Patrimonio
La joya de la arquitectura rupestre religiosa que saluda al peregrino en su caminar hacia Santiago
Tiene una decoración muy escasa, pero es en su sencillez donde radica su belleza
El patrimonio religioso existente en España, en general, y en Castilla y León, en particular, es abundante pero además de una calidad extraordinaria. Conventos, monasterios, catedrales, ermitas e iglesias forman parte del paisaje español, sobre todo en el medio rural, donde no hay un solo pueblo que no tenga su pequeño templo.
Pero en estas líneas de LA RAZÓN queremos acercar al lector un peculiar y diferente estilo de iglesia: las rupestres, que son aquellas construcciones que han sido excavadas directamente de una roca, casi siempre aprovechando alguna cueva de tipo natural, para destinarlas al culto.
Se trata de un tipo de edificaciones que el hombre ha utilizado como refugio o vivienda desde la prehistoria, ya sea temporalmente o de manera permanente, para pasar el frío invierno, protegerse del calor y de los enemigos.
Si bien, con el paso de los siglos lo que fue un refugio natural se convirtió primero en un hogar, después en un taller y luego en un santuario en el que se enterraban a los muertos, lo que ha quedado de manifiesto en el arte rupestre de cada momento de la historia en forma de grabados en paredes y techos.
Además, estas construcciones también se han usado como eremitorios o ermitas cuidadas por un ermitaño o varios, que se dedicaban solamente a rezar y subsistían gracias a la generosidad de los fieles o de los frutos de la zona para alimentarse.
El origen de las iglesias o eremitorios rupestres en España data de los primeros siglos del cristianismo. Y es a partir del año 711 después de Cristo, cuando España ha de enfrentarse a la invasión musulmana, donde surge en el norte del país, y concretamente en la cornisa cantábrica, donde muchas poblaciones establecieron su hogar al estar libre del poder islámico.
Según fue avanzando la Reconquista de los cristianos de la Península Ibérica se fueron construyendo paralelamente nuevas iglesias rupestres en las nuevas zonas fronterizas, muchas de las cuales más de mil años después siguen siendo un lugar de culto en el que se acogen misas y celebraciones religiosas.
Castilla y León puede presumir de contar con ciudades rupestres históricas como Tiermes, en la provincia de Soria; Cuevas de Provanco, en Segovia; el Cerrato palentino; los Montes Torozos de Valladolid; o Castrojériz y Toro, en Burgos y Zamora.
Las iglesias rupestres más importantes se localizan entre Cantabria, el noroeste de Burgos y la parte nororiental de la provincia de Palencia, dentro de los municipios de Aguilar de Campoó y Cervera de Pisuerga.
Estos son los mejores ejemplos:
Santa María de Valverde (Cantabria)
Se ubica en el municipio cántabro de Valderredible. En los primeros siglos del cristianismo fue simplemente una pequeña cueva natural habitada por ermitaños. Con el transcurrir del tiempo se fue tallando y vaciando la roca hasta llegar a las dimensiones que tiene en la actualidad. En 1985 la iglesia de Santa María de Valverde fue declarada Bien de Interés Cultural para su mejor conservación y difusión como parte del patrimonio histórico español.
Aún hoy esta iglesia ejerce de parroquia y conserva su pila bautismal. Formando conjunto con esta ermita rupestre se encuentra el Centro de Interpretación de Arte Rupestre de Valderredible donde se aborda el proceso de cristianización de Cantabria.
Santa Eulalia de Campo de Ebro (Cantabria)
Excavada en un promontorio de arenisca justo detrás de la actual iglesia parroquial de San Millán, llegó a usarse como escuela y casa del concejo.
San Miguel en Presillas de Bricia (Burgos)
La iglesia rupestre de San Miguel se encuentra próxima al pueblo de Presillas en un paraje espectacular donde impresionan las grandes proporciones de la enorme mole rocosa coronada por dos torreones en cuyo interior se encierra el eremitorio rupestre. Se localiza a una altura de 800 metros en la falda de un farallón rocoso que alcanza cien metros más y que comunica con La Lora, meseta kárstica inhóspita.
En los alrededores se han encontrado celdas artificiales y un baptisterio rupestre llamado Cueva Vieja, compartimento rectangular cubierto por bóveda de cañón y también excavado en la roca en el que existente dos pilas bautismales.
4- San Tirso y San Bernabé (Burgos)
Se encuentra dentro del Monumento Natural de Ojo de Guareña, en la localidad de Merindad de Sotoscueva, que pertenece a Burgos. Este enclave, el complejo kárstico más grande de España, está formado por 18 cuevas. El templo se sitúa en una de ellas. Aunqaue no se sabe tampoco a ciencia cierta su origen, se estima entre el siglo VIII al IX, la cueva donde se encuentra la ermita y las adyacentes han sido habitadas desde tiempos inmemoriales.
Iglesia de los Santos Justo y Pastor (Palencia)
Está considerada como la joya del eremitismo rupestre. Se encuentra en la localidad palentina de Olleros de Pisuerga a escasos siete kilómetros de Aguilar de Campoó. Junto a este lugar existen algunas tumbas y habitáculos excavados a su alrededor que forman un espectacular conjunto eremítico, que es de tal dimensión que se le ha denominado como la Catedral de la arquitectura rupestre española.
Tiene una decoración muy escasa, pero en su sencillez radica su belleza. Este templo sigue estando abierto al culto, por lo que en uno de los altares de las naves se encuentra un retablo plateresco del siglo XVI con las imágenes de los dos santos niños Justo y Pastor, titulares de la iglesia y patronos del pueblo.
Finalmente, cabe señalar que junto a esta iglesia rupestre se encuentran unas ruinas del que fuera antiguo poblado cántabro de Monte Cildá, posterior ciudad romanizada, que además es un espectacular mirador hacia el Cañón de la Horadada.
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