Sociedad

Diabetes

Tratar la diabetes desde el sillón del dentista

Descubren que la placa dental puede influenciar la evolución de la diabetes tipo 2, permitiendo nuevos tratamientos

Según un estudio realizado por el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos, el 80% de la población española tiene una higiene bucal inadecuada.
Según un estudio realizado por el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos, el 80% de la población española tiene una higiene bucal inadecuada.UNSPLASH

Lo que sucede en la boca, no siempre se queda en la boca. Muchos consideramos la boca como una zona dedicada exclusivamente a masticar, saborear y digerir la comida. Pero realmente guarda una relación mucho más compleja con el resto del cuerpo. Algunas enfermedades pueden ser detectadas observando cambios en la boca, y una mala salud bucodental puede acabar provocando infecciones que afecten a todo el cuerpo.

Esta es una señal de que un acto tan sencillo como lavarse los dientes a diario puede mantenernos sanos a nivel corporal. Y según un estudio reciente, esto es especialmente cierto para los pacientes con diabetes tipo 2, ya que una boca sana puede reducir los síntomas de su enfermedad.

Una población oculta

Al estar en contacto con el exterior y con diferentes nutrientes, la boca es el lugar ideal para el crecimiento de microorganismos. La mayoría de ellos se acumulan en una fina capa viscosa sobre nuestros dientes y encías, que conocemos como placa dental.

Ese pequeño ecosistema no es necesariamente malo. La placa dental se mantiene húmeda por el contacto con nuestra saliva, e incluye microorganismos autóctonos, exclusivos de cada boca.

Los microorganismos de la placa dental nunca atacan a nuestros dientes, pero sus residuos sí. Al tomar azúcar, algunos tipos de bacterias la degradan y generan sustancias acidas que pueden corroer el esmalte dental y provocar una caries.

Al lavarnos los dientes, nos dedicamos realmente a eliminar estos residuos y mantener la placa dental bajo nuestro control. Si dejamos que los desechos se acumulen demasiado, pueden llegar a cristalizar, formando el sarro dental.

Este conocimiento sobre la higiene dental hace parecer que la boca está aislada. Que la placa dental vive ajena a lo que sucede en el resto del cuerpo, dedicándose solo a alimentarse de los restos de comida. Pero los científicos tienen cada vez más pruebas de que esto no es así, y que la población de microorganismos de la boca está conectada a la salud general del cuerpo.

Esta conexión parece producirse en ambas direcciones: una boca enferma puede afectar al funcionamiento del resto del cuerpo, pero también algunas enfermedades del cuerpo pueden afectar a la salud bucodental.

En el dentista es posible eliminar el sarro usando fricción y agua a presión / Cristina Bejarano
En el dentista es posible eliminar el sarro usando fricción y agua a presión / Cristina Bejaranolarazon

Uno de los mejores ejemplos es el de la diabetes tipo 2. Estos enfermos no pueden degradar correctamente el exceso de azúcar, haciendo que permanezca más tiempo en su boca y provoque caries e inflamación de las encías. Lo interesante viene en que, si intentamos que los enfermos recuperen una placa dental sana, esto provoca una mejora de sus síntomas.

Unos dientes nuevos

La aparición del sarro dental por una mala higiene provoca cambios importantes en los microorganismos de la placa dental. Algunas bacterias pueden crecer mejor que otras, y proliferan bacterias más peligrosas, que aceleran la degradación del esmalte dental y liberan toxinas al medio.

Estas toxinas son reconocidas por el sistema inmune, que se activa para intentar atacar y destruir ese exceso de bacterias. Lo logra a través de la inflamación de la encía cercana, provocando un síntoma llamado periodontitis. Es fácil de reconocer porque la encía sangra al lavarse los dientes. Este sangrado ayuda al sistema inmune a poder llegar al sarro y atacar, pero también funciona al revés, permitiendo a las bacterias del sarro acceder a nuestro torrente sanguíneo, provocando infecciones.

Esto hace que la periodontitis necesite ser tratada por el dentista. Para hacerlo, primero se baja la inflamación y luego se retira de manera manual el sarro, usando agua a presión o fricción. Justo después de este tratamiento, el diente se queda libre de sarro pero también de placa dental, y necesita un tiempo para recuperar la población normal de microorganismos.

Pero se ha descubierto que esta recuperación de la placa es extraña en los diabéticos de tipo 2. Ellos restauran mucho más lentamente la placa dental, y está compuesta de bacterias diferentes. El exceso constante de azúcar en su boca genera una placa dental más peligrosa y que promueve la aparición de caries. Tanto es así que un dentista puede diagnosticar esta diabetes simplemente contando las visitas de un paciente a la consulta.

Hay una solución que se ha probado y resulta interesante: trasplantar la placa dental. Es posible tomar muestras de la placa dental de alguien sano y ponerla en los dientes limpios de otra persona, haciendo que crezcan los microorganismos normales. Con esta solución, los diabéticos con la placa dental sana reducen los síntomas de su enfermedad, ya que la placa dental parece ayudar a la degradación normal del exceso de azúcar.

Están estudiando otras enfermedades donde la placa dental se ve afectada, aunque esta relación es más compleja y difícil de seguir que en la diabetes. Quien sabe, puede que en un futuro detectar algunas enfermedades sea tan sencillo con frotar un diente.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • Una buena higiene bucal mantiene la placa dental correcta y sin acumulación de desechos. Aunque existan enfermedades como la diabetes que favorecen la proliferación del sarro, siempre se puede mantener a raya siguiendo las indicaciones del dentista.
  • La boca no incluye solo a los dientes. Hay otras partes de la boca que también son sensibles a otras enfermedades que no hemos llegado a resaltar en este artículo. Por ejemplo, la lengua o las paredes interiores de la boca pueden sufrir heridas y llagas si el sistema inmune está activado por alguna infección o por exceso de estrés.

REFERENCIAS: