Sociedad

El Camino de Santiago pierde uno de sus emblemas

El convento de Castrojeriz (Burgos), uno de los pocos albergues de peregrinos que conservan la acogida tradicional, se ve obligado a cerrar por la amenaza de ruina

Cierre del albergue de San Antón en Castrojeriz (Burgos). El responsable del albergue, Ovidio Campo, cierra la puerta del albergue
Cierre del albergue de San Antón en Castrojeriz (Burgos). El responsable del albergue, Ovidio Campo, cierra la puerta del albergueEduardo MargaretoIcal

Las repetidas advertencias a las administraciones de los últimos años han caído en saco roto y después de 22 años abierto a visitantes y peregrinos, el Camino de Santiago se ha quedado huérfano de uno de sus emblemas: el Hospital de peregrinos del Convento de San Antón, en Castrojeriz (Burgos), un hito en el corazón de Castilla convertido en símbolo de la Ruta Jacobea.

El pésimo estado de conservación de un edificio levantado en el siglo XIV ha obligado alma mater de este albergue, Ovidio Campo, a tomar una dolorosa decisión y esta mañana, como si de un funeral se tratara, ha instalado unos carteles advirtiendo del peligro de desprendimiento de piedras, así como un panel explicativo por los motivos del cierre.

Pero a pesar de la tristeza que hoy inunda el sentimiento de este hospitalero vocacional, Ovidio Campo confía en la “sensatez” y la “sensibilidad” de los responsables de la Junta de Castilla y León, por lo que está seguro que en pocos días el “sentido común” se impondrá y los responsables de Patrimonio pondrán sobre la mesa una solución lo más rápido posible.

Para este enamorado de la Ruta Jacobea, no deja de ser un “contrasentido” que la Administración Autonómica colabore con las asociaciones de amigos del Camino de Santiago, que están impulsando albergues con una tarifa diaria de 10 euros, mientras “parece olvidarse” de los alberges de acogida tradicional.

La historia de amor de Ovidio con este convento comenzó en el año 1989, cuando como peregrino conoció unas ruinas que le dejaron impresionado. No obstante, el matrimonio no fraguó hasta el año 2001, cuando, a través de la Fundación San Antón, llegó a un acuerdo con el propietario para el alquiler de las ruinas durante treinta y cinco años. Así, bajo el espíritu auténtico del Camino, nació San Antón, un albergue pequeño, con doce camas, sin electricidad ni agua caliente, pero donde todos los peregrinos puede descansar mientras toma un café o una fruta.

Solo el pasado año, gracias a la generosidad de la veintena de hospitaleros llegados de diferentes partes del mundo, más de 50.000 personas pasaron por este punto icónico de la Ruta Jacobea, mientras que fueron unos 1.500 peregrinos los que pernoctaron en un hospital que conserva vivo el propósito fundacional de la asistencia a los peregrinos del Camino de Santiago, ya que se mantiene únicamente gracias a los donativos de los caminantes.

Ovidio Campo recalca que su decisión responde únicamente a motivos de seguridad, y reclama el apoyo de las administraciones mediante un proyecto de obras de consolidación, así como el desvío de la carretera para proteger las ruinas de su deterioro.

En este sentido, afirma que en los últimos cinco años ha mantenido reuniones con directores generales de la Junta y con el presidente de la Diputación de Burgos, en las que ha expuesto su enorme preocupación por la situación de las ruinas y de la carretera. “Todos nos han dirigido buenas palabras y buenas intenciones, pero la realidad es que no vemos una acción decidida para solucionar los problemas”, sentenció.

Además, Ovidio recuerda que en noviembre de 2021 cayó una piedra de los arcos que sobrevuela en la carretera entre Hornillos y Castrojeriz en autobús escolar. “Aunque todo quedó en un susto, lo peor de todo es que los vehículos siguen pasando bajo los arcos del siglo XIV, incluidos camiones que circulan a altas velocidades, con el consiguiente peligro para los viajeros, peregrinos y la degradación del monumento. Las piedras siguen cayéndose poco a poco”, lamentó.