Colección privada
El arte catalán guardado por Freddie Mercury
En la subasta con los bienes del que fuera líder de Queen destaca la presencia de obras de Joan Miró y Salvador Dalí
La subasta que tendrá lugar en unos días en Sotheby’s de Londres con los bienes atesorados durante años por Freddie Mercury nos permite saber lo que le interesaba desde el punto de vista artístico. Hay nombres de todo tipo, pero en su mayoría con obra gráfica, como pueden ser los casos de Francisco de Goya o Pablo Picasso. También resalta la presencia de dos representantes de lo mejor del arte catalán de todos los tiempos, como son Joan Miró y Salvador Dalí.
En el caso de Miró, nos encontramos con «El Matador», una obra original de 1969, en el momento de madurez de su creador y que se espera pueda alcanzar las 20.000 libras. Con los cromatismos mironianos habituales, este aguafuerte, aguatinta y carborundo fue realizado para Maeght, algo habitual en esa época en la producción gráfica del pintor. En esta pieza, Miró recupera su fascinación por la tauromaquia, un poco siguiendo la estela de Picasso aunque llevándola a su terreno, como ya había hecho en el óleo «Corrida de toros» de 1945. Por otro lado, en esta obra entra en esa libertad creativa que la fundación barcelonesa de Miró ha calificado como antirretratos.
Probablemente fuera Salvador Dalí el pintor que con más empeño coleccionó quien fuera líder de Queen. En su colección hay mucho y bueno del artista surrealista, como es el caso de la serie «La mitología», realizada entre 1963 y 1965. En ella podemos encontrar, por ejemplo, la particularísima interpretación daliniana del juicio de Paris, con el príncipe pastor de Troya transformado en un catalán con barretina. También, en este mismo apartado, nos encontramos a un Saturno devorando a su hijo, con el dios romano con uno de los tradicionales cajones dalinianos saliendo de la cabeza. El conjunto podría llegar a las 25.000 libras.
Una decena de piezas, también de Dalí, para «Los amores de Cassandra» fue propiedad de Freddie Mercury. Originales de 1968 para el editor Pierre Argillet, con ellos el ampurdanés prestaba su talento para ilustrar una colección de poemas en decasílabos de Pierre de Ronsard. La ejecución es irregular: mientras que algunas de las obras demuestran la habilidad y la riqueza de Dalí para trabajar en este formato, otras son composiciones rápidas donde el pintor hace lo mínimo para poder finalizar el encargo. Sin embargo, hay algunas joyas en esta relectura de Ronsard, como es el caso de la pieza protagonizada por dos personajes a caballo, casi elaborado de un único y magistral trazo y nos recuerda lo mejor del Dalí dibujante de los años veinte, con un lejano eco a los personajes de la serie de los llamados putrefactos que tanto fascinaron en la Residencia de Estudiantes de Madrid.
El pintor de Figueres siempre estuvo muy orgulloso de poner su talento al servicio de «La divina comedia» de Dante. El músico no tenía los libros de la serie poética del autor italiano, pero sí contaba con diez grabados de este conjunto y que podrían venderse, según las estimaciones de Sotheby’s, por unas 6.000 libras.
Como ya se explicó en este diario hace unos días, Freddie Mercury también guardaba algunos recuerdos de la Barcelona preolímpica, como lo demuestran una obra gráfica y una medalla conmemorativa de Javier Mariscal protagonizada por un Cobi volando el cielo de la capital catalana. Desde que se publicó dicha información, el Ayuntamiento de Barcelona no ha concretado si participara en la subasta para tratar de hacerse con el manuscrito original de la canción «Barcelona», el himno cantado por Mercury y Montserrrat Caballé.
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