Junts vs ERC
La ruptura del Govern pone fin al “procés” independentista
Aragonès ultima un gabinete monocolor con “expertos” en carteras técnicas. Jordi Sánchez acaba con el relato político de la última década: “Se ha cerrado”
El movimiento independentista se ha quedado sin coalición en el Palau de la Generalitat, la joya de la Corona. La ruptura entre ERC y Junts pone punto y final al relato de la legislatura del 52% –en referencia a la mayoría lograda por primera vez en las urnas– y certifica el fin de una época: «El ‘procés’, definitivamente, se ha cerrado», diagnosticó ayer Jordi Sànchez, uno de sus máximos impulsores, ex presidente de la ANC e indultado por el Gobierno tras su paso por la cárcel.
Palabras contundentes sobre la batalla entre republicanos y posconvergentes que ha hecho saltar por los aires el pacto de conveniencia rubricado hace una década. Justo en 2012, después de que Artur Mas certificara el viraje independentista de Convergència y perdiera 12 escaños en las elecciones en contraste con el ascenso de Junqueras, ambos partidos firmaron un acuerdo de estabilidad parlamentaria, una alianza que terminó el viernes con el portazo de Junts en el Govern.
Con la decisión «enormemente trascendental» de los posconvergentes de abandonar la Generalitat «se cierra una etapa», admitió Sànchez sobre la reubicación de las piezas, con ERC en solitario en el poder, Junts en la oposición y el movimiento fracturado en la calle. La ruptura «acaba con lo que hasta ahora se había identificado como ‘procés’», reiteró el ex secretario general del partido antes de apostar por «diseñar una nueva estrategia» en una entrevista en TV3.
De un hilo parecido tiró el president Pere Aragonès en la comparecencia de urgencia convocada la noche del viernes en el Palau de la Generalitat. El republicano habló de «nueva etapa» y apeló a la mayoría del 80% que a su juicio está a favor de un referéndum pactado en Cataluña. Ni rastro de la unilateralidad de la CUP ni de la DUI que reclama Junts o la ANC con algo parecido a una «segunda vuelta» del desafío de 2017.
Un final del «procés» que coincide con la pérdida del apoyo a la independencia que certifican las encuestas: solo el 41% defiende la ruptura por el 52% que la rechaza, mientras que los partidarios de la vía unilateral apenas representan un residual 11%. Además, los catalanes suspenden al Govern y piden más trabajo de gestión y menos «procés».
Ahora, Esquerra apuesta por la vía pragmática, la contemporización y la negociación con el Gobierno con las demandas de máximos de autodeterminación y amnistía, una estrategia que colisiona con el relato de los posconvergentes y los antisistema, unidos en el rincón más radical del «ring» político catalán. «Nosotros sabemos cuál es nuestro camino, el diálogo y la negociación para resolver el conficto político en la mesa y seguiremos por esta carretera pase lo que pase. Junts sólo gira sobre sí mismo», reflexionaban en los últimos días en el partido republicano.
Ante esta crisis, el president ultima un Ejecutivo monolor –se descarta la entrada en la Generalitat de los Comunes, la facción catalana de Podemos–, y estudia fusionar departamentos y reorganizar competencias para rebajar el número de carteras existentes, hasta ahora 14, siete y siete para cada partido más la Presidencia. También la incorporación de «expertos» en carteras técnicas –por ejemplo, Salud– y la suma de dirigentes de la más estricta confianza de Junqueras y Aragonès para puestos como Economía. Se espera que la configuración del gabinete esté lista para empezar a trabajar «a principios» de semana después de que todos los consejeros de Junts ya hayan puesto su cargo a disposición del president. Su cese formal se hará efectivo en las próximas horas.
Y en el otro lado del cuadrilátero, Junts ya ejerce de oposición y presiona al president con dos nuevos órdagos: le reclaman que se someta a una cuestión de confianza en el Parlament o bien que convoque elecciones anticipadas, un escenario que la cúpula de ERC rechaza de plano y que el propio Aragonès ha descartado. Laura Borràs no escatimó en críticas y aprovechó una atención a los medios ayer por la tarde para volver a denunciar que ERC ha perdido 41 apoyos, en referencia a los diputados de Junts y la CUP. «Solo tiene un único camino», subrayó.
ERC desdeña ahora al PSC
ERC cerró filas y celebró una ejecutiva extraordinaria con la cúpula del partido encabezada por Junqueras. En rueda de prensa, el presidente republicano descartó en público llegar a un acuerdo con el PSC para los presupuestos de la Generalitat y llegó a apuntar que si Junts no los vota, el Ejecutivo podría optar por prorrogar los del año anterior. «Es evidente que el PSC no está comprometido con el fin de la represión, al menos con la medida en que sigue avalando que continúe», desdeñó para seguir con la presión.
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