Coronavirus
La Sociedad Valenciana de Pediatría exige que los niños puedan recibir la vacuna de la covid en los vacunódromos
La vacunación llega en una sexta ola con clases confinadas, «los niños deben tener las mismas oportunidades que los adultos»
La vacunación pediátrica no empezó con buen pie en la Comunitat Valenciana. La Conselleria de Sanidad decidió sin contar con los pediatras la estrategia. Concluyó que los colegios serían puntos de vacunación y, por tanto, los pediatras deberían desplazarse hasta los centros. La Sociedad Valenciana de Pediatría (SVA) criticó esta decisión unilateral advirtiendo que suponía una sobrecarga de trabajo para una agendas saturadas, como las de toda la Atención Primaria.
Ahora, la presidenta de la SVA, Eva Suárez, solicita a la Generalitat valenciana que los puntos de vacunación masiva que, al parecer se van a reabrir, dispongan de dosis pediátricas para facilitar a las familias que pongan la primera vacuna a sus hijos o la de refuerzo sin esperar a que vayan a los colegios. “Nosotros no tenemos dosis, no podemos vacunar y esto está retrasando el proceso de inmunización.
Defiende que los menores deben tener al menos las mismas oportunidades que los adultos de acudir a vacunarse. «A los adultos que no se han querido vacunar les hemos ofrecido el oro y el moro para que lo hagan». Sin embargo, a los niños, si el día que se ha marcado en el colegio no pueden ir, tendrán que esperar hasta que se vuelve a programar la segunda dosis. Es decir, en ocho semanas. «Hasta que no hayan pasado 15 días de la segunda dosis no están correctamente vacunados. Por tanto, hasta marzo no estarán inmunizados los que vacunamos en diciembre».
Insiste además en que, si bien es cierto que la covid no cursa con gravedad en los niños, es importante vacunarlos ante el riesgo de que pueda llegar una nueva variante más agresiva. Además, se trata de una manera de reducir la transmisión del virus. “Tenemos muy claro que hay que vacunarlos. Lo que nos ha gustado han sido las prisas y el procedimiento. A los padres no se lo han puesto fácil”.
La presidenta de la ASV asevera que la única manera con la que se ha empezado a ver la luz en la pandemia ha sido gracias a las vacunas, “no es esterilizante, pero te evita el ingreso en la hospital o en la UCI. Tampoco sabemos si futuras mutaciones podrán afectar a los niños y la única medida preventiva a nivel individual son las vacunas”.
Suárez ha lamentado que Sanidad alegase que los niños debían vacunarse para “bajar la sexta ola”. “Ellos saben que la única manera de bajarla es restringiendo la movilidad. Puede ser que bajen la séptima o la octava, pero no esta porque ahora ya sabemos que solo se paran cerrando cosas”.
Vacunar en mitad de la sexta ola
En muchos colegios de la Comunitat Valenciana seguía hoy la vacunación pediátrica. En la calle de uno de ellos, en Colegio Santísima Trinidad de Valencia, los padres que habían podido pedir permiso en su trabajo esperaban en la puerta a que llegase el turno de sus hijos. El tema de conversación solo era uno. Las dudas que todos habían tenido después de que en se hubiese confirmado un contagio de covid en aula. “Si mañana tiene fiebre ya no sabremos si es la reacción de la vacuna o si tiene coronavirus y aún no había presentado síntomas”.
“Los vacunamos como un ejercicio de responsabilidad, para ver si acaba ya esto”, insisten y confiando, una vez más, en las indicaciones de la Conselleria de Sanidad que dictan que si el menor ha dado negativo en un test de antígenos negativo y no tiene fiebre, pueden vacunarse.
“Estamos en plena sexta ola, hay muchas clases confinadas o alumnos que han tenido contacto estrecho con un positivo”. Admite que muchas familias les plantean si es seguro vacunar a sus hijos sin tener la certeza de si están pasando la covid y ellos responden con los datos que tienen de otras vacunas. “Sabemos, por ejemplo, que no hay ningún riesgo en vacunar de gripe si se está pasando de manera leve”.
Suárez insiste en que se deberían haber aprovechado las vacaciones de Navidad para que los niños se vacunasen y no esperar a que llegasen los contagios de las fiestas que, inevitablemente, se iban a trasladar a los colegios. Argumenta también que hubiese sido más fácil para que los padres pudiesen acompañar a sus hijos, puesto que siempre suelen guardarse algún día libre para las vacaciones escolares.
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