Gastronomía
La forma más fácil y barata de preparar una sopa castellana
Por menos de tres euros se puede cocinar esta deliciosa receta
Castilla y León es la despensa de España. Sus numerosos productos y su riqueza agrícola hace que esta Comunidad Autónoma destaque por su gastronomía. Y uno de los platos estrellas de esta zona es la deliciosa sopa castellana o sopas de ajo, como se la conoce comúnmente. Se trata de una especialidad de esta Región que es típica de la época del frío, pero se trata de un plato de cuchara que es bienvenido en cualquier época del año.
Este plato sencillo contiene fundamentalmente agua o caldo, pan (que suele ser pan duro que ha sobrado de días anteriores), pimentón, laurel, ajo, aceite de oliva y huevo escalfado.Se trata de una sopa de origen humilde; que está, como todo plato popular, sometido a múltiples variantes, según la economía de la familia y los gustos del cocinero, por lo que es común que se le añadan otros ingredientes. En algunas comarcas de Zamora es un plato asociado a la cocina de la Semana Santa.
Ha sido un almuerzo muy frecuente en la antigüedad en muchos sitios de España. Se desayunaba con un café bebido al alba y un par de horas después, para mantener las fuerzas, se tomaban las sopas de ajo, generalmente con uno o dos huevos dentro, que se cocinaban con el calor de la sopa. En ciertos lugares de España es uno de los platos típicos de la cuaresma, y constituye uno de los olores que rondan por los aires de las diferentes procesiones de Semana Santa. Se trata de un plato adecuado a las costumbres religiosas, al no incluir carne, y su textura y composición recuerda mucho a la estética y sobriedad de estas fechas. Se toma muy a menudo, casi durante cualquier hora del día, durante la Semana Santa. En Zamora suele tomarse como desayuno tras las procesiones nocturnas.
Es costumbre además que se sirva esta sopa tras noches de actividad, y algunos autores mencionan lo sano de esta ingesta matutina debido a que es de fácil digestión, actuando al mismo tiempo como emoliente y neutralizante de la mucosa estomacal irritada por los abusos.
Por todos estos motivos se trata de un plato muy sencillo y también económico, pues cada ración puede costar menos de tres euros.
Ingredientes
- 10 dientes de ajo
- 1 huevo por persona
-12 rebanadas de pan duro
- 150 gramos de jamón serrano
Preparación de las sopas de ajo
- Se pelan y filetean los ajos, no es necesario que sean muy finos. El ajo debe dar olor y también proporcionar la emulsión entre el agua y el aceite para que la sopa sea excelente. Se reserva en un cuenco.
- Se elige una cazuela grande, calentamos el aceite en el fondo e introducimos el ajo. Salteamos hasta que comiencen a coger un color dorado (pero cuidado que no se arrebaten). Se añade también el jamón cortado en trozos pequeños. Se remueve con una cuchara de madera de manera envolvente hasta juntar bien los sabores.
- Cuando los ajos tengan un color miel tostado se añaden seis rebanadas de pan duro y se le da unas vueltas. Se retira la cazuela del fuego y se espolvorea con el pimentón dulce. El pimentón cumple una doble función: colorea de rojo el pan y además proporciona aroma. Para ello con la cazuela fuera del fuego para evitar que el pimentón se queme, y que todo quede con un desagradable sabor amargo que fastidiaría la sopa.
Cocción de las sopas de ajo
- Se remueve todo bien y que se junte el aceite con los ajos, el jamón, el pan duro y el pimentón. Se vuelve a colocar la cazuela al fuego y añadimos el caldo o agua. Depende del tamaño de la cazuela, pero con 3 litros llega.
- El caldo debe estar siempre bajito. Porque el truco de esta sopa es que el agua o el caldo nunca rompa a hervir durante el proceso de cocción. Se rehoga todo durante 2-3 minutos más y sin dejar de remover agregamos el caldo de carne.
- Se cuece a fuego moderado durante unos 20 minutos, en ese tiempo no hace falta remover la sopa. Pasados los 20 minutos se añade el resto del pan, las otras seis rebanadas que previamente se ha tostado con un poco de aceite de oliva virgen extra.
- Se coloca en la superficie y se deja flotar hasta que se ablanden. Se añade sal y pimienta negra recién molida. Se prueba el caldo antes de añadir la sal puesto que dependiendo de la cantidad de jamón y lo salado que sea puede que no sea necesario.
Presentación fina
- Se rompen los huevos y se echan a la sopa. Se deja cuajar durante 2-3 minutos. Otra opción es la de separar las claras de las yemas y añadir sólo las claras a la sopa. La yema se pone después en cada plato, se cocina con el calor de la sopa. Cuando se añade la sopa al cuenco la yema se mezcla con la sopa y queda deliciosa. El huevo quedará o bien en forma de huevo hilado o en trocitos escalfado.
- Se sirve muy caliente en un cuenco o si tenemos en cazuelas de barro (es lo propio).
Un sopa muy completa que se puede tunear como más os guste con jamón, chorizo, tocino frito, bonito, para chuparte los dedos, y por algo menos de tres euros.
Curiosidades sobre las sopas de ajo
- El dramaturgo Ricardo de la Vega hizo un poema dedicado a las siete virtudes de las sopas de ajo:
Siete virtudes
tienen las sopas
quitan el hambre,
y dan sed poca
Hacen dormir
y digerir
Nunca enfadan
y siempre agradan
Y crían la cara
colorada
- Alejandro Dumas, en un viaje que hizo por España con el objeto de recopilar información culinaria, intentó llevar la receta a la cocina francesa. Pero eliminó dos ingredientes importantes: el aceite de oliva y el pimentón. En su lugar, menciona grasa (sin decir su origen).
- En los cafés de Madrid de comienzos del siglo XX, se servía con dos huevos por ración, mientras que en las tabernas con solo uno.
- Antiguamente, se servía en las bodas con perejil y huevo duro picado.
- Ramón Pérez de Ayala en su novela Troteras y danzaderas menciona lo idóneo de esta sopa tras una noche de juerga.:13 Vamos, hijos, meteos por las sopas de ajo, que no hay nada como eso después de una juerga.
- En el libro de cocina El Practicón de Ángel Muro, en su decimocuarta edición, editada por Hijos de Miguel Guijarro de Madrid el año 1899, con el título de “Sopas de ajo inmortales”, viene una receta en verso de Ventura de la Vega.
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