
Opinión
Los nuestros en el Líbano
Son un contingente de seiscientos setenta soldados, son padres, maridos, mujeres, hijos, que forman parte del contingente de los diez mil cascos azules desplegados en el país, en la base Miguel de Cervantes en Marjayoun

Son un contingente de seiscientos setenta soldados, son padres, maridos, mujeres, hijos, que forman parte del contingente de los diez mil cascos azules desplegados en el Líbano, en la base Miguel de Cervantes en Marjayoun prácticamente en la frontera entre Israel y Siria, otros están destinados en el Cuartel General de la misión en Naqoura apenas a un kilómetro de la frontera entre el Líbano e Israel.
Allí cumplen su misión de paz junto a otros nueve mil quinientos soldados de Naciones Unidas. Claro que hablar de misión de paz en estas condiciones podemos considerarlo un término políticamente muy correcto, pero desde luego alejado de la idea de paz de quienes aquí en España vivimos tranquilamente alejados de este conflicto, especialmente si tenemos en cuenta cosas como las que me contaba un sargento que estuvo allí destinado al ver como por sus cabezas pasaban de un lado a otro los misiles cruzados entre Israel y la zona controlada por Hizbulá.
Es cierto que los cascos azules como dijo el general García del Barrio no son objetivo de ninguno de los dos bandos, tan cierto como lo que también afirmó «ninguna misión militar está exenta de riesgos».
Hoy en día ya casi no quedan pijoprogres de los de otra época que consideraban inútil un ejército y que se creían que con paz, amor y florecitas en las manos, el mundo era todo un paraíso, pero desgraciadamente las cosas no son así, si te invade otro país tienes que defenderte, y si una potente organización convierte una zona en una base terrorista, tienes que defenderte, y el mundo, en ese caso las Naciones Unidas necesita fuertes potenciales armamentísticos para tratar de evitar que los conflictos se extiendan, y ahí van y ahí están los nuestros, en misiones de paz donde corren el riesgo de perder la vida.
Es fácil ver la vida desde la comodidad de nuestras casas, desde la seguridad que nos proporcionan precisamente esos soldados cuyo trabajo en España no siempre es justamente reconocido.
Oímos a veces entre la crispación social y la política como se utiliza frívolamente la palabra enemigo para poder referirse al rival, se hace porque no se sabe de verdad lo que es un enemigo, hasta que en tu vida se cruza alguien que puede decidir un día que tu dejes de existir, porque hasta que no se vive esta experiencia no se conoce de verdad la dimensión del término.
Allí están los nuestros en misión de paz, allí estarán mientras se les ordene y volverán si así se lo mandan porque ellos siempre cumplen órdenes, allí ante quienes mañana pueden convertirse en enemigo directo, para ellos todo mi reconocimiento compañeros, aunque sólo sea un simple teniente reservista. Vuestro valor no se supone, está demostrado.
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