Ciencia

Lo contrario al síndrome de Diógenes existe y puede ser un sinvivir

El espartanismo obsesivo compulsivo consiste en la imperiosa necesidad de tirar cualquier objeto que parezca estorbar, aunque eso signifique tener que recomprar menaje, muebles o incluso electrodomésticos.

Habitación blanca y completamente vacía
Habitación blanca y completamente vacíaJoshgmitCreative Commons

Las series y películas nos han familiarizado bastante con algunos trastornos mentales, como puede ser el famoso síndrome de Diógenes. A todo el mundo le suena, más o menos en qué consiste, aunque si recurrimos a un texto académico, encontraremos la siguiente definición: “El síndrome de Diógenes (SD) es un trastorno de la conducta caracterizado por acumulación de suciedad doméstica, o mugre, la extrema negligencia del autocuidado (falta de aseo), el acaparamiento y la falta de vergüenza respecto a la propia condición de vida”. Dejando a un lado lo crudo que suena eso de “falta de vergüenza respecto a la propia condición de vida”, es prácticamente lo mismo que lo que la gran pantalla nos suele contar, pero este comportamiento tan extremo nos lleva a una nueva cuestión. ¿Existe el extremo opuesto?

Se hace difícil imaginar algo que solo tenga un extremo, ya sea físico o conceptual, por lo que convendría explorar qué es lo contrario de ese extremo abandono del autocuidado y la acumulación de basuras y objetos inservibles. Posiblemente, lo primero que pensemos es que hablamos del trastorno obsesivo compulsivo en concreto, con compulsión de limpieza, pero parece haber algo más que nos dejamos fuera. No se trata solo de limpiar hasta la extenuación lo que ya está ostensiblemente limpio, ni de mantener una higiene personal que se adentra hasta la cadera en lo que podríamos llamar misofobia (fobia a los “gérmenes”). Por ejemplo, no todas las personas con compulsión de limpieza se deshacen de la práctica totalidad de objetos de su hogar, igual que no todas las personas con síndrome de Diógenes acumulan objetos. Del mismo modo que para eso último se llama “síndrome acaparamiento compulsivo”, tiene que haber un nombre para aquellas personas que tienden a pensar que todo estorba hasta el punto de dejar su casa prácticamente vacía. Pues, efectivamente, parece existir, y algunos expertos le llaman espartanismo obsesivo compulsivo.

¿Espartanos?

Es posible que, en este momento, te estés planteando si tú o alguien de tu entorno sufre este trastorno. La respuesta, posiblemente, sea que no. Puede que seas muy dado a deshacerte de lo inservible a la mínima de cambio, que no guardes “recuerdos” ni revistas viejas que sabes que jamás volverás a leer. Puede que tus mudanzas sean un holocausto de papeles y objetos, pero probablemente nada tenga que ver con el espartanismo. Quienes padecen esta patología (aunque en distinto grado) tienden a buscar compulsivamente espacios diáfanos, donde todo esté indiscutiblemente ordenado. Podríamos decir que, su filosofía, es que el verdadero orden es el absoluto despeje, porque por bien encuadrado y ubicado que esté un objeto, si no se está usando y ocupa un lugar, entonces simplemente sobra. Podríamos decir que incluso la famosa Marie Kondo se queda corta.

El caso de quienes padecen espartanismo obsesivo compulsivo (también conocido como ordenamiento compulsivo), va un paso más allá. Cuando consideran que un objeto está en medio, no lo guardan para usarlo en otra ocasión, sino que pueden llegar a tirarlo, prefiriendo volver a comprarlo en el futuro antes que vivir sabiendo que está en algún lugar de su casa. En los casos más leves, esta eliminación y recompra suele ocurrir con objetos de poco valor, como un bolígrafo, pero existen casos más graves donde la persona afecta acaba tirando y volviendo a comprar muebles e incluso electrodomésticos. En una escala menor, quienes se ven afectados por este trastorno, también suelen presentar los mismos comportamientos en lo digital, borrando compulsivamente mensajes antiguos y fotografías de su álbum.

Una incógnita

Por suerte, esta patología es poco frecuente, aunque eso tiene un lado negativo, porque significa que no la conocemos lo suficiente y todavía tenemos muchas dudas sobre cómo funciona y de qué manera tratarla. Actualmente suelen indicarse tratamientos muy similares a los que recibiría un paciente con trastorno obsesivo compulsivo. Mientras no comprendamos sus fundamentos, será difícil diseñar un tratamiento eficaz, pero podemos enfocarnos en un diagnóstico temprano de estas patologías. ¿Cómo? Conociéndolas. Si la sociedad no sabe que esto existe, será muy difícil que comprenda la gravedad de uno de estos casos si se presenta en su entorno. No es solo un chiste o una exageración propia de un personaje de sitcom, es un trastorno real, angustiante y grave.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • Todavía queda mucho para que este trastorno se consolide y pueda clasificarse como es debido.

REFERENCIAS (MLA):