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Encarna y Carlota, la emotiva historia de amistad entre una enfermera y una joven en tiempos de covid

La familia Ortuño, ideóloga de los emotivos mensajes que cada día se proyectan en el Hospital de Barcelona para insuflar ánimos al personal sanitario, rendirá hoy homenaje a un colectivo que la pandemia ha redescubierto a la sociedad

El papel de las enfermeras en la lucha contra la covid ha sido crucial, el colectivo espera que la sociedad no lo olvide
El papel de las enfermeras en la lucha contra la covid ha sido crucial, el colectivo espera que la sociedad no lo olvide, en la imagen, una de las espectaculares proyecciones de la familia Ortuño sobre la fachada del Hospital de BarcelonaFamilia Ortuño

Como muchas otras ciudades, Barcelona tiene puñados calles dedicadas a doctores. Está la calle del doctor Carulla, abuelo del cardiólogo Valentí Fuster y uno de los fundadores del Hospital Clínic; la plaza Ramón y Cajal, Nobel de Mecina, o la plaza del doctor Andreu, que además de unas pastillas para la tos, tuvo la estupenda idea de crear un parque de atracciones en lo alto de la montaña Tibidabo. Hace unos años, Barcelona saldó parte de su deuda con el déficit de calles dedicadas a mujeres y le puso a los jardines que hay en el interior de manzana de la calle Roselló con Casanovas, delante del Hospital Clínic, el nombre de la primera mujer que pisó una Facultad de Medicina en España: Elena Maseras. Pero mientras todas las grandes ciudades tienen una calle dedicada al Doctor Fleming, el hombre que descubrió la penicilina, sólo unas pocas tienen una calle dedicada a Florence Nightingale, madre de la enfermería moderna. La crisis de la covid, ha rescatado a esta mujer del olvido, precisamente el año en que se cumplen 200 años del mito que creó el modelo sanitario basado en la higiene y en la organización efectiva de los recursos. Hoy, 12 de mayo, el Día Internacional de la Enfermera coincide con en el Año de la Enfermera y la Matrona, y se rendirá homenaje a esta figura y a todas las enfermeras que que han estado en la trinchera de la lucha contra la covid. En una pandemia causada por un virus que ha dejado solos a los pacientes en los hospitales y ha tensionado a límites impensabes al sistema sanitario su papel ha sido crucial. El colectivo espera que esta crisis cambie la visión que la sociedad tiene de las enfermeras y se reconozca su trabajo.

Quienes volverán a reivindicar hoy su papel será la familia Ortuño. Vive delante del Hospital de Barcelona, en el barrio de Les Corts, y ha revolucionado el aplauso de las ocho proyectando imágenes con mensajes de ánimos para los profesionales sanitarios de pacientes y vecinos de la ciudad.

De la idea de Nacho Ortuño, el padre de esta familia que completan su mujer, Tina y sus cuatro hijos, Carlota, Inés, Cristina y Nacho, nacieron muchas historias paralelas. Como la entrañable amistad que por mensajes de whatsapp han tejido Carlota, la primogénita de 19 años, con Encarna, una enfermera del Hospital de Barcelona.

Todo empezó una noche, pasadas las doce, cuando la familia dormía y apenas quedaban cuatro luces encendidas en el vecindario de colmenas verticales con jardines comunitarios que hay en el patio trasero del Hospital de Barcelona. Nacho Ortuño salió al balcón a probar un experimento. Sacó un viejo proyector para comprobar si la luz llegaba a la fachada del hospital. Llegaba. Cuadró una plantilla para diseñar un power point sobre las tres columnas blancas del edificio. Y al día siguiente sorprendió a todos -personal del hospital, familia y vecinos- proyectando un mensaje que decía: “Gracias”.

