
Arte
“Hemos cedido nuestros derechos a cambio de la comodidad de las redes” la última exposición de Espacio Fundación Telefónica
Hoy es un buen día para hablar de Derechos Digitales es la exposición gratuita que nos invita a replantear nuestro lugar en el mundo digital que, nos guste o no, todos habitamos

Hoy es un buen día para preguntarse por qué no dejarlo todo y marcarse un Walden.Abandonar la ciudad y recluirse en una cabaña en medio de la naturaleza, como dice Thoreau que hizo en 1854. Imagina dejar atrás el ruido, la contaminación y la tormenta de bits que nos abruma. Solo hay un problema… ya no es 1854 y ahora es un sueño irrealizable. Las cabañas ya no cuestan 28 dólares con 12,5 centavos y, de hecho, para ser justos, en el siglo XIX tampoco era cosa fácil. A pesar de lo que cuenta Thoreau en Walden, se instaló a pocos kilómetros de una población que frecuentaba para comprar víveres y, con frecuencia, le visitaba su madre para hacerle la colada.
Así que quizás no sea tan buen día para hacerse un ermitaño digital, pero sí para tomar conciencia sobre nuestros derechos y los peligros que alberga internet. Porque en las últimas décadas hemos creado un espacio virtual donde trabajamos, consumimos ocio y nos relacionamos, un lugar donde tendremos que conquistar nuestros derechos con la legislación en la mano, como hemos ido haciendo en el mundo tangible. Eso es lo que propone la exposición gratuita que abre hoy sus puertas en el Espacio Fundación Telefónica. Bajo el nombre de Hoy es un buen día para hablar de Derechos Digitales encontraremos 20 piezas artísticas que nos invitan a reflexionar sobre ese mundo digital y el lugar que ocupamos en él.
Un internet mejor
Nos hemos acostumbrado a pensar que la infoxicación, los insultos, el ciberacoso, o las fake news son una parte innegociable de la vida digital. Pero ¿estamos seguros de que no es posible un internet mejor? María Brancós, jefa de exposiciones de la Fundación Telefónica, tiene claro que el mensaje que quieren mandar es otro: “Vivimos en un mundo que es absolutamente digital, además de físico, en el que estamos inmersos en datos buena parte de nuestro día. Ya no podemos concebirnos sin lo digital y debemos pensar en las tensiones que se mundo genera. En el mundo físico tenemos súperasumidos algunos derechos como la dignidad humana, la libertad de expresión, la privacidad… Sin embargo, todavía no hemos interiorizado su importancia en el mundo digital”.
Nada más entrar en la exposición podemos ver tres martillos que golpean la pared a diferentes ritmos en función de las veces que alguien escribió en Twitter “negro”, “maricón” o “puta” (en inglés) durante un periodo de tiempo concreto. Su nombre es Online Hate Speech (2020), obra del estudio Domestic Data Streamers ponde Marta Handenawer es directora creativa. "Esta violencia ocurre de una forma muy invisible, porque a nadie le parecería bien que yo fuera diciendo estas tres cosas por la calle, pero parece que las redes dan cierta impunidad."
Más allá de internet
En otra pieza de la exposición llamada The Follower (2023), Dries Depoorter empareja fotografías de influencers en lugares icónicos con vídeos tomados por cámaras de seguridad públicas en el momento y lugar específico que se hizo la foto. "Muchas veces, cuando hablamos de privacidad o de derechos digitales, parece que nos referimos solo a nuestro uso de las pantallas, pero, si vamos andando por la calle y nos graba una cámara conectada a internet, ahí también aplican los derechos digitales”, explica Handenawer.
En cada sala las preguntas se multiplican. “¿Debemos tener internet todo el rato, todo el tiempo? Tiene que ser un derecho universal y accesible, seguro que sí, pero ¿ilimitado y a todas horas?” reflexiona Handenawer. Preguntas que van desde el acceso a internet, pasando por las condiciones de trabajo de los moderadores de contenido, hasta los sesgos de la inteligencia artificial y el derecho que tenemos a conocerlos. “¿Qué preferirías?”, continúa Handenawer, “¿Qué varias personas te juzguen cada una con sus sesgos o que un único algoritmo te analice sin saber muy bien qué ha aprendido a partir de la media de la población?”.
