Turismo industrial
Conoce las cuencas mineras en bicicleta: Estas son las principales rutas del carbón
En las provincias de León y Palencia existe un recorrido de unos 400 kilómetros que permite disfrutar de la naturaleza y empaparse del patrimonio industrial y etnográfico ligado a este mineral
Castilla y León puede presumir y de hecho presume de ser un paraíso para los amantes de la naturaleza, además de una comunidad con mucha historia detrás y una riqueza patrimonial sin parangón en todos los ámbitos. Como es el industrial, y, en este caso que nos ocupa, el que está ligado a la minería del carbón, ya casi desaparecida hace unos años en España, en general, y en las provincias de León y Palencia, en particular.
Pero, pese al destrozo económico, social y laboral que este hecho ha supuesto para las cuencas mineras leonesas y palentinas y también para España ante situaciones como la actual de crisis energética, al menos queda el consuelo de poder visitar muchos de estos yacimientos y minas que quedan en pie, ya sea como museos o como patrimonio industrial y también natural visitable, en el que revivir ese espíritu minero indomable y poder hacerse una idea de la dureza de una profesión ancestral de la que ya se aprovecharon los romanos y de la que vivieron decenas de miles de familias en la España del pasado siglo.
Pero si te gusta la aventura, el deporte, la sensación de libertad, disfrutar de su gastronomía y empaparte de la riqueza patrimonial y etnográfica existente en este país puedes dejar escapar la oportunidad de subirte a una bicicleta y pedalear durante alrededor de 400 kilómetros por las provincias de León y Palencia en la conocida como la Ruta de las Cuencas Mineras que discurre por la cordillera cantábrica.
Un recorrido interesante en el que el turista, que va desde la Montaña Palentina hasta los Ancares leoneses, en el que el turista, mientras da pedales en su bicicleta de montaña, puede apreciar de la arquitectura típica minera que se ve en los tradicionales los barrios obreros cercanos a las minas de carbón, hasta los pozos, cargaderos o lavaderos necesarios para la realización de esta peligrosa profesión y que, ahora, dan cuenta de una extraordinario patrimonio industrial en el que hay declarados hasta sesenta Bienes de Interés Cultural.
La principal ruta por las Cuencas Mineras es la que une la localidad palentina de Barruelo de Santullán con la leonesa de Balboa, en el valle del río Balboa, en la comarca tradicional de Valcarce, en pleno Bierzo. Entre medias alrededor de 400 kilómetros que se pueden hacer con tiempo y tranquilidad a lo largo de trece etapas, donde, a su vez, se pueden descubrir una decena de enclaves mineros de gran belleza y enorme trascendencia en su momento, que son de obligada visita en este recorrido.
Centro de Interpretación de la Minería
Esta primera etapa arranca en Barruelo, donde el turista se puede meter de lleno en esta cultura minera visitando el Centro de Interpretación de la Minería situado en este municipio de la Montaña Palentina, que lleva abierto 3 años como museo de antropología social y tecnológica y en el que se puede aprender desde el proceso de formación del carbón hasta la vida del minero. E incluso hay en su interior una mina visitable en la que el turista se puede hacer una idea de la dureza y peligrosidad de la extracción del carbón.
El Mirador de las Estrellas de San Cebrián de Mudá, construido en la España de Franco de mediados del siglo pasado en un antiguo secadero de carbón y que hoy sigue funcionando con el mineral, es el siguiente enclave que no hay que perderse para disfrutar de la Vía Láctea en esta primera etapa que finaliza en Cervera de Pisuerga.
Ya en tierras leonesas hay otros muchos lugares con patrimonio industrial ligado al carbón. Es el caso de Puente Almuhey, localidad enmarcada en el término municipal de Valderrueda, en la Montaña Oriental y bañada por el río Cea. Un lugar en el que disfrutar de un gran paisaje para hacer senderismo por la montaña y degustar una buena comida, con el cocido montañés como protagonista.
