Origen confuso

Las grandes mentiras del independentismo (II): el origen de “les quatre barres”

La primera aparición del símbolo data de tres siglos más tarde que la vida de Guifré El Pelós

Retrato de un posible origen de la leyenda de las cuatro barras
Retrato de un posible origen de la leyenda de las cuatro barrasGoogle

Las cuatro barras (les quatre barres, en catalán), la senyera, constituye uno de los símbolos de identidad deCataluña, pese a que es poco usada dentro del independentismo, que prefiere la “estelada”. En teoría, y parece que es la opción más fiable, es que su origen proviene del símbolo heráldico del linaje de los condes de Barcelona, del que se tiene constancia desde el año 1150. No obstante, el separatismo ha creado una especie de halo mítico alrededor del dibujo, que puede inducir a la confusión y a la veneración de un supuesto heroísmo, personificado en Guifré el Pelós (Wilfredo el Velloso).

La leyenda de las cuatro barras de sangre sobre un fondo claro, que ha terminado siendo amarillo con el paso de los siglos, apareció por primera vez nada menos que en 1551, en la segunda parte de la Crónica general de España, y especialmente de Aragón, Cataluña y Valencia, editada en castellano en Valencia obra de Pere Antoni Beuter. Esta leyenda, adoptada como oficial por el separatismo, sitúa el origen del Señal Real en la persona del conde de Barcelona, el citado Guifré el Pilós.

Iguiendo con la versión independentista oficial -que casi nunca se cuestiona-, se cuenta que el símbolo de “les quatre barres” fue creado después de una batalla contra los normandos, cuando el rey de los francos Carlos el Calvo mojó su mano en la sangre de las heridas de Guifré, pasando los cuatro dedos por encima del escudo dorado del conde le dijo: «Estas serán vuestras armas, conde». Fue una manera de darle las gracias por la ayuda prestada en la contienda.

Tan seguros estaban los reyes de que el Señal Real era originario del linaje de los condes de Barcelona que públicamente así lo expresaron tanto Martín I de Aragón como Alfonso V.

Pese a que la obra de Beuter está bien fundamentada y aparentemente tiene rigor histórico, existen muchas dudas sobre su autenticidad. Por ejemplo, hay quien afirma que la primera “aparición” de la senyera (o el primer dibujo que se recuerda de ella) la encontramos en los sepulcros de la condesa Ermessenda y del conde Ramon Berenguer II, enterrados en la catedral de Girona. Es una teoría que cuenta con muchos historiadores partidarios, y que la aleja de Guifré El Pelós. La simbología (barras rojas sobre un fondo dorado) es una señal inequívoca de que se refería al escudo de La Casa de Barcelona, aunque el número de franjas que acompañan a los sepulcros es superior a cuatro.

El número de cuatro barras rojas aparece en un sello de cera del conde Ramon Berenguer IV, datado en el año 1150, tres siglos más tarde que la vida de Guifré. A partir de este momento, el símbolo adquiere el aspecto actual, repitiéndose en los escudos posteriores. En el siglo XIV, el rey Pedro el Ceremonioso (Pere el Cerimoniós, en catalán) ordenó que el escudo de las cuatro barras se convirtiera en el símbolo heráldico de la dinastía. De este modo, con el paso de los siglos, acabó convirtiéndose en el símbolo de identidad de Cataluña.