
Cultura
Alicornio, el regreso más esperado en la música folk
El dúo que forman Águeda y Carlos vuelve a los escenarios tras un año y medio fuera por motivos de salud de este último y se lanza a por su tercer disco

Decía el gran escritor inglés Charles Dickens que el hombre nunca sabe de lo que es capaz hasta que lo intenta.
El maestro yogui hindú Swami Sivananda siempre defendía que en la vida, para tener éxito, hay que poner el corazón, la mente, el intelecto y el alma hasta en los actos más insignificantes
Y el que fuera sexto presidente de los Estados Unidos, John Quincy Adams, hablaba del efecto mágico que tienen la paciencia y la perseverancia, porque cuando ambas se juntan las dificultades se esfuman y, los obstáculos, por grandes que sean, se desvanecen y se disuelven como un azucarillo en el agua.
La madre Teresa de Calcuta tenía claro que la vida es una oportunidad que hay que aprovechar mientras que el escritor francés Victor Hugo afirmaba que la vida es una flor de la que el amor es la miel.
Y el genial compositor, director de orquesta, pianista y profesor de piano alemán Ludwig van Beethoven, aseguraba que el verdadero éxito en la vida no es llegar el primero, sino seguir caminando cuando todos los demás se han sentado.
Pues en todas estas frases de personajes ilustres e históricos de distintos ámbitos que hacen referencia a la paciencia y perseverancia, al amor y el corazón, o al esfuerzo y el sacrificio se podría resumir un poco la filosofía y trayectoria, sobre todo en los últimos tiempos, del dúo vallisoletano de música folk Alicornio, formado por Águeda Sastre (violín y pandereta) y por Carlos Martín (voz, guitarra, bouzouki, gaita y dulzaina).
La pareja volvía el pasado 29 de septiembre a subirse a un escenario para actuar en directo en la localidad vallisoletana de San Miguel del Pino, donde tienen su refugio y ensayan, con motivo de la festividad del patrón del pueblo.
Un día especial, de enorme alegría y emociones contenidas, en el que sus vecinos les trasladaron su cariño y las ganas que tenían de volver a verles tocar después de un año y medio sin poder hacerlo por los problemas de salud de Carlos, afectado con el síndrome de Guillain- Barré, una rara afección autoinmune que daña los nervios periféricos causando debilidad, entumecimiento o parálisis, que le impedía tocar y cantar con normalidad.
"Estamos muy felices y contentos porque ha sido un año y medio duro de gran incertidumbre ya que no sabíamos si podría volver a tocar", señala Carlos a LA RAZÓN, que aunque reconoce que aún no está al cien por cien recuperado, al menos ahora sí que puede sentirse músico otra vez.
"Ha sido como quitarse el chupete o lanzarse a volar; teníamos claro que había que arrancar, porque si no, nos tiramos otro año esperando y con las mismas dudas", afirma.

Dieciocho meses que la voz de Alicornio se ha tomado con calma, tranquilidad y sin estresarse, y en los que además de recuperarse, ha aprovechado para aprender y perfeccionar otros instrumentos, como la dulzaina, de la mano de la Escuela Tierra de Pinares y Luis Ángel Fernández -donde se encuentra muy integrado y ha tocado con ellos, por ejemplo en los pasacalles de Gigantes y Cabezudos de las fiestas de Valladolid y Medina del Campo o recientemente en el vallisoletano estadio de fútbol José Zorrilla antes del derbi entre el Real Valladolid y la Culural Leonesa-, o como la gaita, que ya conocía un poco de antes. Instrumentos ambos que le resultaba más sencillo tocar que la guitarra o el bouzouki. "Ha sido parte de la terapia y me ha venido muy bien", apunta.
En el caso de la dulzaina ha sido una motivación constante para Carlos en su proceso de recuperación para no perder la ilusión y, además, gracias a ella el dúo ha conseguido también "abrir nuevos horizontes" en su música, según destaca Águeda, que quedarán plasmados en el nuevo disco que están preparando, el tercero tras "Sol de soles (2018)" y "Luna de Mayo (2022)".