Todos tenemos trabajo
“Los ciudadanos hemos cedido algunos de esos derechos a cambio de la comodidad de las redes, y, por eso, tenemos que ser los ciudadanos quienes reclamemos esos derechos que, por supuesto, los gobiernos deben velar que se cumplan”, añade María. “Estamos en ese camino, a nivel institucional ya hay una conciencia plena. Aquí, en España, se ha hecho la Carta de Derechos Digitales de 2021”. Derechos como la libertad de expresión, la información veraz, la privacidad, la identidad, el trabajo digno, el derecho al olvido y a la herencia digital, el acceso a Internet y la decisión humana frente a la IA. Derechos en los que se organiza la exposición a lo largo de siete salas bien diferenciadas. “La Unión Europea está trabajando ahora en una regulación”, añade Brancó, “y cada país se posiciona de una manera distinta”.
Pero todavía queda mucho por hacer y estos espacios de reflexión son clave para conseguirlo. “Es posible que el debate público todavía no esté tan maduro y que nos falte tomar conciencia”, confiesa Brancó, “pero solemos pensar que muchos movimientos sociales empezaron como un clamor popular, pero hace falta que antes se haya generado una narrativa, un marco mental desde el que reivindicarlos. Por ejemplo, si pensamos en la abolición de la esclavitud o la revolución francesa, el estallido social nació a partir de semillas que ya había plantado una élite intelectual”.
De las ciudades a internet
A mediados del siglo XIX algunas ciudades crecieron sin control, se convirtieron en monstruos imposibles de abastecer con alimento. La suciedad y los cadáveres se acumulaban en las calles y parecía imposible reconquistar una mínima calidad de vida sin renunciar a todo y volver al campo. Sin embargo, encontramos la manera de hacerlas higiénicas, seguras y habitables gracias al alcantarillado, el agua potable y otras políticas urbanas.
Ahora estamos viviendo algo semejante con internet, que ha crecido hasta descontrolarse. “¿Qué pasaría si nos empezáramos a dejar de entender como simplemente usuarios de lo digital y nos empezamos ciudadanos de lo digital?” pregunta Handenawer. “De la misma manera que nos molesta que haya basura en nuestras calles, nos molestará que haya basura en internet y reclamaremos que los políticos lo solucionen. Entonces entenderemos que, aparte de nuestros derechos digitales, tenemos unos deberes digitales. En la exposición no queremos dar respuestas, y esa tensión es buena porque significa que esto todavía no está resuelto y queda muchísimo por hacer y por decir”.
Quizás, con esfuerzo y espacios de reflexión adecuados, logremos crear un internet más higiénico, más seguro y habitable para todos. Un mundo digital desde el que miremos atrás y nos escandalicemos por las condiciones en las que creíamos que teníamos que vivir a cambio de estar conectados. “Creo que en el centro de todo esto intentamos poner la dignidad humana por encima de todo. Y eso no es negociable”, concluye Brancó.
QUE NO TE LA CUELEN:
- Aunque esos espacios digitales que frecuentamos hayan sido creados, en parte, por empresas privadas, eso no significa que deban mantenerse como una tierra sin ley. Existen infinidad de leyes que regulan qué podemos y qué no podemos hacer en la privacidad de nuestros hogares y negocios. En realidad, se trata de un viejo choque entre la libertad individual y la protección del ciudadano que ya conquistamos una vez y que ay estamos extendiendo a este extraño y nuevo mundo digital.
REFERENCIAS (MLA):
- “Hoy es un buen día para hablar de Derechos Digitales.” Espacio Fundación Telefónica, Fundación Telefónica, 20 Nov. 2025–03 May 2026, espacio.fundaciontelefonica.com/evento/hoy-es-un-buen-dia-para-hablar-de-derechos-digitales/.
- Domestic Data Streamers. Fighting Indifference towards Data. Domestic Data Streamers, 2025, www.domesticstreamers.com/
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