De ahí, y tras llenar la panza, el ciclista puede acercarse hasta Cistierna, municipio con pasado ferroviario y minero, donde se transportó mucho carbón, y cuyo espíritu sigue muy presente y muy vivo hoy en día pese al fin de esta actividad. Una localidad que ahora mira al futuro de otra forma y que vuelca sus esfuerzos en ofrecer un turismo de calidad.
Y es aquí donde se puede visitar otro de los lugares emblemáticos de la zona: el Museo Ferroviario que se ubica en el antiguo economato del ferrocarril de La Robla-Bilbao, y en el que hay un taller de maquinaria que alberga auténticos tesoros en máquinas que se utilizaban para reparar las locomotoras. También el turista puede ver en este espacio fotografías antiguas y un audiovisual que cuenta la centenaria historia del denominado como Ferrocarril Hullero. Un tributo merecido al tren y sus gentes.
La siguiente parada de esta Ruta por las Cuencas Mineras leonesas es el municipio de Sabero, compuesta por las localidades de Sahelices de Sabero, Olleros de Sabero, Sotillos de Sabero, Alejico y Sabero, capital del municipio. Un lugar minero por excelencia por cuanto la explotación del carbón y del hierro fue su actividad principal desde la primera mitad del siglo XIX. El fin de la minería ha hecho que el municipio ponga sus ojos también en el turismo de naturaleza, patrimonial así como en la gastronomía y la industria cárnica, con la carne de buey, de ternera y los capones como protagonistas.
Su playa fluvial y sus casas típicas mineras asombran al turista, que tiene en este municipio otro gran enclave minero: el Museo de la Siderurgia y Minería. Declarado Bien de Interés Cultural en 1991, este museo, dedicado a las personas que hicieron posible la instauración de la primera fábrica siderúrgica de España, a mediados del siglo XIX, se sitúa en el edificio de la Ferrería de San Blas, que antiguamente albergó la lonja de laminación de la primera Ferrería de España que funcionaba con carbón mineral. El edificio, construido en piedra y ladrillo, contó con las primeras máquinas de vapor de la provincia, así como trenes de cilindro y laminación, martillo pilón y cizalla importados de Gran Bretaña. Cuenta con exposiciones temporales.
Tras Sabero, la ruta continúa hasta Páramo del Sil, pero antes es obligatorio pasar por Toreno, municipio muy ligado a la minería del carbón. De hecho, este año han celebrado en mayo la primera edición de la Feria Carbontur, un proyecto que pretende huir del derrotismo y presentar una visión amplia y de futuro que apueste por las raíces de esta zona y que, sobre todo, mantenga viva la memoria minera y, de paso.
En Páramo del Sil, municipio que acogió también una de las centrales térmicas en las que se consumía el carbón del Bierzo y Laciana, se quiere aprovechar este pasado minero para atraer turistas y cuenta con un amplio programa didáctico con la minería como temática principal de la mano de la Fundación Cultura Minera, a la que está adherido.
En este municipio el ciclista pueda parar un rato y disfrutar de un nuevo espacio emblemático de esta Ruta por las Cuencas Mineras: la Galería Minera, una recreación de una mina a tamaño natural donde se puede conocer de cerca y bajo una detallada explicación de un antiguo minero, la evolución del sector de las cuencas mineras en el tiempo, cómo se trabajaba y los diferentes materiales utilizados, como las palas de extracción, las tuberías de ventilación, martillo o un pánzer.
Fabero es la siguiente parada para hacer fonda de este recorrido singular por los pueblos mineros de León donde se halla el emblemático Pozo Julia, construido en 1950 y cerrado en 1991 tras agotarse sus reservas. Un lugar mítico para los trabajadores de la minería del carbón, puesto que allí se han vivido episodios muy duros y complicados, como las protestas en forma de encierro ante el impago de las nóminas.