Un trabajo musical que será especial, y que si todo discurre en tiempo y forma podría ver la luz dentro de un año. "Nos apetece mucho y ya hemos seleccionado una lista de canciones, algunas de ellas que ya teníamos en mente en 2012, que ahora tenemos que preparar y grabar", señala Carlos, mientras avanza algún detalle, como que quieren meterse a fondo con la dulzaina y la gaita, abrirse a tocar canciones tradicionales de otras provincias de la comunidad, como Zamora, e incluso tocar instrumentos diferentes, porque ya no les importa que el disco sea fiel al cien por cien a su forma de tocar en un concierto.
Un calendario repleto
El mundo del folk y de la música tradicional está de enhorabuena y aplaude el regreso de Alicornio a los escenarios. De hecho, ha sido tocar en SanMiguel el Pino y el teléfono no les ha dejado de sonar para concertar nuevos conciertos.
Ayer sábado tocaron en la localidad vallisoletana de Alcazarén, en la Feria de Luis Candelas y el próximo 18 de octubre estarán en la Fiesta de la Sementera que se celebra en el municipio de Villalar de los Comuneros, epicentro cada 23 de abril de la fiesta de la comunidad.
También tienen cerrada su presencia en un concierto muy especial de homenaje al etnógrafo Joaquín Díaz el próximo 26 de noviembre en el Teatro Calderón de Valladolid. "Los hijos de Joaquín" es el título de este evento donde tocarán junto a otros grupos que han bebido y aprendido del genial músico y folclorista zamorano, como Algazara, Sheila Blanco, Delameseta, Fetén Fetén, Carlos Soto, La M.O.D.A., Nao d'Amores, Lucas 15 (Xel Pereda), Vanesa Muela, El Meister, El Naán y María de la Flor. "Somos todos grupos jóvenes que hemos mamado de la sabiduría de Joaquín Díaz y estamos muy agradecidos de que centan con nosotros para este homenaje", destaca Águeda.
La música tradicional les unió
La historia de Alicornio nace allá por el año 2007 cuando Carlos y Águeda se conocen en un bar de Valladolid en el que los jueves se hacían sesiones de música folk y tradicional de Castilla y León, la pasión que les une. Es entonces cuando empiezan a salir y a tocar juntos. Águeda era más del estilo irlandés y Carlos más del castellano. Poco a poco comenzaron tomarse más en serio esto de la música y decidieron centrarse enla tradicional de la provincia de Valladolid y comarcas aledañas. "Tenemos una música maravillosa en esta zona con muchos archivos e información", destaca Águeda.
Ya en 2012 vivian juntos bajo el mismo techo, su lugar de ensayo también, y empezaron a buscar temas con canciones de la zona de Tierra de Campos o de Tierra de Pinares que abarca más provincias como Zamora, León, Palencia o Segovia. "Queríamos quitar esas parcelas administrativas, porque creemos que la cultura va más allá de las fronteras y por eso siempre buscamos algo transfronterizo recogido en Valladolid pero que nos ayude a pensar también en otros lugares", explica la violinista.
Los seis años que transcurren entre 2012 y 2018, que es cuando publican su primer disco "Sol de Soles", Carlos y Águeda los dedican a buscar temas y componerlos a su manera.
Como el trabajo de campo ya está hecho de años atrás por expertos etnógrafos y existe abundante material recogido en la Fundación Joaquín Díaz de Urueña (Valladolid), la labor del dúo este tiempo pasaba por acercarse hasta este espacio para escuchar archivos sonoros, hacer criba y seleccionar aquellos que más les interesaban para su disco. En este caso, y según cuenta Carlos, buscaban temas tradicionales pero que no fueran demasiado conocidos y que nadie hubiera grabad antes, para después adaptarlos a su forma de tocar.
En este primer disco, formado por 18 canciones, como "El tres", "Ronda de quintos", "Dicen que los pastores" o "El jilguero", contaron con la colaboración de Carlos Soto y del propio Joaquín Díaz, que cantó incluso una canción.
En cuanto al segundo disco, "Luna de mayo", con trece temas como "Con el agua", "Danza de la culebra" o "La forosa", Alicornio siguió un poco la estela del anterior, aunque ya metieron algún tema de otras provincias, como Segovia, Palencia y Segovia e incluso instrumentos nuevos al margen de la guitarra, el violín o el bouzouki, como la mandolina, la gaita o la pandereta. El dulzainero Luis Ángel Fernández, el violinista José Climent, o Jaime Muñoz y Jaime Vidal, a la flauta y el redoblante, respectivamente, colaboran en este segundo trabajo del dúo vallisoletano.
