Premios LA RAZÓN Comunidad Valenciana

Dolores Cortés: Un bañador para romper con todo

La empresaria ha recibido el Premio a la Trayectoria Empresarial en los Premios de LA RAZÓN Comunitat Valenciana

Dolores Cortés: Un bañador para romper con todo
El director comercial de Empresas de Caixabank en Comunidad Valenciana y Región de Murcia, Felipe Pulido, entregó el premio de Dolores Font CortésKike Taberner

El pasado 16 de febrero nos dejó «una mujer emprendedora, buenísima, de esas personas que no son capaces de hacer nada ni a los que le hacen daño». Dolores Cortés tenía 98 años y «aunque estaba muy mayor, siempre la echas en falta», admite su hija, Dolores Font Cortés.

Porque Dolores Cortés fue una inventora de las que no quedan con una historia personal de superación propia de una España de la posguerra que hoy sería impensable. Huérfana de padre con 14 años, comenzó a contribuir al hogar dando clases a personas analfabetas que no querían que en la mili les enviaran a África. Su vida profesional comenzó poco después como aprendiz de un sastre, y tras conocer a su marido y casarse con 20 años, consiguió convencer a su tío para que le avalara el traspaso de una mercería.

Cada verano iban a la playa de Benicàssim y Castellón y un año se le ocurrió coser un bañador. Hasta entonces estos «eran de punto, como los jerséis que no sabes cómo salías de él», explica Dolores Font Cortés. «A mi madre se le ocurrió con una tela de forro de chaqueta interior poner gomas en un sentido y otro haciendo cruces de manera que se quedaba arrugado y pegado al cuerpo». Así, sin quererlo y buscando la comodidad propia, inventó el bañador tal como lo conocemos hoy. «Empezaron a pedirle bañadores e iba haciendo como podía y un agente comercial lo vio y dijo: ‘Esto es maravilloso’, hazme que voy a vender», explica su hija.

El invento fue de tal éxito, que tuvo que recurrir a unas monjas de su pueblo natal, Vila-real, para que le ayudaran a coser. Así nació la «miniempresa» que hoy en día vende en una quincena de países y cuenta con más de cien empleados en temporada alta pero que mantiene su raíz familiar. Hace un año y medio cogió las riendas de la empresa Óscar Colomer, hijo de Dolores Font y nieto de la fundadora, cuyo nombre sigue liderando la marca.

Dolores Font dio un paso al lado, pero es la directora creativa. Mérito suyo fue darle un giro en los años 90 y poner el bañador en el mundo de la moda. «Cuando entré dije: no podemos ser un taller de bañadores. Nosotros vamos a hacer moda, que el baño sea moda igual que un vestido o un abrigo, esa fue mi revolución», explica a LA RAZÓN la premiada.

«Empezamos a decir: vamos a hacer colecciones, a ver tendencias y plantearnos que somos una empresa de moda». A raíz de ahí comenzaron los desfiles en la extinta Pasarela Gaudí en Barcelona y todavía hoy en la Pasarela Cibeles. En pleno mes de junio están ya confeccionando el desfile de este próximo otoño, con la colección de 2026 ya cerrada.

«Ha habido dos fundaciones de la empresa: mi madre primero, la segunda la de pasar a ser una empresa de moda y ahora estamos con la tercera, la de la digitalización y que dirige mi hijo», explica.

Es que Dolores Cortés admite que «siempre están los roces» entre la parte creativa que dirige ella, y la de su marido y su hijo, ambos ingenieros y más dados a los números, que aportan estabilidad. «Yo puedo hacer algo que me guste a mí, pero si es imposible de vender, me lo como. Al final somos una empresa», recuerda Dolores Font.

Entre sus logros, destaca el haber sacado varias innovaciones como una línea para mujeres mastectomizadas, un proyecto personal que le viene de su faceta de médica, que compaginó con la dirección de la empresa familiar hasta hace unos doce años. «Por un lado, yo he nacido en la fábrica en medio de bañadores y me gustaba, pero por otro lado soy médico de vocación», explica Dolores Font.

El gran reto al que se enfrenta la empresa es cómo innovar. En un sector donde parece que se ha inventado todo sin éxito, con piezas como el triquini que tuvieron un efímero auge, y con la vuelta del bañador como pieza de moda, tener un ojo para saber ser rompedor es cada vez más difícil.

«Cada vez que termino una temporada y desfile me pregunto si hay algo por inventar», ríe. «Es difícil, pero siempre acaban surgiendo ideas», pero aún así, insiste en que hay que saber «los gustos de la gente» y en ese sentido indica que el mundo hoy «está hablando de sostenibilidad», por lo que dentro de la empresa están apostando por «tejidos reciclados».

A ello se suma el vender a todas las edades, desde bebés hasta señoras mayores. «En baño me atrevería a decir que somos la única empresa que mantiene un ‘target’ así», explica. Por eso han sacado varias marcas adicionales como Tamouré o Lola, esta última «pensada para chicas jóvenes».

A pesar de todo, la hija de la fundadora sigue manteniendo el espíritu con el que su madre hizo el primer bañador para sí misma, lo importante y elemental: «Yo lo que quiero es que una señora se vea guapa con el bañador y se sienta a gusto, que vea que le sienta bien».

Una mujer única en un mundo de hombres

Dolores Cortés fue una mujer rompedora para su época. Para poder crecer tuvo que ir pidiendo dinero a los hombres de su familia e incluso seguir adelante pese a que intentaron timarla. Ella fue creciendo siempre con el apoyo de su marido, que montaba las casetas de madera en verano y adaptaba las máquinas de coser para que ella pudiese confeccionar los bañadores. Una dupla que permitió florecer la marca icónica de bañadores de Villa-real (Castellón).

El premio a la Trayectoria Empresarial de LA RAZÓN a Dolores Cortés fue entregado por el director Comercial Empresas de Comunidad Valenciana y Región de Murcia de Caixabank, Felipe Pulido, patrocinador de este galardón.