El ocio nocturno propone conciertos en barca o ‘Hotel Room Party’ para retomar la actividad

Las restricciones por la pandemia están azotando duramente al sector del ocio nocturno. Las discotecas no han podido reabrir sus puertas desde que en marzo de 2020 se decretara el estado de alarma, mientras que algunos bares pudieron retomar la actividad, pero solo entre los meses de junio a octubre. De hecho, en septiembre de 2020, el 85% de los bares y discotecas permanecían cerrados, el 25% quebró y el 69% no creía que pudiera sobrevivir más allá de ese año.

Ante este panorama, el sector considera necesario e imprescindible “adaptar su oferta a las circunstancias, reconvertir los contenidos para apostar por los de carácter musical y cultural y probar”, señala Ramon Mas, Secretario General del Gremio de Empresarios de Discotecas de Barcelona y Provincia, quien hace hincapié en que es necesario poner en marcha nuevas propuestas de ocio nocturno para comprobar cómo funcionan y si se adaptan a las actuales circunstancias, como la prueba piloto que ya se hizo en el mes de marzo en el Palau Sant Jordi con un concierto de Love of Lesbian.

En este sentido, el gremio ha colaborado con la escuela de negocios TBS en Barcelona en la elaboración del estudio ‘BNIT: Ocio nocturno en Barcelona pos-Covid-19’, el cual incluye un plan de acción para hacer posible su reactivación inmediata. Así, el informe apunta que, en la actual situación, las directrices que deben regir al sector son: una oferta más íntima y en grupos reducidos, la búsqueda de espacios alternativos abiertos o en el exterior, el fomento de la colaboración entre negocios y sectores y volver a centrarse en el mercado local. Y en esta línea lanza diferentes propuestas.

Por un lado, el estudio sugiere la posibilidad de organizar en colaboración con el sector hotelero lo que denomina ‘Hotel Room Party’, que consistiría en un evento en el que un grupo reducido de personas ocupa una habitación de hotel, sin salir a los espacios comunes, en la que a través de una aplicación puede elegir entre la oferta musical que proponen diversas discotecas para la ocasión. Además, los bares interesados podrían proporcionar comida y bebida a estos peculiares huéspedes a través del servicio de habitaciones. Incluso llegado el momento, cuando se relajen las restricciones, esa fiesta podría evolucionar hacia la ‘Party Hotel’, en la que los diferentes grupos podrían interactuar entre sí, quizá después de que todos los participantes en el evento se hubieran hecho una PCR o test de antígenos.

Otra de las propuestas, ésta en el marco de la promoción de eventos en el exterior, es la que se refiere a los conciertos al aire libre, en los que el público sigue el espectáculo desde unas barcas que permiten así garantizar la distancia social y, en este sentido, se proponen como posibles escenarios para este tipo de evento, que se inspira en los conciertos en barca de Bélgica, el Canal Olímpic de Castelldefels, el Port Olímpic o el Port Forum. Otra opción sería lo que han dado a conocer como ‘Fiesta Mayor’, que sería un evento en espacios al aire libre, como el Pueblo Español o la Fira de Barcelona, con entrada regulada y test de antígenos a la entrada, en el que los bares podrían montar sus propias paradas o stand.

Así pues, el estudio hace hincapié en la necesidad del sector de buscar espacios alternativos a los convencionales para poder retomar la actividad, así como en la importancia de emprender un cambio de modelo de negocio, en el que, por ejemplo, no se contemple la noche como el único momento del día en el que se pueden celebrar este tipo de eventos y ofrezca a su cliente múltiples actividades más allá del simple hecho de tomar una copa. En este contexto, el informe sugiere acciones como la organización de competiciones entre grupos de clientes, como por ejemplo, un karaoke.

Por último, el estudio destaca la importancia de trabajar para concienciar a la opinión pública acerca de la actividad que desarrolla el sector y cambiar así su percepción, que considera que no se corresponde con la realidad en cuanto a la contribución que éste realiza a la ciudad. En esta línea, apunta a la necesidad de plantear el ocio nocturno como cultura por la noche, porque además el salir de noche forma parte de nuestra cultura.