Entrevista

«Creamos grupos de convivencia para acceder a una vivienda digna»

Amparo Azcutia, cofundadora de Hogares Compartidos

«Creamos grupos de convivencia para acceder a una vivienda digna»
«Creamos grupos de convivencia para acceder a una vivienda digna»Agencia EFE

La asociación sin ánimo de lucro Hogares Compartidos, que está financiada por el Ayuntamiento de Valencia, Conselleria de Igualdad y políticas inclusivas y la Fundación La Caixa, gestiona 15 pisos en Valencia capital en los que conviven actualmente 60 personas mayores con escasos recursos económicos.

¿A qué necesidad o problema que afrontan las personas mayores pretende dar respuesta Hogares Compartidos?

Hogares Compartidos intenta dar respuesta al acceso a la vivienda digna. Eso hace 12 años, cuando empezamos el proyecto, ya era una realidad, pero el problema es cada vez más acuciante. Afecta a todas las personas, pero en el caso de los mayores, estos se enfrentan además al problema del edadismo, es decir al rechazo por su edad a la hora de acceder a una casa o a una habitación. Asumir con pensiones bajas el día a día es muy complicado y la posibilidad que ofrece Hogares Compartidos de compartir gastos hace que la vida sea un poquito más llevadera.

¿Qué propone? ¿Cuál es la labor de la entidad?

Creamos grupos de convivencia, que se eligen entre ellos para acceder a una vivienda digna. Son grupos estables, afectivos y colaborativos. La idea no es incorporar cuatro personas aleatoriamente a una vivienda, sino que haya cierto feeling entre ellas para que la convivencia sea lo más sana posible. Esto, lo que implica es que, a partir de 60 años, la persona de la habitación de al lado te puede salvar la vida y eso es algo que hemos vivido en Hogares Compartidos. ¿Quién llama a la ambulancia si te encuentras mal? Si vives solo, no llama nadie, pero aquí llama tu compañero de vivienda y eso establece relaciones de confianza y autocuidado entre todos. En cuanto a las viviendas, tenemos un sistema mixto: una es en propiedad, dos pertenecen a una empresa pública y las otras son alquiladas a particulares. Entonces, las personas que acceden a una de las viviendas que nosotros gestionamos aportan en función de su pensión, cerca del 35% de la misma. Además de ofrecerles una vivienda, en Hogares Compartidos tenemos la figura del delegado de hogar, que es un voluntario que se acerca a la vivienda para ver qué necesidades hay, informarles de actividades de ocio o tiempo libre, ver cómo se encuentra la vivienda... En el equipo técnico de la entidad contamos, además, con dos trabajadoras sociales que son las que se encargan de hacer el seguimiento y la mediación en los conflictos. Mientras que una persona pueda valerse por sí misma para las tareas diarias, puede permanecer en Hogares Compartidos. Cuando estas condiciones se ven mermadas, activamos un servicio de ayuda a domicilio, pero si esto no es suficiente, entonces sí que ha de pasar a un recurso más supervisado, como sería una residencia de personas mayores o una vivienda tutelada.

¿Es esta también una forma de combatir la soledad no deseada?

Sí. Lo que intentamos es que el tiempo en el que las personas aún están en condiciones de disfrutar de una vida activa, puedan hacer aquello que no han hecho durante toda su vida, porque hay personas que han dedicado su vida a cuidar a los demás y, una vez solas, no saben qué hacer con su tiempo pese a tener aficiones. La idea es buscar las inquietudes de cada una de las personas que participan en Hogares Compartidos, buscar aquella ilusión o motivación para seguir en activo y relacionarse con los compañeros.

¿Quién puede acogerse a esta iniciativa?

El acceso es selectivo, porque buscamos personas mayores de 60 años, que sean pensionistas, sin vivienda en propiedad y estén a favor de querer participar de una convivencia. Es decir, no queremos personas que sean solitarias, hurañas, sino que buscamos personas que quieran participar y compartir, porque creemos que son las que más van a aprovechar todo lo que ofrece Hogares Compartidos.

Ahora, además, la entidad ha superado los límites de Valencia ciudad para ofrecer viviendas compartidas en el medio rural. ¿Por qué? ¿Este cambio de escenario presenta algún valor añadido?

La demanda de alojamiento por parte de las personas mayores cada vez va en aumento. La imposibilidad de encontrar inmuebles en Valencia capital y alrededores nos ha llevado al medio rural. Esa es una de las razones, pero lo cierto es que también queremos apostar por ese otro tipo de vida que, aunque no todo el mundo está preparado para ello, ofrece más contacto con la naturaleza, un ritmo de vida diferente y menos estrés y hay quien busca eso. En definitiva, el ofrecer la posibilidad a las personas mayores de volver a lo natural, de comer más sano, de poder andar en la naturaleza... es lo que también nos ha llevado a apostar por esta iniciativa de vuelta al medio rural y a ofrecer la posibilidad a nuestros beneficiarios de convivir en una vivienda en Montesa.

¿Cómo se va a llevar a cabo el proceso de selección para determinar qué cuatro personas van a convivir en la vivienda de Montesa? ¿Pueden optar personas de toda España?

Pueden optar personas de cualquier lugar; lo único es que aquellas que sean de fuera de la Comunidad Valencia, creemos que lo ideal es que pudieran venir a algunas de las reuniones que vamos a organizar en nuestra sede en Valencia. Y es que lo que pretendemos es que el grupo de convivencia se conozca antes de lo que es la convivencia en sí y esto solo es posible mediante estas reuniones, donde se pueden poner cara, hablar de las expectativas... Entonces, entre septiembre y octubre, vamos a hacer distintas reuniones para formar ese grupo de convivencia, que a finales de octubre o noviembre podría entrar en la vivienda, así que quien esté interesado se puede poner en contacto con nosotros para entrar en el proceso.