andalucía», fueron neutralizados, en cuestión de segundos, por los agentes. Cuando el terrorista quería reaccionar ya tenía un arma que le apuntaba y los grilletes a punto de ser colocados en sus muñecas.

Además de asaltar los pisos en los que se escondían los etarras, la UEI cuenta con una gran experiencia en lo que a resolución de secuestros de aviones y el abordaje de barcos en alta mar, así como la protección de personalidades que han visitado España.

Ésta es, en pocas líneas, la unidad que mandaba el teniente coronel fallecido, con una gran trayectoria dentro de la Guardia Civil. Apreciado por sus subordinados, era de los jefes que dicen «seguidme», y no «adelante», porque se situaba en primera línea de acción.Cuando le alcanzó el disparo que ha acabado con su vida, trataba de ejercer otra de sus especialidades, la de negociador, para resolver situaciones comprometidas antes de llegar a la intervención directa.

Cumplía a la perfección el principio de estar en los «puestos de mayor riesgo y fatiga» y era consciente que mandaba una unidad cuyo trabajo, entre otras cosas, consistía en salvar la vida de terceros a cambio de poner en riesgo la propia.

«Siempre fiel a su deber, sereno en el peligro y desempeñando sus funciones con dignidad, prudencia y firmeza...», como dice la Carilla del Duque de Ahumada, fundador de la Guardia Civil. Así era «Perico», como le conocían sus compañeros.