Opinión | A través del espejo
A las que luchan por sus tetas
El Ayuntamiento de Valencia concede la Medalla de Bronce de la ciudad a la Unidad de Lactancia del Hospital Doctor Peset
Antes de que Rigoberta Bandini creara un himno a la maternidad, en una sala del centro de salud de la Fuente de San Luis de Valencia hacía años que se había creado un ejército de madres dispuestas a luchar por sus tetas.
Un día a la semana este ambulatorio se convierte en un desfile de muchas mamás, y cada vez más papás, en el que fundamentalmente se comparten las alegrías y las penas de la crianza y, sobre todo, se recibe el apoyo de un maravilloso equipo de especialistas en lactancia materna.
El Ayuntamiento de Valencia ha decidido conceder la medalla de bronce de la ciudad a la unidad de lactancia del Hospital Peset- al que está adscrito el ambulatorio de Fuente de San Luis- en reconocimiento a labor que ha realizado en los últimos diez años para resolver esos problemas que llegan con algo tan natural como amamantar a un bebé.
Cada vez se habla con mayor naturalidad de los cambios emocionales que experimenta una mujer después de dar a luz. Y en este tiempo, lograr que la lactancia materna no sea un calvario es también un aspecto fundamental para la mamá y el bebé.
No sé a quién se le ocurrió proponer este reconocimiento, pero estoy segura que debe haber tenido una experiencia cercana con esta cuestión.
Reconocer el trabajo de aquellos que ayudan a una madre a alimentar de la mejor manera posible a su bebé sin desfallecer en el intento, es dar valor a la indescriptible misión a la que nos enfrentamos las madres cuando nos dan ese pequeño ser que acabamos de traer al mundo.
También es defender una cuestión de salud pública y que no se promociona tanto como se debería simplemente porque los beneficios económicos que reporta no van a la cuenta de grandes empresas.
Premiar a los que ayudan a amamantar es reconocer el trabajo de estos sanitarios que dan mucho porque no saben hacerlo de otra manera y es dar una medalla también, como canta Rigoberta, a todas las mamás.
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