Religión

Fervor en Ávila para arropar a Santa Teresa

García Burillo llama a seguir el camino de “esperanza” en una fiesta radiante

Inicio de la segunda parte del Año Jubilar Teresiano, con motivo de la festividad de Santa Teresa de Jesús, con la celebración de una Eucaristía en la catedral, a la que sigue una procesión por las calles del centro de Ávila, junto a la imagen de la Virgen de la Caridad, hasta la basílica de La Santa
Inicio de la segunda parte del Año Jubilar Teresiano, con motivo de la festividad de Santa Teresa de Jesús, con la celebración de una Eucaristía en la catedral, a la que sigue una procesión por las calles del centro de Ávila, junto a la imagen de la Virgen de la Caridad, hasta la basílica de La SantaRicardo Munoz MartinAgencia ICAL

Emoción, ilusión, cariño, devoción y mucho calor para arropar a Santa Teresa, patrona de Ávila, en su día grande. Como cada 15 de octubre (salvo el paréntesis del 2020), los abulenses y los visitantes volvieron a echarse a la calle para arropar a la Santa el día de su fiesta, marcada por la misa en la Catedral y la procesión por las calles del centro de la ciudad, dos citas que resultaron multitudinarias y que dejaron un reencuentro radiante.

Unas tres mil personas siguieron desde las once de la mañana la eucaristía presidida por el obispo emérito de Ávila y administrador diocesano de Ávila, Jesús García Burillo, quien en la homilía llamó a seguir el camino de la Santa como símbolo de “esperanza” y guía ante las dificultades de estos tiempos y a vivir la continuación del IV Centenario de su Canonización y el inicio de un nuevo Año Jubilar.

En una Catedral abarrotada para la ocasión y con el coro de la Diócesis amenizando el oficio religioso, García Burillo destacó las virtudes de Santa Teresa como “maestra, escritora, fundadora de una familia religiosa con estilo propio” y como “mujer creyente que afirma la dignidad de la condición femenina”, aunque “lo esencial” en ella fue “su configuración con Cristo”.

Tras resaltar que le fue concedido “el espíritu de la sabiduría” al poder “penetrar en el conocimiento de la experiencia de Cristo” y descubrir “su humanidad”, elogió su “transformación” hacia “una dimensión en la que todo es vivido por Cristo y en Cristo”. Una experiencia que trasladó a “un nuevo estilo de vida comunitaria” con la que inició sus fundaciones y una “energía que nos ofrece hoy”, a su juicio “la razón que nos reúne en el IV Centenario de su Canonización y que lo seguirá haciendo en el Año Jubilar que ahora comienza”.

El obispo emérito de Ávila aseguró que “la sociedad necesita interioridad, penetrar en su alma las realidades de la vida, las más sencillas, como la amistad, la familia y el trabajo, o las más complejas, como la economía, la política, la invasión de Ucrania o los poderes que mueven el mundo”, y ese “será el camino que nos lleve a procurar un mundo penetrado por el Evangelio”.

Así, dijo que “Teresa puede darnos a nosotros, tantas veces solos o angustiados, lo que más necesitamos, el calor y la fuerza de una esperanza renovada”, así como ayudarnos a “no echarnos para atrás en las dificultades y a poner de manifiesto lo que realmente importa, el crecimiento en las virtudes que tienen relación con los demás”. “Teresa enciende en nosotros la esperanza indicándonos el camino a recorrer”, concluyó.

No faltaron a la cita las autoridades religiosas, civiles, militares, policiales y académicas, entre ellas el alcalde de la ciudad, Jesús Manuel Sánchez Cabrera, y el resto de la Corporación Municipal; el presidente de la Diputación, Carlos García; el delegado de la Junta, José Francisco Hernández Herrero; el subdelegado del Gobierno, Fernando Galeano, así como procuradores en Cortes, diputados nacionales, diputados provinciales o senadores. También asistió en primera fila la ministra de Defensa, Margarita Robles.

Tras la misa, Ávila se echó a la calle para acompañar a la patrona. El sol y la buena temperatura también se sumaron a una procesión que, salvo por algunas mascarillas, dejó imágenes de la época prepandemia, con miles de personas haciendo pasillo en el centro de Ávila, móvil en mano, para inmortalizar el paso de la comitiva.

Minutos después del mediodía la imagen de la Santa esculpida por Gregorio Fernández fue recibida al son del himno nacional, entonado por la Banda de Música de Ávila, y entre aplausos y el sonido de campanas y cohetes. La talla estuvo arropada, además de por el entusiasta público, por las cofradías y hermandades de Ávila, los gigantones y cabezudos abulenses, la Banda de Dulzainas de Ávila, la banda de El Amarrado, las autoridades y la banda del Cuerpo de Intendencia, así como por la Virgen de la Caridad, su fiel compañera.