Turismo

La fascinante ruta por el Valladolid más literario

La capital del Pisuerga ha servido de inspiración a escritores universales nacidos en esta tierra, como José Zorrilla o Miguel Delibes

Escultura de Miguel Delibes junto al Campo Grande de Valladolid
Escultura de Miguel Delibes junto al Campo Grande de Valladolidmir_icalIcal

Conocer Valladolid y sus pueblos es algo que debería estar marcado en rojo en el libro de bitácora de cualquier viajero o aventurero que se precie de serlo. Una tierra, que llegó a ser capital del Reino -lo fue a principios del siglo XVII, entre 10601 y 1606 antes de regresar a Madrid-, en un periodo donde la ciudad logró un gran desarrollo y ganó una repercusión espectacular en todo el mundo, lo que provocó que por sus calles y plazas se pasearon los más célebres autores de la Corte, como Luis de Góngora, Francisco de Quevedo o el universal Miguel de Cervantes Cervantes.

El autor de "El Quijote" vivió junto a sus dos hermanas durante su estancia en la ciudad en una casa ubicada en la calle Rastro, que es la única vivienda en la que residió y que se ha conservado de forma original hasta nuestros días, tal y como fue concebida en su día. Una vivienda en la que, entre otras cosas, gestionó la publicación de la primera parte de la novela sobre el ingenioso hidalgo, redactó su prólogo y empezó a escribir la segunda parte de las andanzas del caballero de la triste figura.

E incluso se cree que escribió algunas de sus doce Novelas Ejemplares, dadas las numerosas referencias de la ciudad que aparecen como en El Casamiento Engañoso, donde se hace referencia a la Puerta del Campo, hoy conocida como Campo Grande. También en Valladolid se encuentran los escenarios de alguna de sus novelas, como Hospital de la Resurrección, hoy Casa Mantilla, que aparece en El coloquio de los perros.

Pero antes, en el siglo XIII, Valladolid se convirtió en el centro cultural de Castilla y experimentó un rápido desarrollo y crecimiento gracias al empuje que supuso su incorporación en el año 1208 a la corte de Alfonso VIII, pero también favorecida por los privilegios comerciales otorgados por Fernando III, Alfonso X y la reina regenta María de Molina.

También se estableció en la ciudad el Tribunal de Chancillería y la Inquisición llegó a Valladolid, dando lugar a la celebración de famosos autos de Fe en ágora vallisoletano que se mencionan en la universal novela "El Hereje", de Miguel Delibes.

Ya en el siglo XIX, Valladolid, es la época de otro vallisoletano ilustre, José Zorrilla, autor de "Don Juan Tenorio", su obra más emblemática y que escribió completamente en verso en apenas ocho días, que llegó a los escenarios en 1844, y que es la obra más representada del teatro español.

Pues todo esto y mucho más -Valladolid es considerada la cuna de los Derechos Humanos gracias a la famosa Controversia de Valladolid, el inédito debate que se produjo en el siglo XVI sobre los derechos y la dignidad del hombre en aquella época-, se encuentra al alcance de la mano para cualquier turista que quiera empaparse de la historia de esta gran ciudad, ya sea visitando sus museos y lugares emblemáticos o simplemente paseando por sus calles y plazas en las que se recuerdan a estos personajes ilustres.

Así, por ejemplo, hay varias zonas literarias en la capital del Pisuerga que se pueden recorrer tranquilamente en un día en un viaje al pasado para descubrir la magia que desprende cada rincón de la ciudad en el que dejaron sus huellas poetas y escritores.

Interior de la casa de Cervantes en Valladolid
Interior de la casa de Cervantes en ValladolidAyto. ValladolidLa Razón

Por un lado, junto a la Santa Catedral de Valladolid se puede seguir la huella de Cervantes. Primero a través de la escultura que lo recuerda en la Plaza de la Universidad, junto al templo. Un ágora en el que hay una especie de señal en forma de escultura que hace referencia a la presencia de Valladolid en el recorrido del Camino de la Lengua Castellana, del que también forman parte Ávila, Salamanca, la localidad burgalesa de Santo Domingo de Silos, la madrileña de Alcalá de Henares o la riojana de San Millán de la Cogolla.