En Alicornio, que significa un unircornio con alas, Águeda interpreta el violín piezas de repertorio de dulzaina en las que hace un repaso de momentos clave del pasado siglo, como el baile, la diana, la procesión, mientras que Carlos, acompañado de la guitarra o el bouzouki, muestra un repertorio vocal de rondas, jotas, fandangos y algún romance. "La Guerra Civil supuso un cambio en los gustos musicales, llegó la radio y había otra cultura y forma de entender la música, por lo que de aquellos bailes y tradiciones de los pueblos ya no queda nadie", afirma la violinista, quien destaca el boom que se produjo en los años 70 del pasado siglo y el gran trabajo de campo y de recopilación que se ha hecho. "Ahora -prosigue- se hace menos y el repertorio no es tan antiguo".
El dúo también ha hecho su particular trabajo de campo aunque más centrado en San Miguel del Pino, sobre tradiciones del pueblo o el calendario festivo. "Nos interesa mucho y hay mucha gente mayor que nos ha contado algunas canciones antiguas, aunque la mayoría son infantiles que son las que mejor recuerdan", apunta Carlos, quien, por su parte, hace hincapié en el creciente interés que está despertando la música tradicional en los últimos años y sobre todo entre los jóvenes. "Recuperar ese boom de los años 70 es complicado por el espíritu de entonces de la Transición y el autonomismo que estaba muy presente, pero ahora hay muchos grupos que mezclan la música tradicional con la electrónica que están teniendo una gran acogida", explica.
Programas como "Con la música a todas partes", de CyLTV, donde Alicornio ha salido, o centros de formación como la Escuela de Pandereta de Cristina Zagaleja, que reúne a mucha gente en torno a este instrumento y cada año organiza un encuentro en el que participan más de 300 personas, o la Escuela de dulzaina de Tierra de Pinares, de Luis Ángel Fernández, están consiguiendo dar un impulso a la música tradicional en este siglo XXI.
"Ya no se mira a esta música como algo anticuado o de catetos", afirma Carlos, quien destaca este empuje que está habiendo y se muestra esperanzado en su futuro y en que pueda seguir creciendo.

Amplia trayectoria en festivales
Alicornio ha participado a lo largo de su historia en diferentes festivales, instituciones y ciclos tanto en Castilla y León, como en Madrid, Castilla-La Mancha, Asturias, Comunidad Valenciana, Cantabria o Andalucía.
Uno de sus conciertos más especiales lo dieron en Piloña (Asturias), en un teatro de "La Benéfica", un proyecto que da visibilidad a la expresión artística que ha movido Rodrigo Cuevas, y dentro de unas jornadas tradicionales de violín asturiano, a las que siempre asisten. Un lugar mágico repleto de folcloristas, donde tuvieron el privilegio y la suerte de tocar junto a Llan de Cubel, grupo asturiano al que Carlos y Águeda veneran. "Es como si me pones a tocar con The Beatles", señala Águeda, entre risas.
"Fue una maravilla compartir escenario con ellos y en ese lugar y ambiente tan especial. Asturias nos lleva delantera en cuanto a respeto pr la tradición y es un referente para nosotros", apunta la violinista.
Como concierto raro cuentan que tuvieron uno peculiar en un pueblo de Granada, Corte y Graena, cerca de Guadix y dentro de un ciclo de música folk. Cuando llegaron no veían a nadie por el pueblo y entraron en la iglesia donde iban a tocar y donde se oía música. La sorpesa fue que al entrar vieron gente vestida con plumas y taparrabos y unos armadillos con guitarras, algo muy extraño, como unos indios mayas haciendo una adoración floral a la virgen, con ritual y un círculo.
"Nos quedamos un poco raros sin saber lo que pasaba ni qué hacer, hasta que después de un rato llegaron los técnicos de sonido", cuenta Carlos, quien explica que después se enteraron de que lo que habían visto fue una adoración de cancheros a la virgen, una especie de sincretismo entre la tradición maya y la cristiana, y que en el pueblo no vieron a nadie al llegar porque había una cata de vinos popular. "Al final todo salió a pedir de boca e hicimos buenas migas con los mayas", señala.
