Terremotos

¿Puede haber un gran terremoto en Granada?

Es imposible predecir cuándo acabará la secuencia de terremotos, pero el escenario más probable es que finalice pronto

Granada no deja de temblar. Desde el 1 de diciembre, la región metropolitana de Granada y sus alrededores han sufrido 156 terremotos. La mayoría de ellos muy leves e imperceptibles para la población, pero cinco de ellos fueron de magnitud 3 o más, despertando la alarma entre la población y sufriendo pequeños daños, como grietas en las paredes y caídas de objetos en las obras.

El terremoto más fuerte de esta cadena de seísmos se produjo el 23 de enero, con una magnitud de 4.4 y que pudo sentirse desde el centro de la ciudad. Fue lo suficientemente fuerte como para generar 90 réplicas posteriores, la mayoría de ellas imperceptibles.

¡Otro terremoto!

Con tanto temblor, la población ya empieza a preguntarse por qué sucede esto y cuando va a terminar, preocupados por las grietas cada vez mayores en sus hogares.La respuesta a estas preguntas la tienen los sismólogos. En este momento, hay varios equipos de investigación trabajando en el campo, procedentes del Instituto Geográfico Nacional y la Universidad de Granada. Todos juntos se dedican a describir mejor estos terremotos, con la esperanza de poder algún día predecirlos.

Choques que hacen montañas

Los terremotos surgen, en buena parte de las ocasiones, a partir de la liberación de energía acumulada en las fallas. La superficie terrestre está compuesta de diferentes placas tectónicas que se desplazan lentamente, chocando entre sí. Muchas de las cordilleras que podemos ver en el mapa son realmente fruto de estas colisiones. Cuando las dos placas chocan, una se introduce por debajo de la otra, levantándola y generando el hilo de montañas. El ejemplo más notable es el de la meseta tibetana, generada por la colisión de la placa índica contra la placa euroasiática, que aún sigue en movimiento y hace que el pico del Himalaya sea cada año un poco más alto.

En la Península Ibérica tenemos nuestra propia cordillera tectónica: la cordillera bética, fruto de la colisión entre la placa africana y la placa euroasiática. Sobre ella se sitúa la cuenca de Granada, y el roce entre ambas placas lo vuelve una región sísmicamente activa, con varias fallas capaces de generar terremotos.

Pero aunque la actividad sísmica sea frecuente bajo Granada, suele suceder a mucha profundidad. El temblor provocado por la fricción entre ambas placas suele ser tan profundo que se disipa al llegar a la superficie. Por ejemplo, uno de los terremotos más fuertes registrados en Granada fue en 2010, con una magnitud de 6.2. Si este temblor se hubiera producido cerca de la superficie habría sido una catástrofe, pero se produjo a 623 kilómetros de profundidad, haciendo que se debilitara al llegar a la superficie, dejando un temblor de magnitud 2 prácticamente imperceptible.

La secuencia actual de terremotos tiene un origen más superficial, y los epicentros se sitúan entre los dos y los diez kilómetros de profundidad. Desde cierta perspectiva, estos temblores normalmente desaparecerían antes de llegar a la superficie, pero al ser una fricción tan superficial, el temblor permanece integro al llegar al exterior, sobresaltando a los ciudadanos y sufriendo daños materiales leves.

Un equipo del Departamento de Geodinámica de la Universidad de Granada se está dedicando a caracterizar mejor la zona exacta de las placas en las que se produce la fricción, y advierte que la mayoría de estos temblores actúan como un enjambre. El temblor de cada terremoto acaba generando energía para mover la placa y activar el siguiente, siguiendo una reacción en cadena de varios terremotos seguidos a medida que las dos placas friccionan entre ellas.

La Tierra es un mosaico de placas tectónicas, que están en constante movimiento | Fotografía de archivo
La Tierra es un mosaico de placas tectónicas, que están en constante movimiento | Fotografía de archivoLa Razón

Deriva impredecible

Los terremotos tienen un problema desde el punto de vista de la seguridad: son imposibles de predecir. Los estudios de los sismólogos son a posteriori, y trabajan con los datos de los sismógrafos una vez se han producido. Se han recopilado datos previos a diferentes terremotos importantes, pero la falta de datos y de un patrón claro hace que no sea fácil decidir cuándo será el siguiente terremoto de una zona activa.

Nuestro único recurso actual es tratar de detectarlo lo antes posible y, en caso de que el terremoto sea intenso y peligroso, aprovechar el lapso de pocos minutos que tenemos hasta que se sienta en la superficie para advertir a la población. Para lograrlo, el Instituto Geográfico Nacional tiene una red de estaciones de registro situados por toda España, formando la Red Sismológica Nacional. Esta red analiza a tiempo real cada temblor de tierra que sucede en nuestro país. Si un temblor es suficientemente intenso, puede usar la red móvil de emergencias para saltar una alarma en los móviles de la población cercana al epicentro.

Esta impredecibilidad de los terremotos hace que no sea posible indicar de manera totalmente segura cuánto durará la secuencia de terremotos de Granada. Pero, aunque se contemple el escenario de un terremoto más intenso, casi todos los sismólogos creen que el escenario más probable es que todo acabe en cuestión de días, con algunas réplicas leves más. Una vez que las dos placas dejen de friccionar y se muevan de manera continua, los temblores desaparecerán y todo volverá a la normalidad.

Para poder confirmar este escenario y conocer mejor estos temblores, el Instituto Geográfico Nacional ha traído a Granada estaciones sísmicas portátiles, que permiten calcular el epicentro de cada temblor con mayor precisión. Entre los que ya tenían de la Red Sismológica Nacional y los que han traído, la cuenca de Granada tiene en este momento 25 estaciones sísmicas diferentes, monitoreando cada pequeño temblor, y vigilando que no venga ningún terremoto mayor sin dar tiempo de reacción a la población.

Además, algunas de estas estaciones incluyen acelerómetros, un instrumento que mide la aceleración del suelo, lo que ayuda a evaluar los daños de cada terremoto y permite elaborar mapas de peligrosidad sísmica más precisos. Gracias a estos mapas, los granadinos pueden conocer el estado de sus viviendas y saber qué regiones tienen más peligro de un posible futuro terremoto.

Es muy probable que esta secuencia de terremotos acabe pronto, pero al menos Granada está más vigilada que nunca. Y lo seguirá estando hasta que deje de temblar.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • Curiosamente, el confinamiento de la primera ola de la pandemia de coronavirus tuvo un efecto en los estudios sismológicos. La falta de temblor provocada por la actividad humana eliminó el ruido en los sismógrafos, logrando detectar temblores profundos de muy baja magnitud que habían sido ignorados hasta ese momento.

REFERENCIAS: