Sanidad

Estos son los graves peligros de realizar una dieta sin supervisión médica

Profesionales de la Sociedad Castellano Leones de Endocrinología, Diabetes y Nutrición nos advierten de los “principales problemas”

Se recomienda incrementar el consumo de vegetales
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Llega el verano, y toca ponerse en forma a la hora de ponerse el bañador. Por eso, muchas personas deciden ponerse a dieta con el fin de perder peso de la manera más rápida posible. Y lo que es más vital, sin supervisión médica. Y es que, según los profesionales de la Sociedad Castellano Leonesa de Endocrinología, Diabetes y Nutrición, los peligros de iniciar una dieta sin control médico son muchos y puede conllevar trastornos físicos importantes para nuestra salud a corto, medio y largo plazo.

Para empezar, al comenzar la dieta nuestro organismo sufre modificaciones en el equilibrio del metabolismo. Es decir, con la misma actividad consumimos menos energía, y que hace que cuando se acabe la dieta, el repunte de peso sea lo habitual aunque comamos menos.

Pero estos son los principales peligros:

  • Posibles desequilibrios nutricionales con déficits de vitaminas y minerales.
  • Aparición de alteraciones del hábito alimentario peligrosos, sobre todo en personas jóvenes, que pueden generar trastornos del comportamiento alimentario.
  • Empeoramiento de la enfermedad de base: cardiaca, renal, hepática.
  • La realización de dietas milagro pueden ser problemáticas para la salud incluso en personas sanas

En general la realización de una dieta para perder peso conlleva una disminución en el aporte calórico de en torno a 500 calorías al día, de la dieta que realiza habitualmente esa persona, por lo que desde esta Sociedad se pide que se tengan en cuenta los siguientes consejos:

  • Comer variadamente de todos los grupos de alimentos, aumentando el consumo de carbohidratos hasta un 55 ó 60 por ciento del aporte energético total, sin que la ingestión de azúcares simples sobrepase el 10 por ciento del total.
  • Aumentar el consumo de frutas, vegetales y granos completos de cereales, con reducción del consumo de azúcar refinado y alimentos ricos en ella.
  • Reducir el consumo de grasas hasta un 30 por ciento del aporte de energía diaria, siendo muy importante la calidad de las grasas. Las grasas monoinsaturadas deben constituir un 15 por ciento del total de las calorías ingeridas, y están representadas fundamentalmente por el ácido oleico (omega 9). También es importante aumentar el consumo de grasas polinsaturadas (omega 3: aceite de pescado y omega 6: aceite de semillas vegetales), pudiendo alcanzar porcentajes del 5-10% del aporte calórico total. Las grasas saturadas proporcionarán menos de un 10% de la energía total. Y provienen fundamentalmente de las grasas animales y lácteos. Se recomienda reducir el colesterol a 300 mg/día.
  • Respecto a las proteínas, es necesario limitar a un 15 por ciento el aporte energético de estos macronutrientes y el aporte corregido por peso a 0,8 gr por Kilo de peso y día. Debemos intentar que esas proteínas sean de alto valor biológico, fundamentalmente las que provienen de carnes, pescados, lácteos y huevos. Los vegetales como las leguminosas y, en menor medida, los cereales también pueden aportar proteínas, pero en este caso son de menor valor biológico.
  • La cantidad de fibra vegetal presente en la dieta no debe ser nunca inferior a los 22 gr/día o, corregida por ingesta de calorías, a 10 gramos por cada 1000 calorías. La presencia de fibra en la dieta permite mantener un hábito intestinal adecuado, a través del contenido de fibra insoluble (fibra que no se fermenta en nuestro tubo digestivo) y de fibra soluble (fibra fermentable), que mejora el perfil metabólico de los lípidos y la glucosa, disminuyendo también el vaciamiento gástrico.
  • La dieta debe aportar las calorías necesarias para cubrir las necesidades metabólicas de energía. Se recomiendan unas 30-40 Kcal por Kilo de peso y día.
  • Se aconseja no sobrepasar el consumo de sal en 3 gr/día para evitar un aporte excesivo de sodio, que podría dar lugar a sobrecarga renal e hipertensión arterial. Así mismo, hay que evitar también los alimentos que contengan un alto porcentaje de sal, que fundamentalmente son los alimentos procesados industrialmente.
  • Si consumimos bebidas alcohólicas, debemos hacerlo con moderación: un vaso de vino en comidas a las mujeres y hasta dos en los varones.