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¿Qué diez monumentos romanos no te puedes perder en España?

Tras muchos años mantienen su esplendor y son los principales atractivos turísticos de sus ciudades

Un globo aerostático sobrevuela los cielos de Segovia, con la vista del Acueducto
Un globo aerostático sobrevuela los cielos de Segovia, con la vista del AcueductoIcalLa Razón

Los romanos dejaron una huella histórica y cultural muy importante en España. De hecho, nuestro país no sería lo que es hoy en día sino fuese por ellos. Fueron los dominantes del mundo y llevaron su costumbres a todos los pueblos que conquistaban y España, no podía ser menos.

La época romana en España se denominó Hispania, que se encuentra comprendido entre 218 a. C. (fecha del desembarco romano en Ampurias) y los principios del siglo V (cuando, tras la caída del Imperio romano de Occidente, en 476, entran los visigodos en la Península, sustituyendo a la autoridad de Roma).

A lo largo de este extenso periodo de algo más de seis siglos, tanto la población como la organización política del territorio hispánico sufrieron profundos e irreversibles cambios, y quedarían marcadas para siempre con la inconfundible impronta de la cultura y las costumbres romanas.

De hecho, tras el periodo de conquistas, Hispania pasó a ser en una parte fundamental del Imperio Romano, proporcionando a este un enorme caudal de recursos materiales y humanos, y siendo durante siglos una de las partes más estables del mundo romano y cuna de algunos gobernantes del imperio. El proceso de asimilación del modo de vida romano y su cultura por los pueblos sometidos se conoce como romanización. El elemento humano fue su más activo factor, y el ejército el principal agente integrador.

 

La sociedad hispana se organizó como la del resto del Imperio Romano, en hombres libres y esclavos. Los hombres libres podían participar en el gobierno, votar en las elecciones y ser propietarios de tierras. Los esclavos, en cambio, no tenían ningún derecho y eran propiedad de algún hombre libre. Las mujeres podían ser libres o esclavas, pero no tenían los mismos derechos que los hombres.

Y durante estos siglos fueron muchos los monumentos que crearon, y eran tan buenos, que muchos de ellos se conservan en nuestros días, y que el turismo no se puede perder. El principal referente de esta época en nuestro país es: - El Acueducto de Segovia: Es, sin ninguna duda, una de las referencias arqueológicas más conocidas a escala nacional e internacional y, desde luego, el símbolo de la ciudad de Segovia.

Este monumento conducía las aguas del manantial de la Fuenfría, situado en la sierra cercana a 17 kilómetros de la ciudad, en un paraje denominado La Acebeda. Recorría más de 15 km antes de llegar a la ciudad. El agua se recogía primeramente en una cisterna conocida con el nombre de El Caserón, para ser conducida a continuación por un canal de sillares hasta una segunda torre (llamada Casa de Aguas), donde se decanta y desarena, para continuar su camino.

Después recorría 813 metros (con una pendiente de un 1 por ciento)​ hasta lo alto del Postigo (el espolón rocoso sobre el que se asentaba la ciudad en torno al Alcázar). Antes, en la plaza de Día Sanz, hacía un brusco giro y se dirige hacia la plaza del Azoguejo, donde salvaba la depresión con una arquería, que presentaba todo el esplendor del monumento. En la parte más elevada mide 28 metros (con cerca de 6 metros de cimientos) y tiene dos órdenes de arcos sobre pilares. En total, tiene 167 arcos.

Desde la llegada a la ciudad hasta la plaza de Día Sanz hay 75 arcos sencillos y a continuación 44 arcadas de orden doble (esto es, 88 arcos), siguiendo después otros cuatro arcos sencillos. En el primer sector del acueducto aparecen 36 arcos apuntados, reconstruidos en el siglo xv para restaurar la parte destruida por los musulmanes en el año 1072. En el piso superior, los arcos tienen una luz de 5,10 m, con los pilares de menor altura y grosor que los del piso inferior. El remate es un ático por donde discurre el canal conductor de agua (con una sección en forma de U de 180 x 150 cm). En el piso inferior, los arcos tienen una luz que oscila alrededor de los 4,50 m y los pilares disminuyen su sección de manera escalonada de abajo arriba, adaptándose el piso inferior a los desniveles del terreno; en la coronación tiene una sección de 1,80 x 2,50 m, mientras que en la base llegan a alcanzar 2,40 x 3 m. Está construido con sillares de granito asentados sin argamasa entre ellos. Sobre los tres arcos de mayor altura había en la época romana una cartela con letras de bronce donde constaba la fecha y el constructor.

