Animales

¿Por qué tememos a los ratones?

¿Es un miedo que la evolución ha imprimido en nuestros genes o algo cultural?

Cría de ratón durmiendo en la palma de una mano
Cría de ratón durmiendo en la palma de una mano JonathanRiederPixabay

Hace ya siglos que, algunos humanos, viven completamente desconectados de la naturaleza. Se han acostumbrado a las peculiaridades de las urbes y, ahora, toman como extrañas las cosas que un día fueron cotidianas en la naturaleza. Hemos normalizado mucho el miedo a los insectos. Que nos aterren las arañas y que nos den repelús las polillas. Podríamos pensar que este rechazo entomológico es una suerte de defensa evolutiva, una manera de mantenernos lejos de animales que pueden hacernos daño. Sin embargo, la amplia mayoría de arañas no son peligrosas y no hay nada que temer de las polillas. Es cierto que esa sensación entre asco y miedo la disparan algunos animales que sí son problemáticos, como las serpientes y los murciélagos, pero ¿estamos seguros de que busca la protección?

Pensémoslo por un momento, tal vez existen algunos animales “repugnantes” que debamos evitar, pero los lobos, los leones y los osos son mucho más peligrosos. ¿No deberíamos sentir algo parecido hacia ellos? En cambio, ocurre todo lo contrario, son unos de los animales que más nos atraen. Incluso hacemos peluches con ellos para que los niños jueguen. Lo que realmente tienen en común todos esos seres que a muchos les ponen la piel de gallina es que son pequeños y se mueven rápido. Poca gente se sentirá alarmada ante una babosa o una tortuga, pero una humilde lagartija puede hacer que se encaramen a alguna silla. Todavía no comprendemos bien por qué estas pequeñas formas de vida tienen ese efecto en nosotros, pero ahí están. Puede ser, simplemente, una medida extrema que nos alerta contra muchos animales inocuos con tal de que, gracias a esa generalidad, evitemos al pequeño puñado que sí son peligrosos. Ahora bien. De entre todos ellos hay unos que gozan de especial mala fama, y esos son las ratas y los ratones.

No sabes dónde ha estado

Los seres humanos somos muy buenos justificando nuestras acciones a posteriori, pero eso no significa que estemos en lo cierto. A veces, los motivos que alegamos son especulaciones completamente equivocadas, pero que suenan plausibles. Por ejemplo, si preguntamos por qué nos asustan las ratas y ratones muchos nos responderán que es una cuestión de higiene porque transmiten una gran cantidad de enfermedades. Sin embargo, no vemos la misma reacción hacia algunas aves que suelen ser, igualmente, vectores de enfermedades, como las palomas y las cacatúas. Por no decir que, tanto perros como gatos, pueden transmitirnos enfermedades igualmente graves. Debe haber algo más.

Otra de las suposiciones estrella es que no se deba a enfermedades en general, sino a la peste. Durante el siglo XIV la bacteria Yersinia pestis se llevó por delante a entre un 30 y un 60% de la población europea. Las ratas no eran las verdaderas culpables, pero en ellas viajaban las pulgas que, a su vez, contagiaban la dichosa bacteria. Sabemos que los supervivientes no fueron exactamente un grupo de humanos tomados al azar. Algunos tenían una genética propicia para sobrevivir a la enfermedad y, esos rasgos que antes de la peste eran poco frecuentes, se hicieron más representativos tras repoblar el mundo con los supervivientes de la desgracia. ¿Cabe la posibilidad de que sobrevivieran más quienes temían a las ratas? Es tentador pensar así, pero hay una serie de problemas que nos llevan a desconfiar de esta propuesta.

¿Qué pasa con Asia?

Si Europa sufrió la peste, Asia no se quedó atrás. Sin embargo, en culturas como la China la rata no desata los sentimientos que vivimos nosotros. De hecho, su relación con las ratas es mucho más parecida a la que nosotros podemos establecer con un conejo. Es más, allí está más normalizado tenerlas de mascotas. Por otro lado, sabemos que las ratas no eran plato de nuestra devoción antes incluso de que la peste llegara. Y, si nos ponemos quisquillosos, lo cierto es que existen dudas acerca de esa supuesta selección natural que ejerció la peste sobre nuestra especie.

¿Estamos entonces ante un rechazo cultural o biológico? ¿Es algo instintivo o aprendido? No todas las comunidades humanas parecen temer a estos roedores y podríamos pensar, entonces, que nuestra reacción es cultural. No obstante, podemos dar un argumento opuesto: que la tendencia biológica es al rechazo, pero que otras culturas las han normalizado. Algo parecido a los gustos adquiridos, como el café que tendemos a rechazar por su amargor, característico de algunas sustancias venenosas, pero al que nos podemos acostumbrar con relativa facilidad. La conclusión es que, cuando nos den una explicación perfectamente racional y clarísima sobre por qué nos comportamos de cierto modo, posiblemente sea falsa, o, en el mejor de los casos, parcial. Las fábulas son fábulas y la naturaleza es mucho más compleja.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • Ratas y ratones son animales diferentes. Dos especies distintas, aunque en este caso hablemos de ellas como un todo. El motivo es que, aunque la peste fue propagada por las pulgas de las ratas, si efectivamente estamos ante una estrategia evolutiva para evitarlas, es posible que no hayamos codificado un impulso tan específico como para solo sentir rechazo por las ratas y no por los ratones. Si estamos ante algo biológico, posiblemente se desencadene por ratos propios de las ratas y que, en realidad, también comparten con otros roedores cercanos, como los ratones. En cualquier caso, todavía no sabemos con certeza por qué las tememos tanto.

REFERENCIAS (MLA):

  • Jennifer Klunk, et al. “Evolution of immune genes is associated with the Black Death” Nature. 2022. DOI: 10.1038/s41586-022-05349-x
  • Meri S. Puolihulluksi peipposesta --linnut tautien levittäjinä [Birds as carriers of human disease]. Duodecim. 2014;130(13):1287-93. Finnish. PMID: 25095476.
  • Alison R.Barton, et al. Insufficient evidence for natural selection associated with the Black Death bioRxiv 2023.03.14.532615; doi: https://doi.org/10.1101/2023.03.14.532615