
Turismo
Escapada de fin de semana por la ciudad de los poetas y el torrezno
Se trata de una de las capitales de provincia más bonitas de España, pero también de las más pequeñas, aunque grande en todo lo que ofrece

Este fin de semana es más largo de lo normal en cinco regiones de la España autonómica con motivo de la Fiesta de la Hispanidad del domingo 12 de octubre, que se pasa al lunes y podrán hacer "Puente". Es el caso de Castilla y León, donde no será jornada laboral el 13 de octubre y será una buena ocasión para escapar unos días a algunos de los innumerables rincones que ofrece esta tierra castellano y leonesa.
En estas líneas de LA RAZÓN de hoy queremos acercar una de las capitales de provincia más bonitas de España, pero también de las más pequeñas, aunque grande en todo lo que ofrece: Soria, un lugar legendario que rebosa belleza, con lugares idílicos y donde el río Duero que nos une con Portugal goza de una buena salud discurriendo entre un espectacular paseo y donde poetas universales como Antonio Machado, Gerardo Diego o Gustavo Adolfo Bécquer glosaron en sus versos. De hecho, a la capital soriana se la conoce como la ciudad de los poetas.
Soria es patrimonio, paisaje, tradición y gastronomía. Todo en uno. Y quien quiera empezar conociendo su historia, qué mejor que acercarse hasta el Museo Numantino, para comprobar y descubrir los vestigios de asentamientos desde la edad de Hierro hasta la época celtíbérica. Y con el hito de Numancia, como punta de flecha.

Fue en la Edad Media cuando Soria vivió su época gloriosa y de esplendor. De esos siglos proceden su muralla y castillo, sus iglesias románicas como la de Santo Domingo o la de San Juan de Rabanera, la iglesia de Nuestra Señora la Mayor o la concatedral de San Pedro, de estilo gótico. Y si hablamos de conventos y monasterios hay que destacar el de San Juan de Duero, con su espectacular claustro.
Pasear por las calles de Soria es una delicia, donde el visitante pueda parar y deleitarse con el palacio de los Condes de Gómara o los palacios de los de Ríos y Salcedo, hoy Archivo Histórico Provincial.
La principal arteria de Soria es la calle peatonal "El Collado", donde se ubican algunos de los edificios centenarios que dan lustre al casco histórico. Es el caso del Círculo Amistad Numancia, "El Casino", además de bares y resyaurantes donde se puede comer el típico torrezno de Soria, alimento de culto y que hay que comer en Soria sí o sí, salvo que uno sea vegano.
La Plaza Mayor, con su especial Casa del Común, el palacio de los Beteta, el de Los Doce Linajes o el de la Audiencia, y la iglesia Santa María la Mayor, son otros de los lugares de interés que hay que visitar en esta capital castellana regada por el Duero.
Un espectacular paseo junto al río nos conduce hasta la ermita de San Saturio, construida sobre la cueva donde vivió el patrón de la ciudad. Pero la visita a Soria no puede terminar sin antes dar una vuelta por el Monte Valonsadero, donde aparte de respirar aire fresco y deleitarse con un paraje espectacular, se puede disfrutar del arte, a través de un precioso conjunto de pinturas rupestres al aire libre.