 

También en lo alto pueden verse dos nichos, uno a cada lado del acueducto. Se sabe que en uno de ellos estuvo la imagen de Hércules que, según una de las leyendas, fue el fundador de la ciudad. En tiempos de los Reyes Católicos se colocaron en esos dos nichos la imagen de la Virgen del Carmen (aunque muchos creen erróneamente que es la Virgen de la Fuencisla, patrona de la ciudad) y San Sebastián. Sin embargo, hoy en día tan sólo se puede apreciar una réplica de resina de la primera talla, la cual fue sustituida en el año 2019,​ debido al importante deterioro que presentaba la imagen original tras estar casi 500 años a la intemperie, llegando incluso a sufrir algún desprendimiento. ​ La imagen original de la Virgen, ahora restaurada, puede contemplarse en el museo de la Casa de la Moneda de Segovia.​

El 4 de diciembre, fiesta de Santa Bárbara, patrona del cuerpo de Artillería, cuya academia está en Segovia, los cadetes arropan la imagen de la Virgen con una bandera. La línea de arcos se levanta organizada en dos pisos, con una decoración simple en la que predominan unas sencillas molduras, que enmarcan y recorren el edificio.

Hay varias leyendas sobre la construcción del acueducto de Segovia, la más popular y extendida cuenta que una niña subía todos los días hasta lo más alto de la montaña para coger agua con un cántaro. Un día, harta de aquello, pidió al demonio que construyera algún medio para que no tuviera que subir y bajar todos los días. Entonces, por la noche, se la apareció el demonio y la concedió el deseo a cambio de que, si conseguía terminar el acueducto antes de que cantara el gallo, le tendría que dar su alma. La niña aceptó y el demonio comenzó a construir el acueducto, momento en que la niña se arrepintió de haberlo deseado. Justo cuando le quedaba una piedra para terminar, cantó el gallo provocando el fracaso del pacto del demonio y que la niña no perdiera su alma. En el hueco que quedó es donde está ahora puesta la estatua de la Virgen de Nuestra Señora del Carmen.

 

Para reforzar la leyenda, el escultor José Antonio Abella regaló al Ayuntamiento de Segovia una estatua de un diablo moderno que ha sido situada en las inmediaciones del Acueducto con fines turísticos.

- Muralla de Astorga: La muralla romana de la localidad leonesa de Astorga, visible en la actualidad, se construye a finales del siglo III d.C. o principios de la siguiente centuria en el marco de un proceso de fortificación que tuvo lugar en la Península Ibérica y que afectó con mayor intensidad al noroeste hispano. Las causas que motivaron su construcción se asocian a un periodo de inestabilidad vivida en los últimos años del Imperio Romano, especialmente originada por las incursiones de los pueblos bárbaros desde el centro de Europa. Tiene una longitud de 2’2 kilómetros. y abraza un recinto de 26 Hectáreas de superficie.

Presenta las características de otras muchas fortificaciones construidas en este mismo momento (León, Lugo, Cacabelos…), destacando el considerable engrosamiento de sus lienzos – entre 4 y 5 metros – con respecto a recintos construidos en épocas anteriores, y la altura de las torres que lo jalonaban.

Los lienzos de la muralla de Asturica se construyeron con dos paramentos de mampostería sin trabajar, fundamentalmente piedra del país –cuarcita – , sobre los que se vertieron sucesivas tongadas de un núcleo de hormigón – Opus Caementicium – .