Como lugar fetiche Carlos pone también a San Miguel del Pino, ya que los dos discos que han lanzado les han presentado en esta localidad vallisoletana cerca a Tordesillas. "Siempre nos han arropado y han estado cerca de nosotros y muy involucrados", destaca la voz y la guitarra de Alicornio..
Como sueño por cumplir, les gustaría tocar en el extranjero. Águeda va más allá y señala Alemania y un lugar cerca de Leizpig donde se celebra un festival de música folk. "Me gustaría tocar allí es una espinita que tengo clavada", afirma.
La trayectoria de Alicornio se completa con la experiencia de Carlos y Águeda con otros grupos en los que han tocado o colaborado. Así, Carlos ha estado en otros grupos como Vallarna, donde sigue, y ha sido miembro de Atairaos y de otro dúo junto a Jaime Vidal. También ha formado parte de Awen Magic Land y Castijazz y ha colaborado con numerosos grupos como Riobó, Eva Tejedor y Les Penderetes, Celtas Cortos, Carlos Núñez o Carlos Soto.
Mientras Águeda también ha colaborado con Castujazz, Awen Magic Land, Jaime Vidal, los Hermanos Cubero, Climent & Ballarín o Ángel Lévid.
Alicornio ha vuelto para quedarse y seguir haciendo camino al andar.

Itinerarios musicales
La pasión por la cultura y la historia en su conjunto de ÁguedaSastre queda patente también en su labor como guía de turismo.
Después de trabajar en una empresa de gestión cultual durante muchos años la localidad vallisoletana de en Medina del Campo se hizo autónoma y pudo juntar todas las ideas que tenía en la cabeza y proponerlas a diferentes lugares.
En San Miguel del Pino encontró a su media naranja con la responsable de la oficina de turismo, Manoli Carreras. "Es un terremoto de mujer y con gran creatividad. Enseguida contó conmigo para intentar dar a conocer el patrimonio del pueblo de una forma novedosa", explica Águeda.
Pronto se pusieron a buscar documentación y encontraron un personaje importante en el municipio como es Doña Leonor de Guzmán, una mujer del siglo XIV, amante de un rey alfonso XI y madre del primer Trastámara que había sido dueño de San Miguel. "Pensamos que podía ser un personaje interesante para crear una ruta musical en torno a ella pero también con el patrimonio del pueblo, la tradición musical y el río Duero como protagonistas", recuerda Águeda.
Ya llevan cuatro temporadas funcionando y con una gran acogida de público y crítica. "Si es que ahora vienen hasta autocares al pueblo con turistas a ver las visitas; lo nunca visto", señala Águeda, agradecida.
De hecho, el pasado año lograrron el Premio a la Mejor Iniciativa Turística de la provincia de Valladolid que otorga la Diputación.
"Es una forma de dar conocer el pueblo a la gente, pero también a los vecinos, y se crea una red interna economía local que dinamiza el pueblo, con casas rurales o el bar", afirma.
Durante el recorrido, los participantes son guiados por las calles del municipio, donde se representan escenas de la vida de Doña Leonor de Guzmán, acompañadas de música en vivo que evoca la época medieval.
Los visitantes se sumergen en la historia y sienten la atmósfera de la época. Una parte muy importante del recorrido y la representación sucede en el interior de la Iglesia de San Miguel Arcángel, declarada Monumento Histórico-Artístico en cuyo interior destacan las pinturas del Maestro de Portillo. También la ribera del Duero, donde los turistas pueden conocer cómo se amasaban fortunas en el medievo.

Ahora, Águeda y Manoli le han dado una nueva vuelta de tuerca a esta iniciativa aunando la visita musical con catas de vino y de pinchos enlas que han implicado al bar del pueblo, El molino, así como a una bodega de Tordesillas, Muela.
También colaboran con un festival que organiza Azar Teatro todos los años en San Miguel. "Intentamos hacer red y ampliar horizontes", señala Águeda, quien destaca que a raíz de estas visitas y dado que la gente quería saber más de Leonor de Guzmán, decidieron poner enmarcha unas jornadas medievales.
Ya han celebrado tres ediciones y es un fin de semana entero, con recreaciones, artesanía o batallas. "De una visita guiada se han creado varias iniciativas más, y esto es lo importante", finaliza.
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