
Espacio
La NASA zanja los rumores sobre el cometa 3I/ATLAS: "No es una nave alienígena y no supone ningún peligro para la Tierra"
Es la primera vez que las misiones dedicadas al estudio del Sol observan deliberadamente un objeto procedente de otro sistema estelar

La NASA ha puesto hoy fin a semanas de rumores y especulaciones en torno al cometa 3I/ATLAS. La agencia ha presentado las primeras conclusiones de una campaña de observación sin precedentes en todo el sistema solar. El mensaje principal ha sido rotundo: 3I/ATLAS es un cometa natural de origen interestelar, no una nave espacial, y no representa ningún peligro para la Tierra.
El administrador asociado de la NASA, Amit Kshatriya, ha asegurado que "este objeto es un cometa. Parece un cometa, se comporta como un cometa y todas las evidencias apuntan a que es un cometa". Ha explicado que se trata de un pequeño cuerpo sólido de roca y hielo que libera gas y polvo al calentarse cerca de una estrella, en este caso el Sol. La peculiaridad de 3I/ATLAS no es su naturaleza, sino su origen: procede de fuera de nuestro sistema solar y es solo el tercer objeto interestelar jamás identificado, después de 1I/'Oumuamua y 2I/Borisov.
Kshatriya reconoce que el enorme interés público demuestra hasta qué punto la gente está dispuesta a imaginar "lo mágico que puede ser el universo". Como ejemplo de lo que realmente están viendo los científicos, mostró una imagen tomada el 2 de octubre por el instrumento HiRISE a bordo del Orbitador de Reconocimiento de Marte (MRO), cuando el cometa pasó a 19 millones de millas (unos 30,6 millones de kilómetros) de la nave: 3I/ATLAS aparece como una bola difusa blanca, la coma de polvo y hielo típica de estos cuerpos.
La responsable de ciencia de la NASA, Nicky Fox, ha subrayado la importancia del hallazgo y la respuesta coordinada de la agencia. Recuerda que 3I/ATLAS fue descubierto el 1 de julio de 2025 por el telescopio ATLAS, en Chile, financiado por la NASA y diseñado para vigilar el cielo en busca de objetos potencialmente peligrosos. "Nuestros telescopios están siempre vigilando para mantenernos seguros y, al hacerlo, a veces realizan descubrimientos científicamente extraordinarios como este", indica. Desde el primer momento, la Oficina de Coordinación de Defensa Planetaria confirmó que el cometa no es una amenaza: en su máximo acercamiento, alrededor del 19 de diciembre, pasará a unos 274 millones de kilómetros de la Tierra, casi el doble de la distancia entre nuestro planeta y el Sol.

Fox explica que la posición del cometa, pasando 'por detrás' del Sol desde el punto de vista terrestre, hacía muy difíciles las observaciones desde la Tierra, y que precisamente por eso la flota de naves espaciales repartidas por todo el sistema solar ha sido crucial. Según detalla, 12 recursos de la NASA ya han observado y procesado imágenes del cometa, y "casi 20 equipos de misión" están implicados en la campaña. Entre ellos se encuentran el telescopio espacial Hubble, el James Webb, la misión SPHEREx, TESS y Swift, además de las misiones en Marte (MRO, MAVEN y el rover Perseverance), las sondas de asteroides Psyche y Lucy, y misiones heliofísicas como STEREO, SOHO y PUNCH, junto a otras como Parker Solar Probe. Es la primera vez que misiones dedicadas al estudio del Sol observan deliberadamente un objeto procedente de otro sistema estelar.
El científico Shawn Domagal-Goldman explica qué están revelando los grandes observatorios. Hubble fue uno de los primeros en seguir al cometa tras su descubrimiento, permitiendo estimar que el núcleo se encuentra todavía en un rango amplio, de unos cientos de metros a varios kilómetros de diámetro, y confirmando que la tasa de pérdida de polvo es coherente con la de otros cometas que caen hacia el Sol. Gracias a esas observaciones se pudo refinar la órbita y apuntar con precisión al telescopio James Webb y a SPHEREx.

Tom Statler, científico principal de la NASA para cuerpos pequeños, ha aportado contexto comparando 3I/ATLAS con los dos objetos interestelares anteriores. Recordó que 1I/'Oumuamua, descubierto en 2017, se comportó más como un asteroide: era un cuerpo inerte, muy alargado, observado solo durante un corto periodo cuando ya se alejaba, lo que dejó muchas preguntas abiertas. 2I/Borisov, en 2019, sí fue un cometa bastante parecido a los cometas del sistema solar, aunque con algunas particularidades. 3I/ATLAS, dice, se parece a Borisov en que es claramente un cometa, pero más extremo en algunos parámetros, como la relación entre dióxido de carbono y agua, la proporción de níquel frente a hierro en la materia que expulsa o el comportamiento de la luz polarizada que refleja su polvo.
Los rumores de la nave alienígena
Uno de los momentos más esperados de la rueda de prensa ha sido la pregunta directa sobre las teorías que apuntaban a 3I/ATLAS como posible nave alienígena. Los expertos han respondido que la NASA toma en serio todas las hipótesis al principio, pero que en este caso fue posible comprobar muy pronto si el objeto mostraba comportamientos o tecnofirmas que se apartaran de lo que se conoce de cometas y asteroides.
"Fuimos capaces de ir marcando casillas muy rápido: sí, se comporta como un cometa", afirman. Según aseveran, no se ha detectado ninguna señal tecnológica, ni cambios de trayectoria inexplicables, y que todas las diferencias observadas son interesantes precisamente porque el objeto procede de otro sistema, posiblemente de un sistema estelar más antiguo que el nuestro.
Los responsables insisten en que aún es pronto para sacar conclusiones definitivas. Buena parte de los datos todavía está llegando a través de la Red de Espacio Profundo de la NASA y, una vez en tierra, deberán calibrarse, combinarse y analizarse antes de que los resultados se publiquen en revistas científicas.
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