En las zonas de mayor prestigio, como es el caso de las puertas, se dispone un aparejo de grandes sillares de granito del género Opus Cuadratum, en muchos casos reaprovechados de construcciones anteriores, que aporta monumentalidad a la construcción. La llamada Puerta Romana es la única que se conserva contemporánea a la edificación de la muralla y sus restos se pueden visitar en el parque del Melgar.

Establecer la evolución del recinto amurallado astorgano es, en buena medida, hablar de la historia de la ciudad, de la que corre pareja. Durante época romana no existe constancia de acontecimientos bélicos a los que se enfrentara esta construcción y que permitiera experimentar su funcionalidad. En el siglo VI, existen algunas noticias sobre el asalto de Teodorico y posterior saqueo.

 

Lo cierto es que la solidez de esta muralla permitió a la ciudad constituir una auténtica plaza fuerte en la Alta Edad Media, durante el avance del reino asturiano hacia el Sur. Tras una serie de intentos infructuosos de asegurar la ciudad, la repoblación efectiva se daría bajo el reinado de Ordoño I, hacia el año 853, y parece que, tras las campañas de Alfonso III, la frontera debió quedar lo suficientemente alejada, como para que el rey Magno tomase Astorga como sede de su corte y se enterrase en su Catedral. Los acontecimientos posteriores llevaron a su sucesor Ordoño II a asentarse definitivamente en León abandonando la antigua capital asturicense.

En lo sucesivo, la ciudad no sufrirá más que esporádicos episodios bélicos. A fines del siglo X experimenta el asalto de Almanzor que, según las fuentes de la época, desmocha las torres. Más adelante, a finales del siglo XII será asediada por Alfonso de Aragón y por Alfonso VIII de Castilla, resistiendo ambos envites.

A finales del siglo XIII se documentan reparaciones de la mano del obispo Nuño, a quien se le atribuye una importante labor constructiva en la ciudad de Astorga, no obstante, desconocemos el alcance que tuvieron estas intervenciones, que pudieron haber transformado sensiblemente el aspecto de la fortificación romana.

En épocas sucesivas se registran acciones menores, hasta la guerra de la Independencia, etapa clave para comprender los cambios experimentados en su fisonomía. Las destrucciones provocadas por el duro asedio francés serán sustanciales, dado que buena parte de los muros fueron abatidos por la artillería, fundamentalmente en tramo Norte y Este. A ello hay que unir que el ejército español, una vez recuperada la ciudad, procedió a demoler parte de lo que aún quedaba en pie para evitar su vuelta a manos de los franceses.

Desde este momento, la historia de la muralla de Astorga es un continuo intento de reconstrucción que llega hasta nuestros días, motivado por los problemas, casi irreparables, ocasionados por la artillería en la guerra de la Independencia y el progresivo descalzamiento de la estructura defensiva, que han venido provocando numerosos derrumbes en diversos puntos de su trazado, según informan fuentes de Turismo Astorga.

- Las Médulas: En el Bierzo, al noroeste de los Montes Aquilanos y a lo largo del valle del río Sil, se encuentra Las Médulas, un paisaje fantástico fruto de la minería del oro romana, y declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Su impresión rojiza simula un paisaje sinuoso y misterioso Nadie diría que los abruptos acantilados esconden, bajo sus entrañas, el oro de los romanos. Explotación minera silenciada durante siglos, el sitio de Las Médulas se convierte en un hermoso paisaje de gran atractivo turístico, que se completa con la infraestructura museológica de un aula de arqueología. Aquí hay una descripción detallada de la época en que continuó operando la mayor extracción de oro a cielo abierto de todo el Imperio Romano.

 

Las Médulas ofrece al visitante, además de ser un lugar de extraordinaria belleza, la oportunidad de descubrir un curioso y complicado sistema de exploración que el geógrafo y naturalista romano Plino el Viejo denominó "ruin montium".

- Yacimiento de Numancia:En la confluencia de los ríos Duero y Tera se encuentra Garray, a tan solo 6 Kilómetros de la capital soriana, la localidad que situada a los pies del cerro de la Muela, alberga el célebre yacimiento de la ciudad celtíbera de Numancia.

