Salud

Un estudio da indicios de que la mandarina valenciana puede cambiar los genes y reducir el cáncer

La investigación 100% valenciana muestra que el consumo de cítricos tiene la capacidad de modificar de manera notable la expresión del genoma

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Un estudio impulsado por Incliva y la Fundación Valenciana de Agricultura y Medio Ambiente (FUVAMA) de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA), revela que el consumo de cítricos tiene la capacidad de modificar de manera notable la expresión del genoma y puede ofrecer nuevas claves para intervenciones en salud.

El estudio multidisciplinar se incluye en la segunda fase del proyecto 'Análisis nutrigenómico de dietas suplementadas con cítricos', que explora mejoras en la salud que puede generar el consumo de cítricos para buscar aplicaciones médicas e incrementar la rentabilidad del cultivo en el campo, presentado este jueves en la sede de AVA-ASAJA en València.

El trabajo ha contado con la colaboración con el Instituto Universitario Valenciano de Investigación en Inteligencia Artificial de la Universitat Politècnica de València (UPV) que permite configurar el análisis bioinformático a distintos niveles, incluyendo por primera vez, en un estudio de este tipo, el uso de aproximaciones de 'machine learning', explican desde AVA-ASAJA.

FUVAMA ha proporcionado los cítricos necesarios, con variedades de naranja y mandarina cultivadas en la Comunitat, para el desarrollo de este proyecto de investigación, que ha sido financiado por la Conselleria de Agricultura.

En su conjunto, los resultados obtenidos hasta ahora permiten constatar por primera vez que dietas suplementadas con cítricos (naranja o mandarina) son capaces de modular significativamente in vivo (en ratones) la expresión génica en diferentes órganos, siendo relevante la identificación de diferencias concretas por cítrico, con efectos concurriendo en órganos y rutas moleculares específicas, según ha explicado el investigador Arturo López Castel.

El estudio ha revelado que la magnitud de la respuesta tejido por tejido de la dieta suplementada con mandarina es considerablemente mayor que la obtenida con naranja en casi todos los órganos analizados.

Un segundo aspecto relevante fue el alto nivel de complejidad a la hora de interpretar los resultados ómicos en un contexto de 'normalidad' funcional observada tras la ingesta de las diferentes dietas –sin y con suplementación cítrica–, aunque la existencia de cambios en los niveles de muchos genes y proteínas sí era evidente.

En esta segunda fase el proyecto se definió con el objetivo de trabajar en profundidad el análisis de los datos ómicos, utilizando diversas herramientas bioinformáticas.

Los datos ómicos son conjuntos de datos biológicos que abarcan diferentes niveles moleculares de un organismo, como el genoma (genes), el transcriptoma (ARN), el proteoma (proteínas) y el metaboloma (metabolitos).

El equipo participante desde el Instituto Valenciano de Investigación en Inteligencia Artificial de la UPV (VRAIN) y liderado por el catedrático Óscar Pastor ha explicado que "los análisis bioinformáticos proporcionan una base sólida para identificar genes que responden a intervenciones nutricionales, mientras que las técnicas de 'machine learning' amplían este enfoque al detectar patrones complejos que los métodos tradicionales no captan por sí solos".

"La combinación de ambos está impulsando una selección génica más robusta, informativa y predictiva para aplicaciones en nutrigenómica de precisión", han concluido.

Finalmente, un tercer grupo de resultados, expuestos por la investigadora Raquel Pérez, del Incliva, incluye los primeros ejemplos concretos de resultados potencialmente relevantes tras el análisis de los datos obtenidos tras la dieta suplementada con mandarina en los dos primeros órganos analizados: corazón y cerebro.

Respecto al corazón, se han identificado correlaciones positivas en cambios de expresión en genes relacionados con un aumento de la respiración celular, de la función mitocondrial, así como con su potencial respuesta al estrés oxidativo y vascularización, sugiriendo un potencial efecto positivo sobre el funcionamiento de este órgano.

Un segundo resultado relevante también en corazón, y a partir de la ingesta de mandarina, es la reducción significativa de TGF-β, un biomarcador encontrado frecuentemente aumentado en diferentes tipos de cáncer.

Asimismo, se han identificado cambios consistentes en la expresión de genes relacionados con el control del establecimiento del ritmo circadiano en el cerebro.

La relevancia fisiológica de dichos cambios producidos en este caso por una dieta rica en mandarina aún no está clara, pero es una puerta "muy interesante" donde extender procesos de validación derivados de este proyecto, añade el estudio.