Ciencia

Investigadores japoneses navegan 225 kilómetros en unas condiciones lamentables solo para demostrar que tiene razón

Un equipo de expertos de la Universidad de Tokio ha puesto en práctica su hipótesis sobre cómo llegaron, hace 30.000 años, los primeros pobladores de Japón

El equipo partió en su canoa hecha a mano, haciendo que toda la experiencia fuera lo más auténtica posible.
El equipo partió en su canoa hecha a mano, haciendo que toda la experiencia fuera lo más auténtica posible. Kaifu et al. CC-By-NDEurekalert

¿Qué estás dispuesto a hacer para demostrar que tienes razón? La historia nos ha regalado algunos científicos realmente comprometidos con sus hipótesis (por no decir otra cosa) que, con tal de llevar la razón, pusieron en riesgo su salud e, incluso, su vida (y por qué no decirlo, la vida de terceros). Ya fuera provocándose úlceras con un chupito de Helicobacter pylori o cruzando 7000 kilómetros de océano con tecnología de hace 15.000 años (y sin conocimientos náuticos). Y, precisamente, esta última temeridad es la que ha inspirado a un grupo de investigadores japoneses en sus dos últimos estudios, recientemente publicado en la revista Science Advances.

La idea estaba clara: de algún modo tuvieron que llegar a Japón los primeros pobladores, hace 30.000 años. ¿Cómo pudieron migrar entre las islas en Asia Oriental? La mayoría de los tramos requerían navegar apenas unos pocos kilómetros y eran bastante seguros, pero… sin mapas, herramientas metálicas ni botes modernos parecía complicado que aquellas personas lograran cruzar tramos más complejos, como la corriente de Kuroshio. Así pues, los investigadores no solo propusieron qué tipo de embarcación habrían usado aquellos humanos, sino que decidieron probarlo en sus propias carnes, como había hecho Thor Heyerdahl en 1947, aunque a una escala mucho más modesta.

De Thor a Kaifu

Thor construyó una balsa en la costa de Perú con la que navegó hasta la polinesia en un viaje de 101 días para demostrar que los primeros pobladores venían de Sudamérica y no del sudeste asiático. Aquellos 7000 kilómetros de peripecias náuticas dieron lugar a un documental, un libro y un largometraje nominado a mejor película extranjera en los Óscar de 2012. En 2019, Yousuke Kaifu, en cambio, el profesor de la Universidad de Tokio que ha liderado la investigación emprendió un periplo menos épico, pero igualmente interesante: navegó durante 225 kilómetros en una canoa excavada por ellos mismos con técnicas de hace 30.000 años. Remaron durante 45 horas para navegar desde el este de Taiwán hasta la isla Yonaguni, en el sur de Japón.

“Una canoa excavada fue nuestra última candidata entre las posibles embarcaciones paleolíticas de la región. Primero hipotetizamos que los pueblos del Paleolítico usaban balsas, pero tras una serie de experimentos, descubrimos que esas balsas son demasiado lentas para cruzar el Kuroshio y no son lo suficientemente resistentes”, dijo Kaifu. Porque, antes de lanzarse a la mar, habían realizado sofisticadas simulaciones informáticas para analizar cómo se comportaban diferentes embarcaciones en las condiciones que les esperaban.

Un viaje de un solo sentido

El autor principal del otro estudio publicado, Yu-Lin Chang, aprovechó sus conocimientos en oceanografía, métodos numéricos y técnicas de seguimiento de partículas para simular las condiciones del viaje teniendo en cuenta distintas variables, como la época del año o las embarcaciones usadas. En sus palabras: “Los resultados de nuestras simulaciones fueron mucho más allá de lo que imaginaba. Me complace que este trabajo haya ayudado a iluminar cómo pudieron haber ocurrido los viajes oceánicos hace 30.000 años. Ahora sabemos que estas canoas son rápidas y duraderas para realizar la travesía, pero eso es solo la mitad de la historia”.

“Esos pioneros, hombres y mujeres, debían ser remeros experimentados con estrategias efectivas y una fuerte voluntad de explorar lo desconocido” continúa Chang. “No creemos que un viaje de regreso fuera posible. Si tienes un mapa y conoces el patrón de flujo del Kuroshio, puedes planear un viaje de regreso, pero tales cosas probablemente no existieron hasta mucho después en la historia.”

Sí, pero con calma

Según los investigadores, la puesta en práctica ayudó a cubrir lagunas que la investigación computacional no podía llenar, pero es inevitable preguntarse si, aparte de la épica, su navegación aportó datos realmente relevantes. ¿Qué podemos concluir a partir de su travesía? Que tal viaje es posible, pero poco más. Es una hipótesis plausible sobre cómo llegamos a Japón hace 30.000 años, pero no supone una prueba sólida de que tuviera que ocurrir de este modo (ni espera serlo).

Lo que sí ofreció la travesía fue una manera de evaluar las exigencias físicas, estratégicas y materiales de una migración así. El equipo no solo talló la canoa “Sugime” con réplicas de herramientas de piedra, sino que además renunció a brújulas, GPS y cualquier tipo de asistencia moderna. Durante el trayecto, se guiaron por el sol, las estrellas, el oleaje y su intuición, sin ver tierra firme durante la mayor parte del tiempo. Todo esto, sumado a que el viaje duró casi dos días de remo ininterrumpido, da una idea clara: quien cruzó el Kuroshio hace 30.000 años no lo hizo por accidente ni por suerte, sino con conocimientos náuticos empíricos y una resistencia física difícil de imaginar hoy en día.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • La hipótesis de Thor ha quedado desmentida por los estudios genéticos y, aunque no se suela decir, su propósito no era demostrar que los nativos sudamericanos pudieran haber llegado a la polinesia por sí solos, sino que intrépidos vikingos les enseñaron y llevaron hasta allí. En este caso, sin embargo, los investigadores japoneses dan cuenta de que si bien el viaje ha demostrado que la ruta era practicable, su complejidad hace pensar que no llegaron allí de manera fortuita y que sí tenían ciertos conocimientos geográficos de a dónde se dirigían (o a dónde creían dirigirse).

REFERENCIAS (MLA):

  • Chang, Yu-Lin K., et al. “Traversing the Kuroshio: Paleolithic Migration across One of the World's Strongest Ocean Currents.” Science Advances, vol. 11, no. 25, 25 June 2025, https://www.science.org/doi/10.1126/sciadv.adv5508.
  • Kaifu, Yousuke, et al. “Palaeolithic Seafaring in East Asia: An Experimental Test of the Dugout Canoe Hypothesis.” Science Advances, vol. 11, no. 25, 25 June 2025, https://www.science.org/doi/10.1126/sciadv.adv5507.