Educación

La Fundación Bofill plantea siete intervenciones imprescindibles para situar a Cataluña en la media europea en comprensión lectora

El plan que propone la entidad para revertir en seis años el déficit histórico que Cataluña arrastra en este ámbito requiere una inversión de 27 millones de euros

Además de ser un fantástico entretenimiento, la lectura puede ayudar a que los niños se desarrollen tanto intelectual como emocionalmente.
El plan da mucho peso a la detección de las dificultades lectoras en la edad infantilPIXABAY

Cataluña se sitúa a la cola de Europa en comprensión lectora, una situación que arrastra desde hace al menos unos 15 años pero que en los últimos tiempos ha ido a peor por el aumento del alumnado en situación de vulnerabilidad y del alumno inmigrante.

De hecho, según los últimos resultados PIRLS (2021), el promedio de puntuación en comprensión lectora de la OCDE es de 533 puntos, el de la Unión Europea es de 528 y el español, de 521, mientras que el de Cataluña es de 507 puntos, lo que le sitúa antepenúltima en el ránking español, solo por delante de Ceuta y Melilla. Por lo tanto, hay 15 puntos de diferencia entre los resultados de Cataluña y la media europea, lo que es equivalente a medio curso escolar menos.

Estos datos resultan preocupantes por cuanto la comprensión lectora es clave para el aprendizaje escolar y se presenta como un predictor del éxito educativo, pero además tiene un impacto importante en el desarrollo socioemocional de las personas y afecta a la trayectoria vital. Por lo tanto, resulta especialmente alarmante que el 30% de los alumnos catalanes tenga unos resultados bajos o muy bajos en comprensión lectora, cuando la media europea es del 23%, y solo el 27% cuente con resultados altos, por el 40% de media en la Unión Europea.

En este contexto y con el fin de que de cara a 2031 Cataluña logre aumentar su puntuación para pasar de los 507 puntos PIRLS actuales a los 528 para llegar así a superar la media europea en comprensión lectora, algo que ya han conseguido previamente países como Portugal, Polonia, Noruega o Eslovenia en plazos inferiores a la década, la Fundación Bofill, junto con un grupo de expertos, ha elaborado un plan, que consta de siete medidas principales, a partir del informe "Comprensión lectora: la asignatura pendiente", elaborado por Anna Llauradó, doctora en Lingüística y profesora de secundaria.

Y es que como indicaba durante la presentación de estas propuestas de acción Ismael Palacín, director de la fundación, "hasta el momento se han aprobado medidas parciales" para revertir la situación, "se ha hecho simulación política, pero nunca se ha implementado un plan bien diseñado y pensado". "Se han hecho iniciativas o proyectos puntuales, pero no ha existido un programa sólido, con fundamentos", añadía para insistir en que Cataluña "necesita un plan articulado, completo y sistémico", al cual hay que dotar de presupuesto, que la entidad considera que debe ser de 27 millones de euros, lo que representa un 0,4% del presupuesto de Educación.

Siete acciones para el cambio

Dicho plan debe corregir carencias estructurales del sistema educativo catalán que el informe ha sacado a flote, como es un currículum demasiado general y poco ambicioso, que, como señala Llauradó, "no especifica claramente cuáles son las habilidades que hay que desarrollar ni la progresión en la que hay que aprender estas habilidades"; unas evaluaciones que no están alineadas con la ciencia ni con los estándares internacionales y que "no generan un retorno informativo a las escuelas sobre el que basar las futuras intervenciones" y una falta de detección temprana de las dificultades entre el alumnado; la carencia de tiempo, acompañamiento y asesoramiento al personal docente, que "durante la formación universitaria no ha adquirido el conocimiento científico necesario" como para poder incorporar mejoras en la práctica, y una falta de oportunidades lectoras fuera de escuela.

Es por ello que el plan diseñado por la Fundación Bofill propone un cambio estructural a partir de, en primer lugar, "un curriculum con estándares claros y concretos, alineados con la evidencia científica generada en torno al proceso de aprendizaje de la lectura, que cubra desde la etapa infantil hasta secundaria", indica Llauradó, quien al respecto comenta que se ha visto que es antes de los 6 años cuando la detección precoz de dificultades lectoras es más efectiva.

Además, también plantea la necesidad de incorporar en segundo de primera una prueba de comprensión lectora centrada en la descodificación y fluidezpara así poder detectar dificultades y actuar sobre las mismas de forma temprana para asegurar que todos los alumnos han consolidado los aspectos más fundamentales de la comprensión lectora. Y con el fin de que los centros y docentes puedan tomar decisiones fundamentadas y emprender mejoras educativas, el plan propone aportar informes de resultados acerca de las pruebas de diagnóstico y de competencias básicas a las escuelas.

Otro de los pilares de la reforma que promueve la Fundación Bofill es un programa de acompañamiento docente de calidad en todos los centros, el cual pasa por liberar media jornada a un profesor durante dos cursos para coordinar la mejora de la competencia lectora y por garantizar el acompañamiento por parte de un asesor especializado en lengua, así como la creación de espacio de formación dentro de los centros.

El plan, además, apuesta por favorecer la detección precoz y una intervención temprana de las dificultades lectoras mediante el uso de los datos aportados por la prueba que propone en 2º de primaria, un refuerzo de los Equipos de Asesoramiento Psicopedagógico y la puesta en marcha de protocolos de identificación claros para aquellos docentes que no son especialistas, así como la formación de los mismos para ser capaces de identificar los primeros signos de dificultades.

En esta línea, también contempla la formación del profesorado mediante el incremento en los grados de educación infantil y primaria de créditos obligatorios dedicados a la escritura y la lectura, que en el programa actual solo son 12, y la puesta en marcha de un catálogo de formación permanente en comprensión lectora.

El impulso de un plan de bibliotecas escolares en todos los centros, que contemple el acompañamiento de un bibliotecario especializado y liberar a los docentes de un mínimo de seis horas semanales para que puedan ponerse al frente del proyecto, es la sexta intervención para poder mejorar la comprensión lectora que plantea el plan, el cual no únicamente otorga a los centros educativos y sus docentes la responsabilidad de garantizar el correcto desarrollo de la capacidad lectora del alumnado, sino que también considera imprescindible el fomento de la lectura más allá del centro escolar.

En definitiva, con esta propuesta, la Fundación Bofill reclama una apuesta decidida, clara y sostenida en el tiempo por políticas que favorezcan la mejora de las competencias lectoras de los alumnos catalanes, porque ésta es la base de cualquier aprendizaje.