Salud mental

Más golpes, pellizcos y mordiscos: la pandemia del covid agravó las autolesiones en adolescentes

Así lo afirma un estudio del profesor de Psicología de la UCV, Xavier Sanz

Los jóvenes son también víctimas potenciales del Covid.
Los jóvenes son también víctimas potenciales del Covid.Eduardo ParraEuropa Press

El profesor del grado en Psicología de la Universidad Católica de Valencia (UCV) Xavier Sanz ha descubierto en una reciente investigación que la gravedad y complejidad de las autolesiones no suicidas (ANS) de los adolescentes españoles aumentó durante la pandemia por covid-19, aunque no su prevalencia.

El experto de la UCV determina en su estudio que se ha observado "un uso más amplio de métodos y una mayor carga emocional y relacional en estas conductas".

Sanz ha contado con una muestra de casi 4.000 adolescentes de entre 11 y 19 años, divididos en dos grupos: uno reclutado previamente a la pandemia (1.729 participantes) y otro durante la crisis sanitaria (2.067), ha informado la universidad en un comunicado.

Uno de los hallazgos más relevantes del estudio es el significativo aumento de las formas más comunes de autolesión durante la crisis sanitaria mundial. Golpearse pasó del 46,8 % al 75,1 %; rascarse con fuerza, del 50 % al 74,8 %; y morderse, del 41 % al 70 %.

También se incrementaron otras conductas como pellizcarse, que subió del 39,4 % al 69,1 %, y estirarse del pelo, del 33,3 % al 54,4 %. Además, se registró un repunte en comportamientos de mayor gravedad, como quemarse, que casi duplicó su prevalencia al pasar del 6,9 % al 13 %.

Por otro lado, la investigación ha detectado un “preocupante” aumento del inicio de estas conductas entre los jóvenes de 12 años o menores, incluso antes de la franja más vulnerable que ha resaltado el trabajo, entre los 14 y 15 años.

Tal y como alerta Sanz, “cuanto más temprana es la aparición de las autolesiones no suicidas, mayor es su gravedad y el riesgo de cronificación”. “Un niño no debería necesitar una forma de autorregulación tan extrema”, señala, advirtiendo que “empezar antes de los 12 años implica haber interiorizado estos mecanismos demasiado pronto”.

Además, recuerda que, “aunque no tengan intención suicida, estas conductas están fuertemente relacionadas con el suicidio”.

La investigación, que forma parte de la tesis doctoral que ha defendido en la UCV, da continuidad al trabajo iniciado en la UCV en 2017 por la profesora Blanca Gallego, a partir de un diseño elaborado por la investigadora Sandra Pérez.

La disminución del sentido de la vida y la presencia de estilos de apego inseguros -especialmente el apego desorganizado- se asocian con un mayor riesgo de presentar conductas autolesivas. Asimismo, experiencias traumáticas en la infancia, como el maltrato o la negligencia emocional, actúan como catalizadores que agravan la severidad y complejidad de estas conductas.

Según explica el propio profesor, “la pandemia fue un contexto particularmente desafiante para la salud mental de los jóvenes, no sólo por las restricciones y el aislamiento social, sino por la incertidumbre y el estrés acumulados".

El autor del ensayo ha destacado la importancia de la intervención temprana y el apoyo emocional para prevenir el agravamiento de las autolesiones. Entre las recomendaciones, el profesor Sanz ha precisado la necesidad de crear programas educativos que fortalezcan el sentido vital y habilidades emocionales, así como la formación a profesionales de la salud y la educación para identificar y abordar factores de riesgo vinculados al apego y al trauma.