No muy lejos de allí, el viajero amante de las letras se topa con una calle que lleva el nombre del poeta, cronista e incluso político Gaspar Núñez de Arce, cuya primera parte de su infancia la pasó en Valladolid antes de trasladarse a Toledo para dar un paso adelante en el mundo de las letras.

También el rapsoda Leopoldo Cano, hijo predilecto de Valladolid, tiene su espacio en la ciudad junto al Teatro Calderón y el arzobispado de Valladolid. Y muy cerca de esta zona hay otra calle literaria, puesto que es el escenario de "La Calle del Paraíso" -una de las obras más importantes de otro escritor vallisoletano, Gustavo Martín Garzo, en alusión a esta vía de la ciudad del mismo nombre cercana al Hospital Clínico Universitario, lugar de ocio juvenil, sobre todo en los años 80 y 90 del pasado siglo.

No muy lejos de allí, como decíamos antes el centro de la ciudad de puede recorrer en unas horas, junto a la Plaza de San Pablo -donde se encuentra el Palacio Real, el Palacio de Pimentel, donde nació Felipe II, o la iglesia de San Pablo, uno de los mejores ejemplos del Gótico Isabelino junto al colegio de San Gregorio, donde se encuentra el Museo Nacional de Escultura-, transcurren algunas de las peripecias que plasmó el universal Miguel Delibes en "El Hereje".

En la iglesia de San Pablo, además, fue enterrada Beatriz Bernal, la primera mujer española en escribir una novela para su publicación. Se sitúa su nacimiento entre 1501y 1504 en Valladolid. La primera edición de su obra Cristalián de España, no fue firmada por ella, sino por 'una señora natural de la noble y mas leal villa de Valladolid'.

Frente al Palacio de Villena se erige una estupenda escultura de Eduardo Chillida que rinde homenaje a su amigo, el poeta vallisoletano Jorge Guillén. Casi al lado, en una calle que sale de Cadenas de San Gregorio, de nombre Fray Luis de Granada, se encuentra la casa en la que nació José Zorrilla y en la que vivió durante siete años.

Una Casa-Museo que se puede visitar de forma gratuita para quien quiera, donde disfrutar desde el jardín que preside el busto de Zorrilla y por el que se accede al interior de la vivienda, hasta la habitación en la que nació el poeta y que cuenta con algunos de sus enseres, como su escritorio o un un piano, donados por su viuda.

Escultura de Rosa Chacel junto a la Plaza de Poniente de Valladolid
Escultura de Rosa Chacel junto a la Plaza de Poniente de ValladolidAyto. ValladolidLa Razón

La presencia de José Zorrilla en Valladolid es más amplia, ya que además de dar nombre al estadio de futbol del equipo de la ciudad, junto a la plaza que lleva su nombre se encuentra la estatua del considerado como máximo representante del Romanticismo español.

Enfrente de la Plaza Zorrilla se encuentra el pulmón de Valladolid: el Campo Grande, y allí, junto a la flora y fauna abundante que vive en ese lugar, se encuentra otra estatua imponente: la de Miguel Delibes, que vivió a pocos metros de la entrada a Campo Grande, en el número 12 de la calle Acera de Recoletos.

También en este parque hay otras esculturas que recuerdan a más escritores importantes de la ciudad, como los mencionados Leopoldo Cano o Núñez de Arce, además del busto de la escritora vallisoletana de la Generación del 27, Rosa Chacel, que además era sobrina nieta de José Zorrilla, para más inri.

Escultura en recuerdo al poeta Jorge Guillén que rinde homenaje a la infancia en el interior del Parque de Poniente
Escultura en recuerdo al poeta Jorge Guillén que rinde homenaje a la infancia en el interior del Parque de PonienteAyto. ValladolidLa Razón

En la Plaza de Poniente de Valladolid, muy cerca del río Pisuerga, hay una estatua que recuerda a la autora, entre otras, de novelas como "Estación: ida y vuelta" o "Teresa", Hija Predilecta de Valladolid.

Y dentro del parque de la Plaza de Poniente, hay otra escultura en recuerdo de Jorge Guillén, que hace referencia a la infancia del poeta. Como curiosidad, en los barcos que hay dentro del estanque del parque están escritos los nombres de dos de sus obras: Cántico y Clamor.