
Historia
El templo romano mejor conservado de España está en Cataluña: no en Barcelona
Oculto durante siglos por un castillo medieval, el templo ha resurgido como uno de los grandes tesoros históricos de Cataluña

Cataluña es una tierra moldeada por siglos de historia, donde cada piedra y cada calle conservan el eco de antiguas civilizaciones que dejaron su huella en forma de templos, murallas, iglesias, puentes y ciudades enteras. Íberos, visigodos, musulmanes y, por supuesto, romanos, construyeron en este territorio un legado que aún hoy asombra por su riqueza y diversidad. Entre todas ellas, la civilización romana destaca por la profundidad y la permanencia de su influencia: sus ciudades, su urbanismo y su arquitectura siguen visibles en Tarragona, Barcelona o Empúries.
En pleno centro de Cataluña, la ciudad de Vic guarda uno de los secretos arqueológicos más sorprendentes de España: un templo romano del siglo II d.C. que, tras haber sido olvidado y transformado a lo largo de los siglos, ha emergido como el templo romano mejor conservado del país.
Aunque Mérida y Tarragona gozan de gran fama por su patrimonio romano, es en Vic donde se encuentra el templo más completo y mejor preservado. Fue construido durante la época dorada del Imperio romano, en el siglo II, en la antigua ciudad de Ausa. Sin embargo, su existencia permaneció ignorada durante siglos, hasta que en 1882, durante la demolición del castillo medieval de los Montcada, los obreros descubrieron un capitel corintio que revelaría el templo oculto.
Del olvido al renacimiento patrimonial
El templo había sido completamente integrado en el castillo de los Montcada, construido a finales del siglo XI. Sus muros formaban parte del patio interior de la fortificación, que con el tiempo fue también residencia noble, sede judicial, granero, prisión e incluso cantera. En el siglo XIX, al derribarse el castillo, se redescubrió la estructura del templo, iniciándose un proceso de restauración liderado por ciudadanos ilustres de Vic, como Josep Serra i Campdelacreu.
Gracias al excelente estado en el que se hallaron algunos elementos originales —como dos muros de la cella, un fuste de columna y un capitel corintio—, se pudo reconstruir de forma fiel y cuidadosa. En 1959 se culminó la restauración con la incorporación del frontón triangular que corona la columnata frontal.
Una estructura monumental que desafía el tiempo
El templo romano de Vic está ubicado en la parte alta de la ciudad, en la calle Padre Xifré, junto a la iglesia de la Pietat, en el entorno de las antiguas ruinas del castillo. La cella del templo, de 12,10 metros por 10,10 metros, se asienta sobre un podio al que se accede por una escalinata frontal. El pórtico hexástilo (de seis columnas) se eleva con elegancia gracias a sus columnas lisas de base jónica y capiteles corintios.
El entablamento que corona la cella es de estilo jónico y está formado por arquitrabe, friso y cornisa. En el interior del podio se halla una cámara subterránea, probablemente de origen romano, que incluye un pozo que más tarde fue el brocal del patio del castillo medieval. Esta estancia sirvió durante un tiempo como sede del Centre Excursionista de Vic y como almacén.
De templo pagano a espacio cultural
Aunque se desconoce con precisión a qué deidad estaba dedicado, podría haber estado vinculado al culto imperial o a los dioses tradicionales romanos, se sabe que formaba parte del urbanismo sagrado de Ausa, una ciudad fundada en el siglo I a.C., posiblemente sobre un antiguo asentamiento íbero. Los templos eran un elemento esencial de cualquier ciudad romana, y el de Vic es un testimonio excepcional de esta tradición.
Actualmente, el templo está declarado Bien Cultural de Interés Nacional y funciona como centro de actividades culturales. Recientes excavaciones han permitido establecer las dimensiones del antiguo períbolo o patio sagrado que rodeaba el templo. También se ha restaurado recientemente su cubierta, lo que permite disfrutar de su arquitectura con mayor claridad.
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