Educación
"Arquímedes", la palanca para mover el futuro de las altas capacidades en Castilla y León
El proyecto, impulsado por las asociaciones de la Comuniad, pone el foco en la necesidad de activar los protocolos de evaluación y la detección precoz
Con el regreso a las aulas, vuelve a ponerse el foco en la detección de menores con necesidades educativas especiales, para lo que Castilla y León cuenta con el Programa Detecta, enfocado en evaluar al alumnado desde el primer ciclo de Educación Primaria, con el objetivo de anticiparse y detectar a aquellos niños considerados de ‘altas capacidades’.Las cifras han crecido de manera exponencial, y si en el curso 2016-2017, un año antes de que la Consejería de Educación lanzara el programa, había 734 niños, en el de 2019-2020, el último del que se tienen datos cerrados, la cifra ascendía a 1.136 escolares, un 0,33 por ciento de los estudiantes de Castilla y León, con un incremento del 54 por ciento.
No obstante, desde las asociaciones de ‘altas capacidades’ de la Comunidad consideran que las cifras de detección aún son bajas, ya que estos datos deberían acercarse al dos por ciento. Este es el motivo por el que se acaba de fundar el proyecto Arquímedes, que engloba a todas las asociaciones de altas capacidades de Castilla y León y que recoge cinco puntos básicos para el correcto tratamiento dentro de las aulas de los niños con supercapacitación.
La identificación y diferenciación por sexo en las evaluaciones (actualmente, de los casos detectados en la Comunidad, las niñas representan únicamente el 22 por ciento); la admisión de evaluaciones de psicólogos clínicos sanitarios; la aplicación de la legislación y de las medidas educativas establecidas y la formación del equipo educativo y de orientación del centro, son las medidas recogidas por Arquímedes. La ausencia de formación especializada en el mundo de la superdotación, puede facilitar la aparición de estereotipos dentro de las altas capacidades, y esto puede traducirse en el aumento del bullyng, según señala la asociación.
Desde Arquímedes reclaman la implementación del programa Detecta, así como potenciar el programa de actividades extracurriculares de enriquecimiento, recogidas dentro del Creecyl. Lo cierto es que el programa llegó para ayudar a crecer a estos niños de altas capacidades, que en muchas ocasiones más allá de ser una ventaja, se convierten en un drama. Lo explican Alejandro y Maribel, un matrimonio de La Horcajada (Ávila), cuya hija, de 17 años, comienza ahora la universidad.
El “calvario” de esta familia abulense con las altas capacidades comenzó en 2008. “Nosotros observamos que la niña con tres años aprendió a leer ella sola. Con cuatro, mantenía conversaciones muy elaboradas, y ya con seis en el colegio explotó. Las calificaciones eran altísimas, pero ahí empezó el problema”, relata Alejandro, quien cuenta los primeros episodios de bullyng. “La cortaron el pelo a mechones, la tiraron de un columpio con seis años…”, y para los profesores su hija era “la friki, la rarita, la empollona…y nadie nos sabía explicar lo que de verdad pasaba”.
El matrimonio decidió desplazarse a Madrid para someter a la menor a una evaluación privada, un proceso que, sin contar el coste de los viajes, supuso un desembolso de “más de 480 euros”. La menor fue diagnosticada de un problema de enfoque en la visión, asociado también a las altas capacidades, así como de hipersensibilidad auditiva. Esto obligó a una serie de pruebas de optometría comportamental, algo que “la Seguridad Social no hace”. “Se excusaron diciendo que la agudeza visual era del 100 por 100, y que no había motivos para esas pruebas”.
Fue la Once quien confirmó a la familia que el problema visual de la niña estaba relacionado con su supercacitación. La familia acudió de nuevo a una entidad privada, en un proceso que, “aparte de cuatro viajes a Madrid y las consultas, tuvo un coste de 620 euros”.
El resultado de las pruebas oftalmológicas requería una adaptación en cuanto a duración y formato en el que debía hacer los exámenes. Demandas que no fueron atendidas, según relata Maribel, “ya que el colegio no tenía ni tiempo, ni medios, ni sabía cómo aplicar el protocolo”.
Después de cuatro cambios de colegio y tres denuncias ante la Fiscalía, Alejandro y Maribel ven “esperanzador” el paso a la educación universitaria. “Ella se irá a Madrid, probablemente, y esperemos que el cambio de entorno ayude a que recupere la autoestima, y esto la permita desarrollar de manera satisfactoria todo su potencial”.
Lamentan que en Castilla y León no hubiera ningún programa de ayuda cuando su hija era pequeña. “Nos hubiera ahorrado muchos disgustos”, explica Alejandro, quien destaca las opciones actuales para estos niños, aunque aún son “insuficientes”.
