Ciencia

Sexo

Un estudio revela qué zona del cerebro se “enciende” al estimular el clítoris

Esta investigación puede ayudar a desarrollar mejores tratamientos para las mujeres que han sufrido violencia sexual o que padecen trastornos sexuales

Cuando una parte del cuerpo se ve afectada, la actividad neuronal de una zona concreta de la corteza cerebral se activa | Fotografía de archivo
Cuando una parte del cuerpo se ve afectada, la actividad neuronal de una zona concreta de la corteza cerebral se activa | Fotografía de archivoLa RazónLa Razón

Gracias a las máquinas de resonancia magnética podemos obtener imágenes de altísima calidad del cerebro y observar cómo este responde al ser sometido a diferentes estímulos, como las que se producen al sentir dolor, al exponerse a diferentes olores o -incluso-al observar la imagen de un ser querido. Los resultados de estas investigaciones permiten concretar con una precisión casi quirúrgica qué parte del cerebro se estimula durante cualquier proceso mental. Cuando una parte del cuerpo se ve afectada, la actividad neuronal de una zona concreta de la corteza cerebral se activa; y con todas estas informaciones, se va precisando poco a poco, una especie de mapa cerebral... ya que cada parte del cuerpo se corresponde con un área diferente del cerebro.

Los equipos obsoletos analizados superaban en más de cinco veces el máximo recomendado en muchas de las administraciones regionales
Los equipos obsoletos analizados superaban en más de cinco veces el máximo recomendado en muchas de las administraciones regionaleslarazon

En un artículo publicado por la revista científica JNeurosci, se detallan los resultados de una investigación llevada a cabo por la Universidad de Charité (Berlín), que ha estudiado el comportamiento del cerebro de 20 mujeres de entre 18 y 45 años cuando sus clítoris eran estimulados con un dispositivo diseñado específicamente para la ocasión.

Así, los investigadores han conseguido precisar -por primera vez- la ubicación de la representación del clítoris en el cerebro de las mujeres; una información que no sólo tiene un potencial científico enorme, sino que también puede ayudar a desarrollar mejores tratamientos y terapias para las mujeres que han sufrido violencia sexual o que padecen algún tipo de trastorno sexual.

El tamaño importa

Las participantes del estudio se sometieron a ocho estimulaciones de 10 segundos cada una, separadas entre sí por otros 10 segundos de descanso. Y para darle una magnitud a la intensidad de la actividad neuronal, se aplicaron los mismos estímulos en el dorso de la mano derecha de las mujeres a modo de comparación.

Las imágenes que obtuvieron a través de la resonancia magnética, sugieren que la representación de los órganos sexuales femeninos en el cerebro están situados cerca de los de la cadera. Aunque no todas las mujeres experimentaron la misma actividad neuronal... esta variaba tanto en la intensidad, como en el tamaño de la zona del cerebro que se “iluminaba”.

Después de la investigación, los científicos estudiaron a qué podían deberse estas diferencias. Diseñaron un formulario para estudiar los hábitos sexuales de cada una de las participantes... para comprobar si podía existir una relación directa entre estas dos variables.

Cristine Heim, profesora de psicología médica de la Universidad Charité en Berlín y coautora del estudio, explicó: “encontramos un vínculo entre el grosor de la región genital (del cerebro) y la frecuencia de las relaciones sexuales”, especialmente en los últimos 12 meses.Cuanto más sexo, más grueso es”, agregó.

Lo que nos lleva a una conclusión bastante clara: el cerebro es un órgano plástico, que se ve alterado en función de aquello a lo que está acostumbrado.

La investigación de la Universidad Charité sugiere que existe un vínculo entre el grosor de la región genital del cerebro y la frecuencia de las relaciones sexuales | Fotografía de archivo
La investigación de la Universidad Charité sugiere que existe un vínculo entre el grosor de la región genital del cerebro y la frecuencia de las relaciones sexuales | Fotografía de archivolarazon

Era algo que Heim ya se esperaba, porque en una investigación anterior del año 2013, descubrió qué sucedía en el caso contrario, es decir, entre aquellas mujeres que habían experimentado una experiencia sexual traumática y que -en consecuencia- tenían una relación más conflictiva con el sexo. En aquella investigación, pudo observar como la respuesta del cerebro de las participantes del estudio era más limitada... como si un área más grande del cerebro permitiese que una mujer perciba mejor las sensaciones y viceversa.

Consideramos como hipótesis, en su momento, que esta circunstancia podría ser la respuesta del cerebro para limitar el efecto nocivo del abuso”, sostuvo la científica de la Universidad Charité.