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Turismo

Bodegas subterráneas que puedes visitar y que te dejarán con la boca abierta

Se ha convertido en un referente enoturístico de España

Bodega subterránea de Aranda de Duero ASOHAR

¡Viva el Vino! Esta frase que hizo famosa Mariano Rajoy es un claro ejemplo de la apuesta de nuestro país por el sector vitivinícola. Cada vez es más la gente que disfruta y que conoce aún mejor estos caldos, pero lo que es mejor, cada vez más visitantes se interesan de él, lo que ha provocado que sea un referente turístico, gracias a sus bodegas y a sus rutas. Y es que ahora en verano se ha convertido en una oferta de ocio única la visita a las bodegas, sobre todo si son subterráneas, ya que la temperatura es muy agradable, el producto que ofrecen también, y la historia que esconden sus paredes, por supuesto. Por ello es más que recomendable visitar en este periodo estival estas bodegas subterráneas que te dejan con la boca abierta.

Una bodega subterránea es un espacio, generalmente construido bajo tierra, utilizado para almacenar alimentos, combustible o, en el caso más común, vino. Estas bodegas se caracterizan por mantener una temperatura y humedad constantes, ideales para la conservación de productos perecederos y, en el caso del vino, para su correcta evolución, según señala la Inteligencia Artificial.

Se encuentran total o parcialmente bajo tierra, lo que proporciona un ambiente más fresco y estable. Originalmente, se utilizaban para almacenar alimentos como frutas, verduras y granos, además de combustible. En la actualidad, son muy comunes para la conservación del vino, aprovechando sus condiciones para su añejamiento.

Algunas bodegas subterráneas cuentan con zarceras, conductos que permiten la renovación del aire y ayudan a mantener la temperatura y humedad deseadas. Además la tierra que las rodea ayuda a protegerlas de las fluctuaciones de temperatura y humedad del exterior.

Principales bodegas subterráneas

Muchos son los ejemplos de bodegas subterráneas que existen en España, pero la Comunidad Autónoma de Castilla y León sobresale por encima de todas, sobre todo por el gran número, sobre todo en la zona de Aranda de Duero y de la provincia de Valladolid y Palencia; y porque ofrecen experiencias únicas de enoturismo.

Estas bodegas, a menudo excavadas en roca, no solo albergan vinos excepcionales, sino que también ofrecen visitas guiadas que permiten a los visitantes explorar sus galerías subterráneas y aprender sobre la historia y elaboración del vino. De entre ellas destacan:

Bodegas Aranda de Duero

En la localidad burgalesa de Aranda de Duero la producción de vino está totalmente asociada a las bodegas subterráneas. Un atractivo turístico que llega a nuestros días desde los siglos XII y XIII y que suponen una verdadera joya. En total, más de 130 bodegas que comprenden alrededor de siete kilómetros de galerías que se extienden bajo los pies de quien camina por el centro de Aranda. Cuevas que recorren cada rincón del subsuelo, que serpentean uniéndose y jugando a crear un entramado que se ha convertido en un emblema de la ciudad ribereña.

Las bodegas subterráneas de Aranda de Duero son un tesoro oculto en la región vinícola de Ribera del Duero. Estas singulares construcciones subterráneas representan una parte fundamental de la historia y la cultura vitivinícola de la zona.

Estas bodegas se remontan a la época medieval, aunque algunas de ellas pueden tener raíces aún más antiguas. Fueron creadas por los vinicultores locales como respuesta a las condiciones climáticas extremas de la región, con veranos calurosos e inviernos fríos. Las bodegas subterráneas proporcionaban un ambiente constante y fresco para almacenar y madurar el vino, lo que resultaba esencial para la calidad de los vinos producidos en la zona.

La construcción de estas bodegas era un proceso laborioso que requería la excavación de la tierra y la creación de pasadizos y habitaciones subterráneas. Además de su función de almacenamiento, las bodegas también servían como lugar de socialización y reunión para la comunidad vinícola.

Hoy en día, las bodegas subterráneas de Aranda de Duero son uno de los atractivos turísticos más importantes de la región. En ellas, los visitantes pueden explorar estas impresionantes estructuras subterráneas y descubrir más acerca de la historia del vino dentro de la Ruta.

Baltanás

La localidad palentina de Baltanás cuenta hasta con un barrio de bodegas subterráneas, que se sitúa en dos elevaciones naturales; el cerro del Castillo y las Erillas, separadas por el camino Hondo. Las bodegas se organizan alrededor del cerro siguiendo las curvas de nivel y formando agrupaciones. En este cerro pudo estar ubicado en el pasado un castillo construido probablemente en el último tercio del siglo IX, del que no quedan restos.

La primera referencia escrita de las bodegas data de 1543, en una carta de venta en la que se documenta la adquisición y tenencia del señorío de Baltanás por D. Pedro Zúñiga. No existe datación exacta de la antigüedad de las bodegas, pero podría remontarse a época medieval.

A finales del siglo XVI, las bodegas pasan a ser definitivamente propiedad de la villa, por una operación en la que, a cambio del cerro, el pueblo cedía los terrenos necesarios para la construcción del convento franciscano de Santa Ana al Marqués.

Las 374 bodegas fueron declaradas Bien de Interés Cultural por la Junta de Castilla y León en diciembre de 2015, con el nivel máximo de protección en la categoría Conjunto Etnológico.

Se define conjunto etnológico como un paraje o territorio transformado por la acción humana, así como los conjuntos de inmuebles, agrupados o dispersos e instalaciones vinculados a formas de vida tradicional.

Bodegas subterráneas de Medina del Campo

Aster Magonia propone descubrir las bodegas subterráneas de Medina del Campo con una visita que comienza en el Palacio Real Testamentario. Tras una introducción histórica sobre la tradición vitivinícola de Medina del Campo, el visitante realizará un recorrido por tres bodegas singulares y de diferentes características que encierran varias sorpresas.

Durante la visita, se conocerá de primera mano el patrimonio subterráneo oculto que posee la Villa de las Ferias y la importancia que tuvo el vino blanco en la Comarca Tierras de Medina durante los siglos XVI y XVII.

Los cambios en la demanda, el progreso demográfico-urbanístico y económico de otros sectores de producción entre otros factores hicieron que la arquitectura del vino cayera en el olvido y fuese destinada a nuevos y variados usos pero gracias a estas visitas Medina del Campo recupera uno de sus recursos turísticos más auténticos y tradicionales, las bodegas subterráneas.

Bodegas subterráneas de Mucientes

En la localidad vallisoletana Mucientes hay más de 200 bodegas subterráneas agrupadas en los barrios de San Antón y de San Pedro. Un paseo por el Cuarto de San Pedro permite al visitante conocer un barrio de bodegas centenario.

La mención escrita más antigua de este barrio de bodegas es del año 1528. Recorriendo las sendas que lo atraviesan el visitante descubrirá una arquitectura popular exponente de la riqueza etnográfica, tanto del municipio como de la región, por representar formas de vida, trabajo o relación de las gentes con el medio.

Las labores de recuperación e intervención en el Cuarto de San Pedro, del que forma parte la Bodega Aula de Interpretación, hacen de este barrio, uno de los conjuntos de bodegas mejor conservados de Castilla y León, al devolverle al mismo el aspecto que pudo tener en el siglo XVI, cuando comienzan las excavaciones de estas cuevas de extramuros.

Bodegas De Alberto

La Bodega vallisoletana De Alberto ofrece un viaje por sus galerías subterráneas con las grandes bóvedas de cañón hechas de ladrillo, que recorren en más de un kilómetro de longitud el subsuelo de la localidad vallisoletana de Serrada.

El visitante puede descubrir la memoria habitada de la bodega, que se ha mantenido viva de forma ininterrumpida durante más de tres siglos y en un último periodo, desde 1941, cuidada como un tesoro cultural inestimable por Hijos de Alberto Gutiérrez, familia bodeguera ya en su quinta generación.

Estas bodegas estuvieron en uso y con una capacidad para procesar hasta 4.000.000 de botellas de vino blanco verdejo, aunque las labores eran cada vez más complicadas y estas instalaciones fueron abandonadas y transformadas en una bodega museo y un lugar donde realizar las crianzas, ya sea en barricas bordelesas, ya sea de botellas que necesitan reposos.

Bodega Antonio Velasco e Hijos

Esta es una de las pocas bodegas tradicionales que se conservan en la localidad zamorana de Toro que sigue produciendo vino amparado por la Denominación de Origen Toro. Esta bodega es muy especial también, ya que conserva muchos elementos de finales del siglo XIX, e inicios del siglo XX.

El acceso a la bodega se realiza de forma tradicional, atravesando una vivienda a través del pequeño patio interior donde aún está el pilo donde caía el mosto procedente del lagar. Según se desciende por una estrecha escalera realizada en ladrillo macizo. Así en la cueva subterránea artificial, excavada en la roca, se recogía el mosto y el hollejo para fermentar. Esta bodega es visitable dentro de la Ruta del vino de Toro, complementando a la bodega histórica municipal o bodegas Valdigal.