Bill Gates

Esta es la droga que Steve Jobs le recomendó a Bill Gates. Y lo que hace en tu cerebro

Varios estudios confirman la insistencia de Jobs respecto a un aumento de la creatividad vinculado al consumo de ciertas sustancias.

Bill Gates se prestó al desafío
Bill Gates se ha mojado respecto al consumo de drogaslarazonLa Razón

De acuerdo con su reciente biografía, Bill Gates coqueteó con la marihuana cuando era joven. Pero también recibió una sugerencia respecto a otro tipo de droga. Sugerencia que llegó desde el orto pope tecnológico: el mismísimo Steve Jobs.

Según archivos del FBI, en 1991, cuando tenía unos 35 años, el creador de Apple admitió haber consumido marihuana y LSD durante la universidad, pero aparentemente había dejado de consumir drogas al menos cinco años antes. Fue por aquel entonces cuando Jobs le sugirió a Gates que explorara con el ácido (nombre completo dietilamida del ácido lisérgico, más conocido como LSD) para darle un aire menos formal o más divertido a sus diseños de Windows. La pregunta clave es: ¿está comprobado científicamente que esta droga aumente la creatividad? La respuesta corta es sí.

Por ejemplo, un estudio realizado por científicos de la Universidad de Santa Barbara, California, destaca que el LSD sería un impulsor de la creatividad. Otro, publicado un año antes (en 2022), en Nature, llega a la misma conclusión. Un tercer estudio, de 2018, también señala que el LSD actúa directamente en los neurotransmisores, estimulando la creatividad. ¿Cómo ocurre esto?

La dietilamida del ácido lisérgico, o LSD, puede alterar la percepción (conciencia de los objetos y condiciones de nuestro entorno), los pensamientos y las emociones. También puede causar alucinaciones: sensaciones e imágenes que parecen reales, aunque no lo sean. Estos "viajes" pueden durar muchas horas, incluso después de que el LSD haya desaparecido del torrente sanguíneo.

El LSD pertenece a una clase de fármacos llamados ergolinas, que se utilizan para tratar diversas afecciones, como las migrañas y la enfermedad de Parkinson. Comprender cómo este compuesto ejerce sus efectos únicos podría proporcionar información que guíe el desarrollo de futuras terapias. Y es algo en lo que actualmente se sigue investigando.

Hasta la fecha, lo que sabemos es que el LSD interactúa con proteínas en la superficie de las células cerebrales llamadas receptores de serotonina. La serotonina es un mensajero químico que ayuda a las células neuronas a comunicarse entre sí. De modo que, en cierto sentido, esta droga, cambia la comunicación de las neuronas de 3G a 5G. Y esta sería la clave.

Las conclusiones de uno de los citados estudios, señala que “el LSD, en comparación con el placebo, cambió varias mediciones de creatividad que apuntan a tres fenómenos generales inducidos por el LSD: ruptura de patrón, reflejada por una mayor novedad, sorpresa, originalidad y distancias semánticas; menor organización, reflejada por una menor utilidad, pensamiento convergente y, marginalmente, elaboración; y significado, reflejado por un mayor pensamiento simbólico y ambigüedad en los resultados basados ​​en los datos”. Básicamente, lo que hoy algunos llaman “pensar fuera de la caja”.

Pero esta experiencia no es gratuita y uno de los mayores problemas del LSD es que no es una droga adictiva. Eso hace que parezca menos peligrosa. Si a eso le sumamos su capacidad de desarrollar tolerancia (cada vez se necesita más cantidad para alcanzar el mismo efecto), llegamos a un cóctel que, según expertos del Centro Mount Sinai, llevan a un aumento de la frecuencia cardíaca, la presión arterial, la frecuencia respiratoria y la temperatura corporal. También provoca insomnio, pérdida de apetito, temblores y sudoración. Y puede conducir a problemas mentales, como ansiedad, depresión y esquizofrenia.