Opinión. A través del espejo
Gobierno valenciano: de la víspera a la cuenta atrás
El PP debe recordar todos los días por qué ha estado ocho años en el banquillo
Decía el presidente de la Generaltiat valenciana, Carlos Mazón, el día antes del debate de su investidura que estaba disfrutando de la víspera. «De la festa, la vespra», dijo en el trascurso de una intervención pública utilizando uno de esos refranes de los que los valencianos somos incapaces de encontrar en castellano.
La víspera se disfruta porque imaginas qué vas vivir en ese día tan esperado. Imaginas cómo será, apuras los preparativos, pero lo que le da más valor es que no ha empezado la cuenta atrás. Porque desde el día que una fiesta empieza, le queda menos para que acabe.
Algo de esto tiene que ver con la manera en la que ha comenzado Mazón la primera semana al frente del Consell. Eso y el «ritmo Mazón» del que ya he hablé en otra ocasión. En el primer pleno del Consell ya ha aprobado iniciar los trámites para suprimir el impuesto de Donaciones y Sucesiones.
Las semanas pasarán y puede ser que con los problemas que implica la gestión diaria, las desavenencias que seguro tendrá con Vox o la presión que ejercerá la oposición contra el Consell, caiga en el error de olvidarse de que los valencianos le dieron un mandato por cuatro años. El «efecto Palau».
Los populares vienen de pasar dos legislaturas en el banquillo. Convendría que el nuevo Gobierno valenciano lo tuviese esto siempre presente. El PP tiene motivos para vivir un momento de euforia, pero también para no caer en los errores del pasado.
Los ciclos en política son cada vez más cortos y aunque el PSPV se enfrenta a un otoño tan caliente en el ámbito interno como lo está siendo esta campaña electoral, los populares deberían colgar en sus sedes no solo imágenes de mítines multitudinarios, sino también de cuando han estado sentados en la bancada de la oposición. Al fin y al cabo, de lo que se trata es de no olvidar lo que se hizo mal.
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