La Soria de machado
Antonio Machado y Ruiz, sevillano de nacimiento pero soriano de adopción, es trascendental para los amantes de los versos pero también para la propia capital soriana, que tiene en él a su mejor embajador,. Un hombre que defendió la libertad hasta el último día de su vida, un 22 de febrero de 1939 en la localidad francesa de Colliure, hermanada hoy en día con Soria, donde el poeta tuvo que exiliarse tras el fin de la Guerra Civil Española.
Machado llegó a Soria a principios del siglo XX, concretamente en 1907, tras conseguir por oposición una cátedra de francés, para trabajar en lo que hoy en día es el Instituto de Enseñanza Secundaria (IES) Antonio Machado.
Un lugar que conserva el aroma y el paso de machado por allí, en un Aula Machadiana con pupitres de la época, documentos y fotografías suyas. Además, en la aledaña Plaza del Vergel hay una escultura de la testa anciana de Machado realizada por Pablo Serrano así como una estatua sedente que le representa recién casado.
Primeramente se instala en una casa de huéspedes en El Collado, nº 54, y después en la pensión de Isabel Cuevas en la calle Estudios nº 7, conocería a su hija adolescente, Leonor Izquierdo Cuevas con la que se casaría en la Iglesia de la Mayor el 30 de julio de 1909, según se puede leer en la página turística del ayuntamiento de Soria.
La vida de Machado en Soria se repartía entre sus clases en el Instituto, colaboraciones con la prensa provincial, clases de alfabetización a obreros y sus paseos por las orillas del Duero, durante los cuales nacerían gran parte de los poemas que compondrían la obra “Campos de Castilla” (1912).
La muerte de su amada Leonor por tuberculosis el 1 de agosto de 1912 provoca la marcha de Machado de Soria, destrozado y triste por la pérdida de su esposa, a quien evoca en diversos poemas de “Páginas escogidas” y en “Poesías completas” (1917).
El nombre Antonio Machado figura por toda Soria, ya sea en el citado Instituto, pasando por el Paseo en el “Parque Alameda de Cervantes” o “Dehesa”; o en una plazoleta homónima ante la escalinata de la ermita de San Saturio donde se le rindió homenaje municipal republicano el 5 de octubre de 1932, un acto en el poeta, tras quedr viudo, regresó a Soria emocionado y hasta conmovido, expresando públicamente y por escrito su agradecimiento. Después vinieron tiempos difíciles y aun oscuros.y donde dijo uno de los pequeños discursos más recordados:
"Soria es, acaso, lo más espiritual de esa espiritual Castilla, espíritu a su vez, de España entera. Nada hay en ella que asombre o que brille y truene. Todo es sencillo, modesto, llano. Contra el espíritu redundante y barroco que sólo aspira a exhibición y a efecto, buen antídoto es Soria, maestra de castellanía, que siempre nos invita a ser lo que somos y nada más. ¿No es esto bastante?”
Machado finalizó dicha intervención, tras ser nombrado Hijo Adoptivo, con estas palabras:
“…Con toda el alma agradezco a ustedes su iniciativa y al altísimo honor que recibo de esta querida ciudad. Nada me debe Soria, creo yo. Y si algo me debiera, sería muy poco en proporción a lo que yo le debo: el haber aprendido en ella a sentir a Castilla que es la manera más directa y mejor de sentir a España. Para aceptar tan desmedido homenaje sólo me anima esta consideración: el hijo adoptivo de vuestra ciudad hace muchos años que ha adoptado Soria como patria ideal. Perdónenme si ahora sólo puedo decirles ¡gracias de todo corazón!”

Pero mientras vivió en Soria, Machado tenía un lugar que visitaba con frecuencia en búsqueda de inspiración: el Parque del Castillo, donde, dicho sea de paso, hay un Parador Nacional con el nombre del poeta sevillano.
En este parque, mirador por excelencia de la ciudad, paseaba a menudo Machado mientras pensaba y reflexionaba sobre la situación sociopolítica de España.
Un lugar mágico de la capital soriana hoy foco de atracción turística. En la parte central del parque destacan los restos de lo que en su día fue el Castillo de Soria, vestigios diseminados, pues en la guerra de la Independencia una gran parte del Castillo fue derribado por las tropas españolas.
Aún se conservan las ruinas de la torre del homenaje, el recinto amurallado interior y restos de la barrera exterior con su acceso. Se intuye la plaza de armas en su centro y el espacio donde había un gran aljibe, en cuyo lugar se ha construido una piscina infantil.
En este parque el visitante puede disfrutar de unas vistas panorámicas espectaculares de Soria y sus sierras e incluso de la famosa curva con la que el río Duero abraza la ciudad.
Un balcón verde que sorprende en cualquier momento del día, dotado además de grandes zonas de sombra que invitan a quedarse más tiempo en el buen tiempo.
Cuenta con espacios habilitados para picnic con fuentes, área recreativa para los más pequeños con columpios además de la ya mencionada piscina infantil operativa en verano.
Cipreses, cedros, acacias, chopos, fresnos, almendros o tilos forman parte de la flora de este parque que tiene entre sus habituales moradores a golondrinas, estorninos, grajillas, cernícalos, autillos, víboras, lagartos, murciélagos, ardillas, ratones de campo y algún zorro.
Un lugar, en definitiva, que hay que el buen viajero ha de conocer alguna vez en su vida, y por qué no durante este "Puente" de la Hispanidad y la Virgen de El Pilar.
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