Reino animal
Vídeo: la orca Ulises del Zoo de Barcelona, de amigo de los niños a ser (casi) una ballena asesina
El traslado al Sea World de San Diego agrió el carácter del animal
En 1983 se convirtió con rapidez la nueva estrella del Zoo de Barcelona. Era una orca, una ballena asesina, y se llamana Ulises. Los siempre apáticos leones no tenían nada que hacer a su lado, solo podían los intrépidos delfines. Durante años hizo las delicias de los más pequeños en el Aquarama, la mítica sección ya suprimida.
Pero la bonita historia tiene momentos oscuros, derivados de la imposibilidad de su regreso a Barcelona y de un progresivo empeoramiento de su carácter, que casi le vale el mote de “ballena asesina”.
Once años después de su llegada, en 1994, quedó claro que Ulises era demasiado grande para el Aquarama. Medía siete metros. Fue enviada al enorme Sea World de San Diego, en California, considerado el mejor parque acuático del mundo. El Zoo y el Ayuntamiento de Barcelona aseguraron que volvería, pero no sucedió.
No se adaptó bien, pese a que seguía comiendo 60 kilos de pescado al día, Nunca le gustó estar solo en su enorme pecera, y su cuidadora aseguró que se había vuelto irritable, “parecía que tenía ganas de matar a alguien”.
La operación del traslado al Sea World duró 12 horas. El viaje se hizo con un Jumbo 747 Carguero y el 8 de febrero aterrizaba de 1994 finalmente en el recinto de San Diego, en Estados Unidos. Desde entonces han pasado 28 años y Ulises, con 4.500 kilos de peso, se ha convertido en el mayor animal del estado de California.
“Dos años antes del traslado, los norteamericanos querían comprarla y la respuesta ciudadana lo impidió. Luego el Zoo de Barcelona dijo que la ballena estaba loca y que no había más remedio que se marchara. No era verdad”, contó Albert López, su cuidador durante 25 años, en unas declaraciones sin desperdicio.
“Se engañó a la gente para hacer ver que no había más opción que trasladarla. La orca fue cedida a coste cero y el contrato de regreso no se cumplió”, prosiguió su relato. “Sabían que el animal no iba a volver. No tenía espacio ni lo tendría. Nadie se puso las pilas. Creo que me despidieron por haberlo denunciado”, lamentó.
Ulises, jubilado ya de sus obligaciones circenses, no sufre de nostalgia, según los responsables del Sea World, “San Diego ha sido su casa durante 25 años, y las otras orcas con las que comparte son su familia. Goza de una vida excelente, rica y de alta calidad”, responde David Koontz, director de comunicación de ese parque.
“Sin embargo, siempre nos alegra saber que la gente de Barcelona todavía recuerda con cariño a Ulises. Es un animal impresionante que ha inspirado a más de cien millones de visitantes desde que llegó aquí”, precisa.
El viaje abrió a Ulises nuevas perspectivas. En lo particular, cuenta Koontz, ha sido padre de Amaya, una hembra de cuatro años. Tanto la hija, que es la más joven del recinto, como la madre, Kalia, residen en el Sea World.