El programa de la Consejería de Educación fija los protocolos de detección precoz de altas capacidades, TDA, TDAH, TEA o problemas de dislexia. Las evaluaciones comienzan en la primera etapa de la Educación Primaria. El incremento del 54 por ciento en los niños evaluados aún no llega al dos por ciento de la población escolar que estiman desde la Asociación de Castilla y León de Altas Capacidades (Acylac).
“Todo surge de la necesidad de presentar un frente común ante la Junta”. La comunicación entre asociaciones y la administración ha sido fluida, pero consideran necesario “ir más allá”. “El programa Detecta genera muchas dudas” señala la presidenta de Acylac, Yolanda Fernández, quien explica que “se tenían puestas más esperanzas de lo que realmente han cumplido”, aunque destaca el “esfuerzo” que supuso la puesta en marcha de estos protocolos de detección temprana.
Éxito parcial
Fernández considera que el éxito ha sido “parcial”, ya que el primer cribado de los alumnos queda supeditado al criterio del tutor. “Nos encontramos con familias en las que su hijo ha pasado ese primer cribado dentro del aula, pero que posteriormente no reciben más comunicación; y ahí es donde creemos que el programa falla. Existe un problema de formación a los profesionales” comenta Yolanda, que, además, cree que con estas evaluaciones “se pierden muchos niños por el camino”.
Además, según la presidenta de Acylac, existe un problema entre los niños y las niñas. “Las niñas son más difíciles de detectar. Por su manera de ser, por su manera de actuar, son menos visibles. Esto hace que en muchas ocasiones no pasen los cribados porque desde el propio centro justifican, en la supuesta madurez que tienen las niñas, las actuaciones que pudieran considerarse como altas capacidades”. Uno de los principales puntos del decálogo de actuaciones de Arquímedes es la admisión por parte de los centros educativos de los informes privados.
“Muchas familias terminan acudiendo a las evaluaciones privadas porque no encuentran respuesta dentro de su colegio. Y, encima, una vez tienen el informe, se encuentran con que no es aceptado por el orientador del centro”, algo que Yolanda Fernández considera como “frustrante” por el tiempo que se pierde a la hora de empezar a trabajar con los niños evaluados.
“Si yo traigo un informe de un médico sobre una enfermedad de mi hijo, no hay problema; pero sin embargo si traigo una evaluación psicológica externa, no tiene validez” lamenta. Cree que esa negación de los centros a recoger las evaluaciones externas se basa en que lo ven como “una falta de respeto a la autoridad del centro”. “Sienten que las familias se saltan a los responsables educativos”, explica.
Además, el elevado coste de estas actuaciones, que en muchos casos pueden alcanzar los 1.000 euros si el menor necesita evaluaciones más allá de la psicológica, cierra la puerta a muchas familias que, por bajo nivel de recursos, tienen que renunciar a ese informe que pudiera confirmar las sospechas sobre las capacitaciones de su hijo.
Evaluación temprana
Sin embargo, Yolanda Fernández señala que en las primeras reuniones mantenidas con la Consejería de Educación, la Junta insistió en que “jamás se niegan a recoger un informe privado” aunque sí que dejaron claro que “la única evaluación que tiene validez es la que realiza el centro”. Desde Arquímedes tienen como objetivo aunar esfuerzos y cotejar información entre lo publico y lo privado. “El objetivo al final es que los niños reciban cuanto antes la atención que necesitan”
¿Existe cierto tabú a la hora de reconocer en público que un menor pueda tener altas capacidades?, pues para Yolanda Fernández “sí”. “Los propios padres tienden a no mostrar en público estos casos, por miedo al rechazo por el resto de padres, o por situaciones como ‘pues mi hijo más’ y eso genera angustia de no poder expresar inquietudes que van más allá del aspecto académico de los niños”. Por eso, Yolanda considera necesario el trabajo que se hace desde las Asociaciones. “Trabajamos tanto con los niños como con las familias. Es necesaria la labor de acompañamiento para poder obtener el mejor entorno para los niños”.
En este sentido, desde Arquímedes consideran fundamental trabajar en la ‘socialización’. “Son niños con un corazón enorme, y unas inquietudes que se escapan de las de sus semejantes. Es necesario crear entornos donde puedan expresarse en libertad, sin miedo al rechazo que produce en muchas ocasiones los intereses que muestran”, señala Yolanda Fernández.
Por último, desde Arquímedes lamentan “el poco seguimiento psicológico que tienen los niños de altas capacidades una vez son evaluados” y consideran necesario revisar las adaptaciones curriculares que se llevan a acabo por parte de Educación, ya que en muchas ocasiones, “no responden a las necesidades reales del menor”. “Sería ideal poder realizar las adaptaciones en función de las capacidades de cada niño evaluado. Ese sería el ideal que hay que conseguir”. Una red de conexión entre familias, colegios y administraciones, que facilite a Arquímedes el punto de apoyo necesario para mover el futuro de las altas capacidades en Castilla y León.
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