Desahucios invisibles

El drama de la vivienda en Barcelona: el 40% de los inquilinos deja su piso por condiciones inasumibles

El 85% de los inmuebles en alquiler presenta algún tipo de deficiencia como humedades o falta de calefacción

Vista aérea del distrito 22@ de Barcelona
Vista aérea del distrito 22@ de BarcelonaLa Razón

La vivienda, o la falta de ella, sigue siendo uno de los mayores problemas de Barcelona y más aún en plena campaña electoral. Pese a que la vivienda en propiedad sigue siendo mayoritaria en Barcelona, lo cierto es que cada vez más personas viven en alquiler. Ahora mismo, un 40,1% de la población, mientras que el 57,6% de los barceloneses son propietarios de su piso. Según la encuesta realizada por el Instituto de Investigación Urbana de Barcelona, IDRA, hay una diferencia de dos puntos respecto a los datos de 2020, cuando los inquilinos eran el 38,2% y los propietarios, el 55,8%.

La encuesta, que se ha realizado a más de mil familias de la ciudad, también pone de relieve otra realidad: los desahucios invisibles. Siete de cada diez hogares han cambiado su residencia una o más veces en los últimos cinco años y, de ellos, el 38% han sido mudanzas forzosas. Esto significa que han cambiado de piso porque no les han renovado el alquiler o por subidas de precio que no han podido asumir, entre otros.

Otro detalle que revela la encuesta es que las personas que tratan directamente con los propietarios de los pisos que tienen alquilados deben asumir menos subidas en el cupo que las personas que sólo tratan con agencias inmobiliarias. Así, al 46,6% de los inquilinos que únicamente tienen contacto con intermediarios les han subido el alquiler en los últimos 5 años; un porcentaje que se reduce al 31% en el caso de inquilinos que tienen trato directo con la propiedad.

Perfil de los inquilinos

El informe de IDRA permite tomar una fotografía del perfil de los inquilinos. La media es de 40 años y la mayoría, el 65%, tiene más de 35.La encuesta también evidencia cómo muchas familias viven en condiciones de gran precariedad. De hecho, el 19,4% de la gente que vive de alquiler lo hace en habitaciones, y casi una de cada cien familias sólo puede alquilar un local comercial para vivir en él. El documento del Instituto de Investigación Urbana apunta a que el alquiler social representa un porcentaje de sólo el 2,8%, sólo por encima de los alquileres de temporada. La radiografía de los tipos de contrato muestra también que en Barcelona todavía existe un 5,8% de los alquileres con renta antigua, es decir, con contratos indefinidos; y que un 9,4% de los inquilinos no tienen ningún contrato firmado. Son, en un 68% de los casos, personas que realquilan habitaciones. El estudio también revela que el 85% de los inmuebles en alquiler presenta problemas. Las deficiencias más habituales con las que se topan los arrendatarios son el mal aislamiento térmico (54,8 %) y el acústico (45,7 %). Les siguen la necesidad de reformas porque el piso es antiguo (41,7%) y la falta de una instalación de calefacción adecuada (38,9%). Además, cerca del 30% de los encuestados en la investigación afirman tener humedad, moho o filtraciones de agua en paredes y techos y ventanas o puertas en mal estado. También llama la atención que casi dos de cada 10 aseguran que tienen plagas (de carcomas o cucarachas, por ejemplo) y una instalación eléctrica defectuosa.

Además, la encuesta ha puesto en evidencia que el 71% de estos inquilinos no heredarán ningún piso de los familiares y, en caso de que hereden, la mayoría será compartiendo la propiedad con otros coherederos. Solo un 16,3% asegura ser heredero único. Por tanto, la mayor parte de los inquilinos actuales están abocados a continuar alquilando.