Al hablar de Numancia, no nos referimos tan sólo al yacimiento que podemos visitar sino al símbolo de resistencia y lucha de un pueblo por su libertad. La actitud de los numantinos impactó a sus conquistadores y siglos después lo sigue haciendo a todo aquel que conoce su historia.

Entre los años 153 a.C. y 133 a.C. Roma y las ciudades de la Celtiberia mantienen un enfrentamiento constante por el domino del territorio. Los Arévacos, la tribu más poderosa de la Celtiberia, son los defensores de Numancia, pero también de Termes y Uxama.

 

Numancia destacó en la resistencia, y tras 20 años de lucha, obligó al Senado romano a cambiar el calendario empezando el año en el mes de enero y enviar a uno de sus generales más laureados, Publio Cornelio Escipión. El Cerco sólido e inexpugnable que construyó en torno a Numancia obligó a la rendición de los numantinos. Las fuentes relatan que Escipión contaba con un ejército de unos 50.000 hombres establecidos a lo largo de 9 kilómetros y varios campamentos cortando cualquier vía de comunicación y de salida posible. Después de 11 meses de asedio y de resistencia numantina, fue en el verano del año 133 a.C. cuando los numantinos que sobrevivieron a la hambruna y al suicidio (algunos eligieron quitarse la vida antes que entregarse) rindieron la ciudad.

La Numancia destruida en el 133 a.C. fue reconstruida al modo romano, y su territorio repartido entre los indígenas que habían ayudado a su conquista. De los numantinos que sobrevivieron unos fueron vendidos como esclavos, otros fueron llevados a Roma como trofeo de una conquista que puso en jaque al Imperio.

- Ciudad Romana de Clunia: En la localidad burgalesa de Peñalba de Castro se encuentra el yacimiento arqueológico de la antigua Ciudad romana de Clunia Sulpicia, una de las mayores y más importantes urbes de la Hispania Romana. Antes de la llegada de los romanos, la Clounioq arévaca se situaba en el cerro conocido como el Alto del Cuerno. La Clunia romana, por su parte, responde a una meditada decisión que les llevó a situar la ciudad en un cerro con dominante posición sobre el territorio de los clunienses indígenas, el Alto del Castro.

Testigo de trascendentales acontecimientos históricos, alcanzó el rango de colonia y fue capital de un extenso convento jurídico de la Hispania Citerior. Sertorio resistió en ella a Pompello, en el año 72 a.C., y en el año 69 d.C. Servio Sulpicio Galba, estando en esta ciudad, recibió la noticia de su nombramiento como nuevo Emperador.

La Clunia romana, como el resto de capitales de convento de la provincia Tarraconense (con excepción de Tarraco y Cartago Nova) aparece directamente relacionada con el fin de las guerras cántabras y ligada a una clara voluntad de fijar mediante núcleos urbanos, asentamientos que reflejen con claridad las características del mundo romano, y permitan administrar un territorio incorporado a Roma.

Con el emperador Tiberio la ciudad está perfectamente constituida y acuña monedas con su efigie y los nombres de los magistrados de la ciudad, quattuor viri y aediles. Esto hace suponer que ya en esta fecha cuenta con estatuto de municipio romano.

A partir del siglo II la vida en la ciudad no se desarrolla como estaba previsto. La ciudad inicia un drástico proceso de transformación con el que adaptarse a una nueva situación, desligada de fastos e intereses imperiales y sin duda más preocupados de pervivir, contando solamente con sus posibilidades y respondiendo a sus propios intereses. Estos cambios deben entenderse como una reconversión que, a juzgar por la circulación monetaria y cerámica, fue un éxito hasta el siglo V d.C. y, se sirvió, del urbanismo, la arquitectura y las estructuras domésticas de la ciudad del siglo I. d.C. En el 222 la ciudad sigue manteniendo la capitalidad del convento a pesar de su degradada situación urbana y logra mantenerse en el tiempo a lo largo de los siglos III-IV y V.

