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David Bowie a finales de los 80: de la araña de cristal a la máquina de hojalata

El artista londinense pasó del pop más comercial al rock duro con Tin Machine en apenas dos años

Imagen promocional de Tin Machine, en 1989
Imagen promocional de Tin Machine, en 1989EMI

Tras la muy buena racha artística de David Bowie antes de su muerte en 2016, con álbumes tan interesantes como “The Next Day” y el sombrío “Blackstar”, resulta curioso y muy interesante recordar al artista en la segunda mitad de los años 80. Un músico tan increíblemente polifacético como el conocido como Duque Blanco tuvo incluso dos etapas artísticas en apenas tres años.

Nos situamos en 1987, con uno de los discos más polémicos y criticados de su larga carrera, “Never Let Me Down”. Bowie completaba así su trilogía pop 80′s, tras “Let’s Dance” y “Tonight”. Los tres fueron mal recibidos por la crítica, pero no por el público, encandilado ante temas tan irresistibles como “Let’s Dance”, “Blue Jean”, “Day In Day Out”, “China Girl” y “Time Will Crawl”. No tenían nada que ver con las etapas anteriores del cantante, folk, glam, soul y experimental berlinesa.

La gira de 1987, llamada “Glass Spider Tour”, fue faraónica a nivel de espectáculo, con un montaje apabullante muy costoso, que tampoco fue bien recibido por la crítica. Eran años quizá difíciles para artistas que brillaron tantísimo en la década anterior. Bowie parecía en horas bajas, quizá decadente, pese al masivo éxito de los citados singles.

 

Bowie empezó a pensar en un cambio de rumbo en su carrera, como tantas veces había ocurrido. El problema es que era la primera vez que lo hacía a remolque, debido a la publicación de un disco llamado “Appetite For Destruction”, el histórico debut de Guns N’Roses. Hard rock puro que revitalizó totalmente la década de los 80. A su éxito masivo siguió la explosión de bandas de este estilo en Los Ángeles, como Faster Pussycat, L.A. Guns, Jetboy, Junkyard, Love/Hate y un largo etcétera. Junto con el Rock alternativo de Jane’s Addiction, de golpe parecía que la música había cambiado de década.

Le gustaron Guns N’Roses, que estaban en camino de convertirse en el mejor y más importante grupo de Rock del mundo, conoció a Axl Rose en persona y todo con la casualidad de que él había sido el padrastro del guitarrista, Slash, conviviendo incluso. El artista tenía claro un cambio de rumbo y le vino a la cabeza el también músico de las seis cuerdas Reeves Gabrels. Ya eran amigos de antes, y se habían conocido por motivos profesionales.

La esposa de Gabrels le dio a Bowie una cinta de su marido tocando la guitarra, y finalmente quedaron. El Duque Blanco le confesó que “había perdido la visión”, y no se refería a sus ojos de colores diferentes.

En un concierto benéfico en 1988, ambos ya tocaron juntos el tema “Look Back In Anger”, que en principio tendría que haberse publicado en el álbum “Lodger”. Esta pista dejó claro que se quería apartar del todo del pop mainstream, aunque la dirección que tomó, el hard rock, no tenía nada que ver tampoco con sus colaboraciones con Brian Eno, coautor del citado tema.

Ya estaba puesto el primer granito de arena, y Bowie decidió que le gustaba el sonido de la guitarra de Gabrels. Los hermanos Tony y Hunt Sales se hicieron cargo del bajo y la batería. Ya habían tocado juntos a finales de los 70.

Unos cuantos ensayos y la cosa parecía ir bien, con un Bowie asegurando que “nunca quise estar en una banda hasta que estuvimos juntos”.

Con el paso de los ensayos, tocando juntos, se descartó que los tres músicos fueran simplemente una banda de acompañamiento, porque había sentimiento de grupo. “Creo que esto tiene que ser una banda. Todos tienen aportes. Todos escriben. No me escuchen de ninguna manera”, dijo Bowie. La banda dividió las ganancias de cuatro maneras, nadie tenía un salario y cada miembro pagó sus propios gastos.

