
Historia
La historia de Santa Eulàlia, la joven mártir que hoy es patrona de Barcelona y que fue torturada por los romanos
A pesar de la popularidad de la fiesta, pocos conocen la historia con un fuerte componente religioso que hay detrás de estas celebraciones: la vida y martirio de Santa Eulàlia

Las Fiestas de Santa Eulàlia, que se celebran cada año en Barcelona alrededor del 12 de febrero, son una de las festividades más esperadas y representativas de la ciudad. Durante estos días, las calles se llenan de actividades tradicionales como los castells, el desfile de gigantes y cabezudos, y la emblemática bajada de la Àliga de la ciudad.
A pesar de la popularidad de la festividad, pocos conocen la historia con un fuerte componente religioso que hay detrás de estas celebraciones: la vida y martirio de Santa Eulàlia, la patrona histórica de Barcelona.
Una joven cristiana en tiempos de persecución
Santa Eulàlia nació en el siglo III en una familia cristiana de Sarrià, en la actual Barcelona. Según la tradición, desde muy joven demostró una profunda fe y valentía. Sin embargo, su destino quedó marcado por la feroz persecución contra los cristianos ordenada por el emperador Diocleciano a finales del siglo III y principios del IV.
Con tan solo 13 años, Eulàlia se enfrentó a los gobernantes romanos de la ciudad, denunciando la crueldad de sus leyes contra los cristianos. Este acto de rebeldía le costó ser arrestada y sometida a un terrible martirio.
Trece suplicios para una mártir
La leyenda cuenta que Santa Eulàlia sufrió trece torturas, una por cada año de su vida. Entre los castigos que padeció, se dice que fue azotada, quemada con hierros candentes y encerrada en un barril con vidrios y clavos que fue hecho rodar cuesta abajo en una calle del actual barrio Gótico. Finalmente, fue crucificada en una cruz en forma de aspa en la plaza del Mercado, la actual Plaza del Pedró, del barrio del Raval, donde hoy en día se encuentra una estatua en su honor.
El martirio de Santa Eulàlia la convirtió en una figura venerada por los barceloneses, que la proclamaron su patrona. Su cuerpo fue enterrado en la Catedral de Barcelona, donde actualmente descansa en la cripta de la basílica. Durante siglos, su figura fue la máxima representación religiosa de la ciudad hasta que, en 1687, la Virgen de la Mercè fue declarada copatrona y con el tiempo ganó protagonismo.
Aun así, Santa Eulàlia sigue siendo una figura central en la identidad de Barcelona, y cada febrero su memoria es honrada con unas fiestas que recuerdan no solo su martirio, sino también su valentía y sacrificio. Una historia que, aunque muchas veces quede eclipsada por la celebración, sigue siendo el verdadero corazón de la festividad.
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