La Cuenca Minera de Fabero está declarada Bien de Interés Cultural con categoría de conjunto etnológico, donde, aparte del Pozo Julia, se encuentran el Pozo Viejo, la Mina Alicia, la Mina Negrín, el Poblado de Diego Pérez y Línea de baldes e itinerarios.
Todos ellos cuentan un gran interés patrimonial puesto que allí coexisten las galerías y pozos mineros, los castilletes para acceder al subsuelo, las salas de máquinas, los lavaderos y clasificadores del mineral, las instalaciones para los mineros, las dependencias administrativas y de gestión, los centros asistenciales y de abastecimiento y las infraestructuras viarias y de conexión de los procesos de transporte del material extraído
En esta Cuenca Minera de Sabero, además, existe un ruta de diez kilómetros de recorrido circular y unos 180 metros de desnivel que empieza y finaliza en este municipio, aunque se pasa por Cistierna. El recorrido empieza por la zona más industrial y a lo largo del trazado el ciclista o andarín puede contemplar el paisaje minero por excelencia así como el patrimonio industrial ligado al carbón y el hierro.
La ruta cicloturista puede proseguir hasta la capital de Bierzo y su Museo del Ferrocarril, ubicado en la antigua estación de la Minero Siderúrgica de Ponferrada, que rescata la memoria de la empresa y de un tren que unía Ponferrada y Villablino que dejó huella en el paisaje.
En esta ciudad también se encuentra el Museo de la Energía, en la antigua central térmica de la empresa Minero Siderúrgica, donde el turista podrá descubrir y aprender si no lo sabe, cómo se generaba luz o electricidad desde el carbón a principios del siglo XX.
Tras Ponferrada, la ruta se dirige hasta Cacabelos y de ahí finaliza en Balboa, sin dejar de pasar por la joya de la corona de la minería leonesa: Las Médulas, un impresionante entorno paisajístico español formado como resultado de las explotaciones auríferas romanas, considerado cono la mayor mina de oro a cielo abierto de todo el Imperio Romano. De hecho, el trabajo de ingeniería que se realizó para extraer el oro alteró considerablemente el medio ambiente de la zona, dando como resultado un inusual a la vez que espectacular paisaje de arenas rojizas cubierto de castaños y robles. Como consecuencia de la utilización del agua para la explotación minera, se produjo la creación del lago Carucedo que en la actualidad es muy importante con una rica fauna y vegetación.
Este entorno fue declarado “Bien de Interés Cultural” en el año 1996 debido a su interés arqueológico. En el año 1997 la Unesco lo declaró Patrimonio de la Humanidad, en el año 2002 se le galardonó con el título de “Monumento Natural” y en el año 2010 “Espacio Cultural”.
Los romanos no solo extrajeron oro de las Médulas, sino que hubo labores mineras a lo largo del curso del río Sil y sus afluentes. En el río Burbia, se encuentran las minas de La Leitosa y Los Cáscaros, dos de las más extensas en superficie de época romana, después de Las Médulas. Se estima que aquí, en el siglo I llegaron a excavarse 40 millones de metros cúbicos de tierras aluviales. Y se sabe que los tres canales que conducían el agua hasta La Leitosa llegaron a medir 40 kilómetros. Esta zona, además, conserva castros prerromanos muy importantes.
Hay varias rutas de senderismo señalizadas por las minas de la Leitosa para disfrutar de sus miradores, su paisaje, un merendero y cerca de él se encuentran los restos de la fábrica de hierro de la Somoza.
Y asociadas a este itinerario principal hay otras cuatro rutas cicloturistas también señalizadas y espectaculares que se desvían hacia otros municipios y valles mineros del norte de Palencia y León, como es el caso de las que unen las localidades de Cistierna y Crémenes; Riello y Villablino; y Cueto y Fabero, en León; además de Mudá y San Cebrián de Mudá, en Palencia.
Una forma, en definitiva, de hacer turismo mientras se conoce una parte de nuestra historia y modo de vida del siglo pasado y parte de este, mientras se disfruta de la naturaleza y se practica deporte.
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