Política
UN TRAGO DEMASIADO AMARGO
No lo estará pasando bien la vicepresidenta, Mónica Oltra, por la sentencia que ha condenado a su exmarido, a cinco años de prisión como autor de un delito continuado de abuso sexual a una menor de 14 años
No lo estará pasando bien la vicepresidenta, Mónica Oltra, por la sentencia que ha condenado a su exmarido, Luis Eduardo Ramírez, a cinco años de prisión como autor de un delito continuado de abuso sexual a una menor de 14 años. Digo que no lo estará pasando bien a título personal por su vinculación familiar ya superada.
El problema se agranda en el aspecto político, ya que el fallo judicial induce a interpretar que pudo haber encubrimiento del delito por el hecho de quien se trataba. Ahí Oltra puede quedar pendiente de iniciativas parlamentarias y quién sabe si de más. No podemos olvidar que los hechos se produjeron siendo ella la responsable, todavía lo es, de los centros de menores como consellera de Igualdad y Políticas Inclusivas.
No se puede obviar tampoco que será objeto de especial interpelación por sus conductas anteriores contra el Gobierno del PP, cuando ejercía la oposición. También cuando ha ostentado el poder desde la Vicepresidencia y la Conselleria. Desde allí fue radical y visceralmente cruel con quien estuvo acusado en un centro de menores de Segorbe y con las monjitas que lo gestionaban. Centro que cerró de forma fulminante y en el que se despidió al trabajador, a pesar de que ambos, monjas y educador, fueron después absueltos por los tribunales. En el caso de su exmarido, ni despedido, ni el centro cerrado. Ni siquiera se promovió una investigación seria sobre el asunto tras la denuncia. Por no hablar de su alarde de camisetas contra dirigentes del PP o exabruptos totalmente injustos contra la diputada Elisa Díaz Alperi «se empieza con una bofetada y se termina con tiros» llegó a decirle. Una pena. Así es la vida.
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