Desde entonces, y ya van más de 50 días, cada día a las ocho de la tarde primero, más tarde a las nueve y ahora a las nueve y media, para que la luz del sol no fastidie la proyección, Nacho y su familia proyectan un mensaje. “Los primeros mensajes eran nuestros, pero creamos una cuenta de Twitter y otra de Instagram, que tiene casi 1.700 seguidores, y a través de las redes sociales, recibimos propuestas de pacientes, ciudadanos, incluso, del personal del Hospital de Barcelona”, cuenta Nacho.

El espectáculo no dura más de quince minutos, para no molestar. Aunque el vecindario espera con entusiasmo el momento. “Proyectamos el mensaje y escuchamos dos canciones, una, la elegimos con la familia o a través de propuestas que nos llegan vía redes sociales, y la segunda siempre es la nueva versión de “Resistiré” del Dúo Dinámico”, explica Nacho. “Ningún vecino se ha quejado”, admite, “todo lo contrario, hemos estrechado lazos, hemos conocido a la familia del balcón que tenemos al lado y en el ático tenemos a una fan incondicional que nos saluda alegremente cada anochecer”, añade.

Sus proyecciones se hicieron virales, sobre todo, durante el pico de la pandemia. “Hasta el punto de que vinieron a grabar un anuncio para una cadena de supermercados”, dice Nacho. “Con el dinero que nos dieron, compramos bombones y caramelos que ayer llegaron al personal del hospital”, añade.

No sólo responden los vecinos bailando y con aplausos. Desde el hospital, personal y enfermos replican con linternas, las luces de los teléfonos móviles y pancartas. “Es emocionante el diálogo con luces que se establece entre los vecinos y el hospital”, comenta. “Una tarde, se plantaron delante de casa cinco coches de los Mossos d’Esquadra y pensamos que se nos acababa la fiesta. Pero de los coches salieron los agentes uniformados con linterna y se sumaron al homenaje”, explica Nacho.

Aunque uno de los días más emotivos que recuerdan de estos dos meses de confinamiento fue cuando tres enfermeras salieron del hospital para colgar en nuestro jardín una pancarta que habían hecho con una sábana, donde habían escrito: Gracias vecinos por estar ahí. “¿Gracias a nosotros? Gracias a ellas”, replica Nacho.

El mensaje de hoy, Día Internacional de la Enfermera, será para ellas. “Por las que hacen del verbo cuidar su bandera y luchan por que nadie muera en soledad, por esas centinelas que no duermen para que el enfermo sueñe cada noche que va a despertar”, como dice la canción que ha compuesto el grupo Vetusta Morla. Por ellas, y por los médicos, por los celadores, el personal de limpieza o los informáticos del hospital, “cada aplaudimos en los balcones, la muerte huye con su dragones y callamos al silencio un día más”.

El director del Hospital de Barcelona se ha puesto en contacto con la familia Ortuño. “Hemos quedado en que seguiremos con este homenaje en la fase 0 y que cuando cambiemos a la fase 1, pasaremos a espaciarlo y lo haremos tres veces por semana. En la fase 2, nos despediremos con un acto especial”, dice Nacho. De proyecciones especiales han hecho varias ya. El Día de Sant Jordi, por ejemplo, artistas que forman parte de la Pigment Gallery agradecieron con creaciones visuales el esfuerzo de los sanitarios.

Imagen de uno de los artistas de la Pigment Gallery que participaron en la proyección de Sant Jordi
Imagen de uno de los artistas de la Pigment Gallery que participaron en la proyección de Sant JordiLa Razón

“La experiencia en casa es brutal”, admite Nacho. La familia organiza con cariño la proyección de cada día. Lee los mensajes que llegan a través de las redes sociales, selecciona la música, prepara el power point que se proyectará. Pero el día más emocionante llegará cuando el coronavirus dé una tregua y puedan abrazarse con los profesionales del hospital. “Trabajo en el Hospital de Barcelona. Gracias por vuestros mensajes, nos inyectan cada día ganas de seguir adelante (...) cuando todo haya pasado, nos gustaría agradecerlo personalmente (...)”. Ese día también llegará.