Amamantando la vida
¿Por qué mi leche materna tiene un color extraño?
En el artículo de hoy hablamos del infradiagnosticado y poco conocido “síndrome de las tuberías oxidadas”
La semana pasada contamos la desagradable sorpresa con la que se encontró Sharifa, una madre lactante, cuando se dispuso a extraerse leche y comprobó que su leche no tenía un color habitual, sino que presentaba una coloración marrón semejante al oxido.
¿Puede ser esto algo normal?
La leche materna es un líquido vivo, y como tal, al igual que cambia su composición de acuerdo con las necesidades de desarrollo del bebé, también cambia su color, aunque se trata de variaciones normales. Ver colores inesperados no solo resulta sorprendente, sino que puede ser causa de preocupación para los padres. Podemos encontrarnos con leche extraída que tras el reposo de la misma se torna azulada, también podemos ver leche de color verdoso, en gran parte este color va de la mano de la alimentación de la madre.
Igualmente, el calostro tiene un color amarillo anaranjado, pero en ocasiones durante los primeros días puede tener un color marrón muy llamativo, cuando la leche presenta este color, puede ser debido al síndrome de tuberías oxidades o síndrome de rusty-pipe, una afección rara, benigna e indolora, que se produce de forma bilateral, frecuente al inicio de la lactancia, es decir, durante los primeros días, aunque también puede darse antes del parto, a partir del tercer trimestre de la gestación. Suele afectar principalmente a mujeres primíparas.
Afección que no debemos confundir con las grietas del pezón o con una mastitis, a pesar de que, estas también pueden teñir de color rosado la leche, nada tienen que ver con el síndrome de tuberías oxidades. El color anaranjado, marrón o oxido de la leche, no es motivo de sobresalto, pero puede alarmar a los padres, por lo que debemos de tener en cuenta su preocupación y brindarles la información y las recomendaciones oportunas con el fin de evitar la suspensión innecesaria de la lactancia. Se trata de un proceso que va a ir desapareciendo de forma espontánea dentro de los tres, siete primeros días, es decir a medida que aumenta la producción de leche, esta ira adquiriendo su color natural.
¿Pero a qué se debe este color?
Durante el embarazo la glándula mamaria se prepara para cumplir tras el parto su función principal, producir leche. La glándula mamaria crece y el aporte sanguíneo aumenta en todo el pecho durante la gestación, la vascularización de este tejido es mucho mayor en esta etapa.
En el momento que se inicia la lactancia los pechos tienen poca cantidad de leche (calostro), por lo tanto, cuando el bebé empieza a succionar o bien se inicia la estimulación mecánica con un extractor de leche, se crea una presión negativa dentro de los alveolos (sacos que contiene la leche) de la glándula mamaria, la tensión aumenta, lo que en consecuencia puede hacer que toda esta red de capilares finos y delicados de alrededor del tejido glandular se rompan, generando que la sangre se mezcle con la todavía pequeña cantidad de calostro que el pecho segrega, dando como resultado que la leche tome un aspecto de color anaranjado o café, semejante al agua de un “tubería oxidada”.
¿Qué hacer?, ¿Es apropiada esa leche para el bebé?
El manejo de este problema es expectante y no debe de ser motivo para suspender la lactancia. La mayoría de las veces no hace falta hacer nada, la leche es buena y por lo tanto debemos promover el que la madre continue con la lactancia, probablemente el bebé se la tome sin ningún problema.
Tan solo ocasionalmente, puede provocar un inofensivo dolor de barriga o vómito en el recién nacido, en cuyo caso, se podría considerar la suspensión temporal de la lactancia, aconsejando a la madre extraerse leche y desecharla hasta que esta aparezca sin sangre.
No obstante, debemos tener presente que la cantidad de calostro segregado al inicio de la lactancia es poco y sus beneficios indiscutibles. Además, mencionar al respecto, que con frecuencia este síndrome puede pasar inadvertido, dado que, como he mencionado, no causa dolor en la madre, ni hay presencia de grandes cambios inflamatorios en las mamas, y en ocasiones, la madre no lo percibe, solo es notado en aquellos casos de que el bebé regurgite secreciones sanguinolentas o sus deposiciones tomen un color diferente.
En definitiva, considero importante dar a conocer este síndrome poco descrito y posiblemente por ello infradiagnosticado. Su reconocimiento puede ayudar a disminuir el estrés en la madre y contribuir a que esta pueda establecer y mantener una lactancia exitosa, garantizando con ello una alimentación adecuada al bebé.
Si bien el síndrome de las tuberías oxidadas, se trata de un proceso benigno, que se resuelve de forma espontánea, siendo muy improbable que el sangrado se deba a un problema grave, es importante tener en cuenta algunos aspectos como la bilateralidad del sangrado, pues en caso de unilateralidad, o, si este persiste durante una semana o más, es preciso consultar con el médico para descartar otros problemas. No obstante, no es necesario destetar al bebé mientras se realizan las pruebas oportunas para determinar la causa del sangrado.
Sería fantástico que de una vez por todas las mujeres que desean amamantar pudieran disponer en los hospitales y centro sanitarias con profesionales debidamente formados y capacitados en lactancia materna, ya que son quienes tienen el deber de apoyar y proteger a la misma.
Pero desafortunadamente esto no es así, por lo que no quiero terminar este articulo sin reconocer la labor de AMAMANTA y de personas como Magda que contribuyen a visibilizar que amamantar no es tanto un proceso natural, como que requiere de saber y aprendizaje. Gracias Magda por tu saber y desinterés en ayudar, apoyar y acompañar a las madres, por contribuir a que no se sientan solas, por ayudarlas a cumplir su deseo de amamantar. Y gracias por asistir a esta madre y compartir su historia con todos nosotros y todas nosotras.
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