Los testimonios arqueológicos documentan la continuidad de la ciudad hasta fines del siglo VII pero su importancia en época visigoda decae, como parecen demostrar; su desaparición de las fuentes literarias, la carencia de ceca y la instauración de una sede episcopal en la vecina Uxama.

Esa pervivencia ha quedado reflejada en los testimonios arqueológicos. Clunia continúa funcionando como ciudad hasta fines del siglo VII decayendo su importancia en época visigoda, como parece demostrar su desaparición de las fuentes literarias, la carencia de ceca y la instauración de la sede episcopal en la vecina Uxama.

 

A pesar de que las ruinas de Clunia han llamado la atención de los investigadores desde el siglo XVI, no se han producido excavaciones sistemáticas hasta el siglo XX. Clunia constituye un enclave arqueológico de excepcional interés en el conjunto de la Península Ibérica. Este interés viene determinado por su morfología urbana y por la secuencia cultural de los hallazgos que proporciona. Además, sus ruinas son de las más representativas de todas las que se han hallado de época romana en el Norte de España.

Las excavaciones arqueológicas en el yacimiento comenzaron en 1915. Los trabajos se reanudaron en 1931 y 1958, y sacaron a la luz el pasado glorioso de una de las ciudades principales de Hispania cuya extensión —a juzgar por los trabajos de excavación arqueológica— rondaba las 120 hectáreas,​ por lo que se considera que fue una de las ciudades de mayor tamaño de toda la Hispania romana. Las excavaciones permitieron descubrir —tras siglos de ocultamiento— un teatro excavado en la roca, varias domus con mosaicos, calles, restos de las edificaciones del foro y una gran cloaca, así como importantes hallazgos escultóricos, como una efigie de Isis y un torso de Dioniso, que se conservan en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid y en el de Burgos, además de una gran cantidad de monedas, restos epigráficos, cerámica romana como la terra sigillata, vidrios, objetos de bronce, etc.

- Teatro de Mérida: El teatro romano es el elemento más representativo del Conjunto Monumental de Mérida. Se inauguró entre los años 16-15 a. C. y fue el cónsul Marco Agripa el promotor de su construcción. Durante siglos estuvo soterrado, manteniéndose visible sólo la parte superior del graderío que conformaba siete grandes bloques conocidos popularmente como las Siete Sillas.

El graderío -cavea-, con una capacidad para 6000 espectadores, se construyó, en parte, aprovechando la ladera del cerro de San Albín. Se halla dividido en tres sectores ima, media y summa cavea. La orchestra -en la que se situaba el coro- está rodeada de tres gradas de honor reservadas para las autoridades.

 

La zona más espectacular del teatro es el frente de la escena, con dos cuerpos de columnas de mármol. Entre ellas, una serie de esculturas completaba la decoración: Ceres, Plutón, Proserpina y estatuas, con togas unas y con corazas otras, que se han interpretado como retratos imperiales. Al fondo, en eje con la puerta central de la escena, se sitúa una pequeña habitación dedicada, según se deduce de los hallazgos allí realizados -entre otros la cabeza velada de Augusto-, al culto imperial.

- Murallas de Lugo:Construida por los romanos entre los años 260 y 310 d. C., cuando Lucus Augusti era la capital del Convento Jurídico Lucense la razón de su construcción fue que en esta época los pueblos bárbaros amenazaban las fronteras septentrionales del Imperio Romano, por lo que Roma fortificó algunas de sus ciudades más importantes. En 1921 fue declarada Monumento Nacional, el 30 de noviembre del 2000 fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO

Su perímetro es de 2.118 metros y su altura está entre los 8 y 12 m. para sobre las murallas existir un camino perfectamente transitable. Curiosamente, la muralla dejó barrios habitados fuera de su recinto e incluyó dentro áreas despobladas y campos de cultivo por razones misteriosas. Originalmente tenía 85 torres de las cuales se conservan en la actualidad 71 y tenía 5 puertas (Porta Miña, Porta de Santiago, Porta de San Pedro que era la principal, Porta Nova y Porta Falsa) aunque se añadieron posteriormente otras 5. Al paseo o ronda de la muralla, se sube por escaleras construidas a partir del siglo XVIII, las primitivas escaleras se hallan clausuradas.

