Sin escaño

ERC arropa a Borràs antes de la estocada final en el Parlament

La Mesa recurre al Supremo, pero la republicana Vergés deberá ejecutar la orden de la Junta Electoral y retirarle el escaño. El caso estalla a las puertas de las elecciones

Cuenta atrás activada para que Laura Borràs deje de ser diputada y presidenta del Parlament después de que la Junta Electoral Central (JEC) hiciera efectiva la retirada de su escaño este miércoles. Una maniobra en vísperas de la campaña que abre un escenario inédito en Cataluña y que pone a Esquerra en el foco ya que será la republicana Alba Vergés, presidenta en funciones, quien deberá ejecutar la orden.

Laura Borràs ha sido la primera presidenta del Parlament condenada por corrupción de la Historia. Su atrincheramiento político ha abocado a la Cámara a una interinidad permanente que debe resolverse ahora, en vísperas del 28-M. Ayer y tras hacer pública la resolución sobre la retirada de su escaño, la Junta Electoral la remitió al Parlament, presidido en funciones por Alba Vergés (ERC).

En concreto, la JEC ha dejado sin efecto la credencial de la diputada electa al Parlament de Cataluña por la circunscripción de Barcelona, declara su vacante y expide la credencial al siguiente candidato de la lista de la formación política –Antoni Castellà– con la que concurrió a las elecciones del 14 de febrero de 2021. Sin embargo, en la resolución el organismo no fija plazos concretos para que el Parlament haga efectiva la retirada del escaño a Borràs y su cese como presidenta.

En una reunión de urgencia convocada tras recibir la notificación, la Mesa decidió calcar los pasos que siguió con Pau Juvillà (CUP), condenado por desobediencia y a quien la propia Borràs quitó las credenciales por orden de la JEC en febrero de 2022. Es decir, el Parlament recurrirá ante el Supremo y pedirá medidas cautelares en contra de la retirada del escaño a la posconvergente. Una maniobra política avalada por Junts, la CUP y ERC de escaso recorrido si se tienen en cuenta los dos precedentes anteriores, el de Juvillà y el de Quim Torra, ambos apartados tras ser condenados.

Ayer, los republicanos no quisieron entrar al choque ni evidenciar la división que provoca Borràs en el seno independentismo y secundaron la propuesta «en defensa del Parlament y su reglamento ante la injerencia que supone la decisión, reiterada, de la JEC». «Los republicanos son garantistas en la defensa de la institución ante las injerencias para protegerla, pero pedimos también protegerla de los casos de corrupción», señalaron en el partido tratando de mantener un estudiado equilibrismo en su mensaje.

Sin embargo y pese al recurso ante el Supremo, el Parlament deberá ejecutar la orden y dejar sin escaño ni presidencia a Borràs. La duda es saber cuándo ocurrirá: como ya pasó con Pau Juvillà, lo más probable es que el organismo electoral emita una notificación personal dirigida a Vergés en unos días con un plazo fijado, una resolución que la republicana deberá aplicar con toda seguridad antes de los comicios municipales. En el mencionado precedente del diputado de la CUP, la Junta Electoral confirmó la retirada de sus credenciales un 20 de febrero, el 27 trasladó un ultimátum de 5 días y el día 3 la presidenta de la Cámara –entonces Borràs– acató y confirmó que ya no era diputado.

Para su relevo, la Mesa deberá convocar un pleno extraordinario. La siguiente sesión del Parlament está prevista para el 30 de mayo, por lo que el nombramiento de la nueva presidencia apunta también para después de las elecciones municipales. De hecho, el caso se convierte en un tema más de campaña, un botín inesperado a tener en cuenta. ERC está dispuesta a pactar con Junts el cargo, aunque en las filas posconvergentes el dilema es importante: los afines a Borràs amagan incluso con dejarlo vacante, mientras la dirección ni lo contempla y suenan nombres como Anna Erra o Marta Madrenas. Todo con el PSC al achecho.