Los hermanos Sales cambiaron el tono de las sesiones de art rock y orientándolas más hacia el hard rock, y Bowie prestó atención a una de sus bandas favoritas en ese momento, en este caso alejada sonidos muy duros, The Pixies. Una influencia que se dejaría notar en discos posteriores, versión incluida.

La banda afirmó que sus influencias musicales fueron Gene Krupa, Charlie Mingus, Jimi Hendrix, Glenn Branca, Mountain, Cream y The Jeff Beck Group. El sonido era duro, puro, sin artificios, y espontáneo, que era lo que buscaban los 4.

Gabrels quería que el grupo se llamase White Noise, pero el nombre fue descartado por Bowie. Tin Machine fue el elegido, al creer que sonaban como una máquina de hojalata. El cantante consiguió casi ser uno más de la banda, al no conceder entrevistas en solitario, y no avanzó ningún plan de continuidad: estaba todo supeditado a que todo funcionara bien.

 

El primer álbum homónimo de la banda se publicó en mayo de 1989, y sorprendió a propios y extraños, pero más bien de forma positiva. Un disco de 14 canciones duras, guitarra, bajo y batería, todo abrupto y sin edulcorantes. La música chocaba con su elegante imagen, con traje y corbata. El clip del primer single, “Under The God”, se estrenó incluso en el programa Rockopop de TVE, cuando aún tenía programas musicales.

Un álbum sin desperdicio, sobre todo por el tema inicial “Heaven’s In Here”, con un Gabrels diabólico. Destaca todo, ahí está una versión de “Working Class Hero” de John Lennon, el tema “Tin Machine” y “Crack City”, a la que se tildó de plagio de “Wild Thing” de The Troggs. Un disco imprescindible de esa época, al igual por ejemplo que “Fire And Gasoline” del sex pistol Steve Jones.

Las ventas no fueron tan bien, pero Bowie mantenía su entusiasmo, asegurando que había material para más albumes, aunque solo saldría uno, en 1991.

 

La banda reconoció que a algunos fanáticos y críticos no les gustó el nuevo papel de Bowie en la banda. Dijo Tony Sales, “Principalmente, la gente está enojada porque David no está haciendo de ‘David Bowie’”. Bowie confirmó que los shows en vivo de Tin Machine serían “no teatrales” en contraste con su gira más reciente.

La banda realizó una gira de bajo perfil en lugares pequeños entre el 14 de junio y el 3 de julio de 1989, antes de nuevas sesiones de grabación en Australia. El siguiente proyecto de Bowie era nada más y nada menos el Sound And Vision Tour, su última gira con los grandes éxitos.

 

En 1996, Bowie reflexionó sobre su tiempo con Tin Machine: “Para bien o para mal, me ayudó a precisar lo que hice y no disfruté de ser un artista. Me ayudó, me parece, a recuperarme como artista. Y siento que durante los últimos años he vuelto a estar absolutamente a cargo de mi trayectoria artística. Estoy trabajando según mis propios criterios. No estoy haciendo nada de lo que me podría avergonzar en el futuro, o algo que, mirando al pasado, me haga decir que mi corazón no estaba en ello”.

Estilísticamente, sintió que el álbum era una continuación de “Scary Monsters”, pese a que la música no tiene nada que ver, y afirmó que “es casi desdeñoso con los últimos tres álbumes que he hecho. Volviendo a las andadas, se podría decir”.

Gabrels más tarde describiría las canciones del álbum como la banda “gritando al mundo”, y Tony Sales, bajista de la banda, describió el enfoque de la banda a la música que crearon diciendo que “estábamos tan cansados de encender la radio y escuchar música disco o música de baile y baterías electrónicas; todas esas cosas, que creo que en el negocio la llaman “mierda”. Solo estábamos pensando en hacer un proyecto que pusiera fin al rock ‘n’ roll”.