 

Los accesos a la Muralla son la escalera de Porta Nova, la rampa de Santiago, la escalera de la Puerta Falsa construida en 1887, la escalera de la Puerta de la Estación, la escalera de la Plaza de Cantiño, cercana a la Puerta de San Pedro y la escalera de Campo Castelo.Muy aconsejable tomarse su tiempo en completar el paseo por toda la muralla ya que se puede observar toda la ciudad de Lugo desde las alturas y comprender la grandiosidad de esta joya histórica.Tras 17 siglos se mantiene gloriosa y es imagen de esta capital.

- Torre de Hércules:Localizada en la misma ciudad de A Coruña, en su paseo marítimo. Desde su construcción por los romanos, el faro hoy conocido como Torre de Hércules fue un monumento digno de mención. Así lo recogen las crónicas romanas y las fuentes posteriores hasta la actualidad. Su singularidad hizo que la Torre se transformase en el símbolo de la ciudad de A Coruña, siendo asumido por todos sus vecinos e instituciones.

Ahora, el faro más antiguo en funcionamiento del mundo, que alumbró con su presencia o su luz a miles de personas en los cientos de años de su existencia, es Patrimonio de la Humanidad.

 

Faro de época romana (siglo II d.C.), aunque podría haber una construcción fenicia anterior. Restaurado y con importantes reformas en los siglos XVII y XVIII. Exterior de planta cuadrada con ventanas. Se accede al interior por las excavaciones realizadas alrededor del faro y a la parte superior por una escalera que se convierte en escalera de caracol en el último tramo. Es visitable y tiene un museo en el interior.

- Ruinas de Baelo Claudia: Localizado en el término municipal gaditando de Tarifa, el Conjunto Arqueológico de Baelo Claudia, declarado Monumento Histórico Nacional, es una ciudad-factoría romana que sorprende por su estado de conservación. Fue importante en la época por sus conservas y salazones, origen de la salsa denominada garum, que era exportada a todo el Imperio.

En el siglo III d.C. le afectó trágicamente un terremoto, aunque pervivió un pequeño núcleo de población hasta los inicios del siglo VII d.C., cuando se abandona definitivamente. Desde esa fecha, Baelo Claudia queda como un despoblado.

Cuando, en 1917, comenzaron a realizarse las primeras excavaciones en la zona de Bolonia, los investigadores encontraron los restos de una ciudad próspera, construida según los cánones clásicos de Roma, conforme a un proyecto urbanístico perfectamente planificado y racional.

 

Con el Conjunto Arqueológico de Baelo Claudia, la provincia de Cádiz conserva una de las mejores muestras del urbanismo romano que se conocen. Algunos edificios son de la época de Augusto, si bien la mayor parte fue construida bajo el mandato de Claudio. Parece ser que el centro monumental, donde se sitúa el foro y todos los edificios necesarios para la organización administrativa, fue construido de una sola vez, siguiendo un eje perpendicular a la orilla del mar.

- Teatro de Cartagena: Fue construido entre los años 5 y I a. C. en la ciudad de Carthago Nova, actual Cartagena. Tenía capacidad para unos 7000 espectadores, y estuvo en uso hasta el siglo III, a partir del cual se superpusieron varias edificaciones. En 1988 fue descubierto por el arqueólogo de la Universidad de Murcia Sebastián Ramallo Asensio y las excavaciones dirigidas por él lograron exhumarlo para poder ser visitado en el marco del Museo del Teatro Romano.

 

El 21 de enero de 1999 fue declarado Bien de Interés Cultural en la categoría de monumento. Es el monumento y espacio museístico más visitado de la Región de Murcia, llegando en 2019 a los 251.633 visitantes y concentrando más del 40 por ciento de las visitas de todos los museos de ámbito regional.