Amamantando la vida

Las claves sobre cómo se genera la leche materna

Es importante conocer la importancia de ofrecerle calostro al bebé como mínimo durante los primeros días

El pecho se desarrolla y prepara durante el embarazo para cumplir su función de alimentar al bebé cuando se rompa la conexión placentaria. Todos estos cambios se deben a la acción de una serie de hormonas que preparan el cuerpo de la mujer para amamantar y producir leche. El pecho aumenta de tamaño, debido al crecimiento de los alvéolos mamarios (donde están las células que fabrican la leche). Cada uno de estos lóbulos está conectado a una red de tubos, que permiten que al succionar el bebé del pecho la leche viaje hacia el pezón. El pezón y la areola se tornan más oscuros para facilitar al bebé el agarre al pecho.

Durante la gestación, antes del parto, a partir del segundo trimestre, los pechos pueden segregar leche, un hecho que se da con más frecuencia en aquellas mujeres que ya han sido madres con anterioridad. El que algunas mujeres noten que sus pechos goteen semanas antes del parto, mientras que en otras esto no sucede, no es motivo de alarma, ni vaticina problema alguno, ni va afectar a la cantidad de calostro que se producirá tras el parto. Tan solo indica que se está iniciando la primera etapa de la producción láctea. No obstante, el que durante la gestación no se produzca gran cantidad de leche, es debido a las hormonas del embarazo (progesterona y estrógenos), las cuales van a inhibir a la hormona prolactina, responsable de estimular la producción de leche materna. Por lo tanto, a medida que se acerca el parto, los niveles de las hormonas del embarazo (estrógenos y progesterona) descienden, aumentando la prolactina para impulsar la subida de la leche.

Tras el parto, durante los primeros días se segregará calostro, conocido también como “oro líquido”, un alimento con una composición perfecta de nutrientes, de fácil digestión, que saciará el diminuto estómago del recién nacido, a la vez que ayuda al bebé a enfrentar los nuevos retos del mundo que le rodea, protegiéndole de infecciones.

El calostro se comienza a producir en el embarazo, para que de este modo tras el parto el recién nacido disponga de alimento. Así, todas las mujeres gestantes, incluso aquellas que hayan decidido no amamantar a sus bebés, tienen calostro en sus pechos. Dado el valor inmunológico que tiene el calostro, todas las madres, especialmente las que han decidido no amamantar, deberían ser informadas, desde el respeto a su libertad de decisión, pero con el derecho a tomar la decisión con la máxima información en su mano. Por lo tanto, debe conocer la importancia de ofrecerle como mínimo al bebé durante los primeros días el preciado calostro, aunque luego, si es su decisión, continúen con la leche de fórmula.

De igual modo, que como profesionales sanitarios recomendamos las vacunas, como una de las medidas eficaces para combatir enfermedades, incluso aquellas que no están dentro del calendario de vacunación, me pregunto, ¿por qué no hacerlo con el calostro? Un producto natural, indoloro, barato, al alcance de todo recién nacido y que le ayudara a entrar en este mundo con mayor protección.

El cuerpo de la mujer está preparado para poner en marcha de forma automática el mecanismo de la lactancia. Aunque, la prolactina tiene un importante papel para iniciar la producción de leche, no es suficiente por si sola, esta hormona necesita que el bebé sea amamantado con frecuencia o que la madre se extraiga leche, para que los niveles de prolactina se mantengan altos y en consecuencia la producción de leche no se vea afectada. La prolactina se produce en el cerebro cuando el bebé mama, su misión es estimular a las células productoras de leche (lactocitos), para que fabriquen leche.

De este modo, cuanto más se vacía el pecho más prolactina se produce y más leche habrá, porque con la succión del bebé al pecho o en su defecto con la extracción de leche, los nervios presentes en el pecho, envían una señal al cerebro para que se libere prolactina, asegurando así el alimento al recién nacido. Este efecto es de particular importancia cuando se está estableciendo la lactancia, ya que, una vez iniciada, la producción abundante de leche, ya no depende tanto de los niveles elevados de prolactina, sino del drenaje eficaz y frecuente de la mama, para que la leche se produzca.

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Cintia Borja es enfermera consultora lactancia certificada IBBLC